Ganas de tí

Capítulo 7

-Lo siento. Anoche llegue tarde.

-¡Te deje miles de mensajes! Sé más consciente

-¡Ya! Estoy atrasada. Adiós.

-¡No me cortes!

-Controla tu temperamento.

-Lo intento. Pero tú no ayudas mucho.

-¿Qué no ayudo? ¡Te estoy ayudando a decorar tu casita que por cierto es una enorme mansión!

-¡No me grites!

-¡Tú no lo hagas!

Por su culpa no me dejo dormir y esta mañana insistía con sus mensajes y demás. Intente calmarme. No podemos ser los dos temperamentales.

-Escucha. Estoy bien. Hace tu trabajo tranquilo. Llamaré a tu chofer para que me lleve ¿De acuerdo? No usaré tacones para no resbalar ni caer. ¿Más tranquilo? -intente ser suave. Pero él...

-Lo único que te pedí fue que contestaras todo. ¿Lo hiciste?

-No. Pero entiende. Estuve ocupada.

-¡Debes responderme!

-Oye... ¡Uy! Me corto. -¿Qué se cree? Siquiera tuvimos una conversación laboral. ¿Qué nos esta pasando?

En todo el día no me ha llamado. Ni mandado emails.

Me pareció raro. Charlie me preguntaba como estaba a cada momento. Sabía que Ji se comunicaba con él.

-¿Sabes? Pienso renunciar.

-¿Qué? -Charlie me miraba impresionado. -¿Renunciar a la decoración?

-Al trabajo. No soporto a mi jefe. Soy su secretaria. No soy su esclava.

-No creo que le guste tu decisión.

-Tendrá que aceptarla.

-Hemos finalizado.

-Al fin. -mire mi reloj y eran casi las diez de la noche. Por culpa de Ji no he ido a clases estos dos días. Suerte que Vero es generosa y me dice todo.

Toda la mansión quedo esplendida. Tengo buen gusto. Gracias a Charlie todo no fue tan pesado.

Estoy agotadísima. Son casi las doce de la noche y Vero esta frente a mí.

-Mañana Martins. Te celebraremos tu ascenso.

-¿Mañana?

-Si. Es viernes y salimos un poco temprano de clases.

-OK. ¿Dónde siempre?

-Donde siempre. Invite a Mike.

-Ok. -la mire y me miro algo pesada. -Lo siento. Estoy cansada.

-Vete a descansar. ¿Mañana vas al trabajo?

-Si. Es viernes. No estará mi jefe. Puedo adelantar para el lunes.

-Oye. ¿Cómo te va con tu jefe?

Suspire. Tome aire. Cerré los ojos y hable. -Bien.

-¿Bien? ¿Solo bien?

-Si. ¿Qué otra cosa querías escuchar?

-Anto. ¿Vas bien con alguien que te vigila? ¿Qué te invita a cenar? Qué te trae a casa. -¿Qué me cela? ¿Me trata de tú? ¿Se enoja? ¿Se preocupa? Y me da obsequios. Creo que nada más a la lista.

-Si. Voy bien. Ya le deje las cosas en claro. No me relaciono con jefes.

Suspiro. Cerró los ojos. Ya sé. Me estoy negando a algo que puede ser posible pero no quiero. ¿Qué cosas digo? Nada puede ser posible. -OK. No diré nada más.