Ganas de ti... por siempre Capítulo 13

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 Solo estábamos los dos en su oficina.

Él... sentado frente a mí.

Incluso, hasta en su oficina predomina su control... antes podría intimidarme ante su presencia de gerente dominante. Claro esta, antes era su secretaria... su asistente.

Ahora soy su novia.

Incluso como su novia tendría que intimidarme su manera de ser, pero por todo lo que hemos pasado siquiera la palabra intimidar me hace sentir calosfrío.

-¿Has venido hablar conmigo? –asentí.

Ji Yong estaba sentado... hundido en su asiento, sus hombros estaban caídos, sus manos en su regazo. En cambio yo... tenía mis hombros levantados, mis piernas cruzadas y mis manos en los brazos de la silla. En mi mano tenía mi taza de mockaccino que él me pidió hace unos minutos. Ji tiene su botella de agua... siquiera la ha tocado.

Hay que dominar la situación... sé que puedes Antonia, tú puedes.

-No quiero parecer celosa, pero si curiosa. –le dije, sus ojos me miraron. -¿Qué hacía Mina aquí? –mi voz sonó suave. Hasta podría decir que escuche mi propia voz con el tonito de... "Estoy tan molesta que seré suave contigo, incluso, seré sarcástica respecto a cualquier tema que hablemos..."

-No es lo que piensas...

-No pienso nada, enserio. Solo tenía curiosidad. –sonreí un poco y sorbí el mocka... -Vine porque...

-¿Podemos hablarlo esta noche? –dijo de repente.

-¿Por qué?

-Solo, no quiero saberlo ahora. –levantó una mano y la dejo en la mesa, comenzó a golpear el dedo índice con la mesa.

-Si es lo que quieres.

-Si. –apreté mis labios. Está mucho más nervioso de lo que creí.

-De acuerdo. –dije eso y su cuerpo se relajo sobre la silla. Miro al cielo... -Pretendo ir a Nueva York.

-¿Qué? –abrió los ojos de manera impresionada.

-Llevo aquí casi tres semanas, y quisiera ver mis a padres.

-¿Quieres irte?

-No irme, sino que viajar. Estar un par de días y regresar.

-Regresar... ¿Vas a regresar? –asentí.

Sonrió... suspiro, cerró los ojos y volvió a sonreír.

-Ji, lo que hablé con el doctor Jung no cambiará nada, absolutamente nada sobre lo que siento por ti.

-¿Viniste a decirme que te irás por un par de días a Nueva York y no porque vas a dejarme? –asentí nuevamente. –Oh maldición. –sonrió. –Y yo me atormentaba...

Si claro, tanto te atormentaste que Mina vino aquí.

-Así que, quizá pasado mañana me vaya.

-No vas a dejarme... -repitió y volvió a sonreír.

-No, ya te lo he dicho, ¿Qué quieres que haga para que me creas? –ay no... le di pauta para que me preguntará lo que no quiero decirle aun...

-Ya sabes lo que quiero, pero tu cara ya lo demostró. –se puso serio.

Pase saliva. –Bien, ya me voy... -me levanté e iba a dirigirme a la puerta.

-Mina vino porque se lo pedí. –me detuve. –La amenacé...

-¿Qué hiciste qué?

-No se acercará a ti. Tomé medidas con respecto a lo que me has dicho sobre la droga que te han echado en el vaso.

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