ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry Styles

Into Darkness

Algo cambió entre Harry y yo después de nuestro momento en el jacuzzi. Ahora pareciera que no podemos mirarnos si quiera, después de que hace unas horas no podíamos quitarnos las manos de encima.

Lo observo desde la distancia, trata de construir un castillo de arena con el pequeño Noah y es evidente que lo está disfrutando demasiado.

Hace un rato todos decidimos bajar a la playa y desde entonces no nos hemos dicho una palabra.

Creo que no debí preguntarle nada. Algo en él es diferente y ahora me siento terrible.

Un poco más que antes. Y siento que aumenta con cada minuto que pasa.

Es como una opresión en el pecho que no me permite respirar como es debido. Me duele, no podría describirlo con palabras; simplemente duele.

—Te envidio ¿Sabes?— la voz de Becca a mi lado me trae a la realidad.

Volteo para mirarla. Esta recostada encima de la toalla que colocó sobre la arena y con unos extraños lentes de sol puestos.

—¿De qué hablas?— tallo mis ojos con fuerza para eliminar las lágrimas que se habían acumulado.

—No tienes que tomar el sol por horas para que tu piel cambie de tono— suelta un bufido— tu color canela natural es perfecto.

—Gracias— me encojo de hombros— creo.

—¿Crees que si le pido a Harry que sea el niñero de Noah acepte?

—Becca...— niego con la cabeza— ¿escuchas lo que dices?

—Sí— se quita los lentes y mira hacia donde Harry— no sé, es...impresionante. Ni siquiera Jace tenía ese efecto en el niño.— se incorpora sobre la toalla y suspira— supongo que no pudieron crear un vínculo ya que Jace trabajaba todo el tiempo.

No sé si se da cuenta, pero habla demasiado del hombre que se supone que mando a la mierda hace a penas un día.

Jace esto, Jace el otro, Jace, Jace, Jace...

—Sí, tal vez sea eso.

Ahora yo me recuesto en la arena dejando que el sol me dé de lleno. No quiero aceptar que estoy triste, pero lo estoy. Por más que intento disfrutar del momento y del lugar simplemente no puedo.

El saber que Harry tenía preparado los nombres para sus hijos hizo que la carga de no poder concebir aumentara un mil por ciento.

Hace que me pregunte si el haber vuelto con él fue la mejor decisión que tome.

Porque, nunca en mi vida había sido más sincera como cuando le dije que buscara a una mujer que le diera la familia que tanto desea y lo hiciera muy feliz. Y si en algún momento de nuestras vidas me dice que ya no quieren estar conmigo por no poder concebir, lo dejaría ir sin problemas.

Porque lo único que me importa es que sea feliz, aunque no sea conmigo.

—¿Y ahora a ti qué te pasa?— se deja caer de lado y dobla el brazo de modo que su mano sostiene su cabeza— pareces perdida.

—Tengo...— trago duro— sólo estoy pensando cosas.

—¿Qué tipo de cosas?

—Sólo cosas Becca— suelto una pequeña risa para pretender que el asunto no es tan importante— nada especial.

—Pues esas cosas nada especiales parece que te afectan— comenta.

Y ahí esta de nuevo. Dándose cuenta de que algo no anda bien.

—No creo querer hablar de eso— admito— sólo tengo que dejarlo pasar.

—Es que ése es tu problema— me acusa— te guardas las cosas y te torturas sin piedad hasta que llegas al límite y es demasiado tarde.