ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry Styles

The Price

Una semana.

Una jodida semana sin saber de ella.

No importa que busque en los lugares a los que normalmente está. Simplemente no puedo encontrarla.

Es como si se hubiese desvanecido.

Jamás pude dejar la maldita costumbre de seguirla a todos lados. A pesar de que ya no estamos juntos, no puedo evitarlo. Siempre tuve la necesidad de verla y saber que estaba
a salvo.

Estoy asustado hasta la mierda. La idea de que pudo haber hecho algo estúpido me tortura terriblemente. Las palabras de Draco dan vueltas en mi cabeza haciéndome sentir enfermo.

No podría soportar el hecho de que puso fin a su vida. Sabiendo que el único culpable soy yo.

Toco con fuerza la puerta del apartamento de Becca y no tengo que esperar demasiado. No la dejo decir nada y entro de prisa en cuanto abre. No había querido venir aquí, pero mis opciones se agotaron.

—¿Dónde está?— pregunto volviéndome hacía ella.

Me mira con el ceño fruncido, claramente confundida por mi presencia y mi inesperada pregunta.

—¿De qué estás hablando?— cierra la puerta con fuerza y cruza los brazos sobre el pecho.

—¿Dónde está ella?— pregunto de nuevo. Esta vez con irritación.

—¿Cómo sabes que no está aquí?

—Becca por favor— hay advertencia en mi voz. Lo que menos quiero es ser grosero, pero últimamente he estado arruinando las cosas y no me sorprendería que ella también me mande a la mierda— sé que no está aquí.

Su gesto se suaviza, y puedo ver como su cuerpo se libera de la tensión.

—No lo sé— responde— ella...— ríe nerviosa— se fue de aquí hace una semana.

—¿A dónde?

—Ya te dije que no lo sé— ahora ella suena irritada.

—¿Cómo no puedes saber dónde está?

—¡No lo sé!— exclama visiblemente
molesta— ¡se fue! ¡¿De acuerdo?!

—¿Y por qué no la detuviste?

—Me di cuenta de que no estaba a la mañana siguiente— su voz se quiebra— ni siquiera dejó una nota o llamó para darme una explicación del por qué lo había hecho.

—¿Tienes alguna idea de dónde podría...— de repente una posibilidad se hace presente. Una que me hace enfurecer.— Está con Hannibal.

—¿Lo estás afirmando o preguntando?— pregunta— como sea.— continúa cuando no hay respuesta de mi parte— No está con él porque también vino a buscarla.

—Maldición— mascullo. Aunque no me agradaba la idea, el hecho de que podría estar con él me llenaba de esperanza.

—¿Cómo supiste que no estaba aquí? O en algún otro lado.

—Porque la había estado siguiendo y de repente desapareció.

—Perturbador— frunce el ceño— en serio.

—Sólo lo hago para asegurarme de que está bien.— No tenía la intención de justificarme. Pero su expresión ante mi confesión en serio pareció perturbarla.

—Pues nada estuvo bien desde el día en el que su relación terminó — admite— la pobre estaba más perdida que nunca y lo único que hacía era llorar.

—Todo es mi culpa— digo, más para mí mismo que para ella.

—Creo que ambos tienen un cierto porcentaje de culpa— se encoje de hombros— no podría decir quién tiene el más alto pero...ambos son culpables.