Capítulo 2

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Me demoré en entrar, ¿Cómo no había secretaria?

Al final entre, él estaba de frente al enorme ventanal de cristal, mirando detenidamente, perdido en su mundo, viendo la ciudad de Nueva York... hubo un silencio incomodo durante cinco minutos.

Sin dejar de mirar hacía el ventanal... -¿Srta. Martins?

-¿He? ¡Si! Soy yo -dije totalmente nerviosa, para que decir mi incomodidad, sentía el mismo puto nervio de cuando estaba en el ascensor

-Seguramente se preguntara el porque de estar aquí ¿Tiene algo que decir al respecto?

Mierda, mierda, mierda.

Siempre la jefa me pillaba hablando mal de la empresa y maldiciendo, lo decía siempre cuando me dejaba trabajo extra cinco minutos antes a la hora de mi salida, ¿Qué hago? Me van a despedir.

Di un suspiro y lo largue...

-Bueno yo... no tolero que abusen de la gente. Una cosa son los horarios de trabajo, aquí son de la nueve de la mañana hasta las seis de la tarde. Segundo, es la voluntad de quedarse sin reclamar, y más cuando uno estudia o tiene hijos pequeños, tal vez hasta una familia. Tercero es el abuso de sus... bueno de los jefes a sus secretarias. Es desagradable entrar al baño de mujeres y escuchar que tal jefe abuso de... -y comprendí. Se volteo con una mirada seria, ¡Era el mismo chino del ascensor! Caminó hasta el escritorio y se sentó, puso sus codos en el escritorio y junto sus manos, con esto coloco su mentón sobre ellas.

-Por favor, prosiga, la escucho

-Emmm, señor, ¿Para qué me llamo? -dije con cara de pregunta, complemente incomoda

-¿No va a terminar? Me pareció interesante oírla -no tenía ninguna expresión, sus ojos color almendra solo me miraban curiosos, ¿De verdad será el gerente?

-Bueno, estoy agradecida de tener a la Sra. Edwards como mi jefa. -dije dudando de lo que había dicho primero, me sentía tan estúpida, ¿Por qué dije eso? Siquiera era lo que él esperaba que dijera.

-Ella no se aprovecharía de usted, ambas son mujeres -decía mientras colocaba su cabeza en su mano derecha.

-No abusa en ese sentido pero si en el laboral -dije en un pequeño hilo de voz, seguro me escucho, me siento estúpida.

-¿Usted tiene familia? -tomo un lápiz cuando me pregunto, comenzó a jugar con él mientras esperaba mi respuesta.

-No... si, padre y madre.

-¿Tiene hijos? -sin mirarme, continuaba jugando con su lápiz

-No señor

Me miro y mordió su labio inferior. -Entonces, ¿Por qué reclama Srta.? No tiene mayores preocupaciones, solo ocuparse del trabajo

-Estudio -dije con voz fuerte- además mi contrato dice que mi horario laboral es de nueve de la mañana hasta las seis de la tarde

-Talvez debería releer su contrato, ¿Le molesta quedarse?

¿Estamos hablando de qué? ¿Qué hago aquí?

-Srta. Martins ¿Qué estudia?

-Diseño de Vestuario señor -otra vez volví a mis nervios.

-Kwon... Kwon Ji Yong

-Sr. Kwon

-¿Sería amable de traer su contrato?, claro ya que usted es la secretaria de la Sra. Edwards, la que contrata y ve el papeleo del personal, incluso el mío

-Si señor -di media vuelta e iba abrir la puerta.

-No he dicho que puede irse, Antonia, quédese un momento

Ganas de tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora