El dolor es real. Me hubiera gustado que todo lo que ha pasado sólo haya sido producto de mi imaginación, o una horrible pesadilla. Pero no, todo es real. Es mi vida, mi realidad.
Después de todo no pude renunciar a Zayn ya que su partida me dolió mucho más de que lo pensé. Quería pedirle que no se fuera, quise gritarle que lo necesito demasiado, pero no pude hacerlo. Y no habría sido justo.
Lo que siente por mí fue un enorme impedimento, no podría haberle correspondido como se merece y tan sólo el terrible hecho de pensar que habría sufrido mucho me tortura sin piedad.
Además el convertirse en un peleador profesional era su más grande sueño, tampoco habría podido privarlo de eso.
Hace rato que dejé de llorar. O tal vez las lágrimas por fin se agotaron y ya no queda nada más. Estoy sentada en el suelo de la regadera debajo del abundante chorro de agua helada.
Anocheció hace un rato, Becca no ha vuelto de su misteriosa salida y yo siento que ya no puedo más con cada segundo que pasa. Siento que ya no tengo un propósito en la vida, es como si todo aquello que me hacía feliz jamás hubiera existido. Estoy vacía.
Quisiera...
El timbre de la puerta interrumpe mis pensamientos, trayendome a la realidad. Estoy comenzando a odiar ese maldito ruido, cada vez que suena alguien aparece del otro lado con algo no muy bueno para decir. Me levanto con pesar, me enrollo en la toalla y salgo del baño para atender.
Cuando creí que ya nada me podía sorprender, Draco aparece ante mí, trayendo oscuros recuerdos que creí haber desechado hace mucho. Él no es el problema, sino el hombre con el que estaba. Alexander fue alguien que dejó una marca en mí, una que no me gusta recordar y mucho menos admitir.
—Por Dios niña— es lo único que sale de su boca.
Supongo que debo verme mucho peor de lo que miro en el espejo.
—¿Qué...— Estoy tan perdida que ni siquiera soy capaz de reconocer mi propia vez. Estoy tan jodida que ya ni siquiera me importa que un hombre -no desconocido del todo- me vea en tan sólo una toalla y luciendo como la mierda.
—¿Qué hago aquí?— dice cuando no doy señales de decir otra cosa.
—Eso— sonrío de mala gana.
—¿Puedo pasar?
Me encojo de hombros y me aparto para que entre. Cierro la puerta detrás de mí y lo sigo hasta la sala de estar.
Ahora que lo veo de nuevo después de nuestro encuentro en el apartamento de Hannibal, me doy cuenta de que su cicatriz ya no luce tan escandalosa. No al menos para mí. Ahora lo veo como algo bastante normal.
Se sienta en el sofá y yo lo hago en el contiguo. Hay silencio por unos minutos, mientras me mira y pareciera procesar lo que ve. Creo que mi nueva yo no le gusta.
—Harry no está aquí— no sé por qué dije eso. Pero sentí la necesidad. Si no ¿por cuál otra razón estaría aquí?
—Ya sé que no está— responde— no vine aquí a buscarlo.
—De acuerdo— me abrazo a mi misma con la esperanza de tener al menos un poco de consuelo. O por el simple hecho de sentir algo. La persona que solía reconfortarme ante situaciones como ésta se ha ido, y creo que para siempre.
—Yo sólo...— suelta un risa desganada— trato de entender qué es lo que pasa.
—No sé de qué hablas.
—No creas que no estoy enterado de tu situación— dice— Harry me lo dijo.
—¿Y por qué hizo tal cosa?— pregunto— ¿por qué estás con él en primer lugar? Creí que estabas muerto.
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ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry Styles
Fanfiction"(... )Así pues, refrenó las inclinaciones de su corazón y no se permitió concesiones a la piedad. El siguiente sentimiento que se apoderó de su alma fue una absoluta maldad".