ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry Styles

Under The Line

—No sé qué es lo que quiera— respondo— pero no voy a dejarlo ahí.

Ríe de mala gana y peina su cabello hacia atrás en un gesto de molestia.

—Harry, por favor. Acepté volver contigo esperando que las cosas en las que nos equivocamos en el pasado ya no se volvieran a repetir— me acerco a él y enrollo mis brazos en su cuello. No me mira, su vista esta puesta en otro lugar y enarca una ceja incrédulo— yo nunca te he reclamado nada, no creo que sea justo que tú me reclames por esto. Él es mi amigo, así como Zayn también lo es.

—Zayn está enamorado de ti— dice con cierto tono de molestia— él no tiene muy en claro que sólo es tu amigo y eso me enoja demasiado.

—Lo quiero Harry— digo, logrando que me mire— es mi amigo. A ti te amo, no puedes comparar eso.

—Eres mía— sus manos toman mi cintura con fuerza y me pega a él— quiero que eso esté muy claro. Ni Zayn, ni el imbécil que espera por ti van a cambiar eso.

—Vamos a necesitar tiempo para aclararlo— junto mis labios con los suyos y lo beso por unos segundos— tengo que decirle a mi madre con calma que de nuevo estoy contigo. De hecho, a las personas que merecen saberlo.

—Entiendo— junta su frente con la mía y cierra los ojos— me gustaría que fuera lo más pronto posible.

—Tranquilo— me aparto de él— volveré en un momento ¿de acuerdo?

—Aquí estaré— trata de sonreír, pero no lo logra.

Se sienta sobre el colchón y lo beso rápidamente antes de salir de la habitación.

—¡Espera!— dice.

Me detengo antes de abrir la puerta y me vuelvo.

—¿Qué ocurre?

—No llevas puestos los jeans— se levanta de la cama y toma los jeans que yacen tirados en el suelo.— que se pudra el desgraciado. No va a gozar del privilegio.

Había olvidado por completo que no los llevaba. Después de la dramática escena sólo me coloqué la ropa interior y el suéter.

Me entrega la prenda y salgo de la habitación una vez que me los pongo.

Bajo las escaleras a paso apresurado y Hannibal aparece en mi campo de visión. Esta sentado en uno de los sofás y se levanta en cuanto me ve.

—Hola— me saluda con una sonrisa.

—Hola— respondo de vuelta.

Enrolla sus brazos alrededor de mí sin que pueda hacer algo al respecto. Tardo un momento en corresponder a su abrazo, y en cuanto lo hago, me aprieta un poco más contra él a tal grado de casi dejarme sin aire.

—Lamento la hora—  se aparta de mí pero sus manos toman mis brazos impidiendo que me mueva— tal vez fue muy inapropiado venir pero tengo que decirte algo y no puede esperar.

—No hay problema— sonrío.

Me conduce hasta el sofá y obliga a que me siente. Se acuclilla frente a mí y toma mis manos.

—Quisiera llevarte a un lugar, mañana.

—¿A dónde?

—¿Confías en mí?— sus manos suben a mi rostro y me sobresalto un poco al descubrir lo frías que están.

—Por supuesto— respondo en un susurro.

—Entonces no hace falta que lo sepas— dice— y mientras no pienses lo peor de mí tendrás que esperar hasta que lleguemos ahí.