Han pasado tres días desde que conocí a aquel extraño chico en la bodega. Todavía no me ha llamado, pero he calmado mi ansiedad con cigarrillos comunes que compré en el supermercado ayer que mamá y yo fuimos a hacer las compras.
Los compré sin que se diera cuenta, obviamente. El único que sabe de la existencia de esos cigarrillos es Zayn, sólo porque se me ocurrió prender uno a la hora del almuerzo en la universidad y no recordé que tiene la costumbre de seguirme como una sombra.
No le pareció al principio, pero no tenía derecho a reprocharme cuando él también es un fumador compulsivo. Además, sus cigarrillos son diferentes y los únicos que soy capaz de fumar son los mentolados, esos tienen mejor sabor. No creo que fuera prudente pedirle a él unos cuantos regalados.
Los cigarrillos me han ayudado a dejar las pastillas, la necesidad de tomarlas ya no es tan intensa como antes y siento un poco de alivio por eso.
Aunque en realidad los cigarros aumentan la ansiedad en vez de disminuirla, pero todo es psicológico, si crees que la nicotina te hace sentir menos ansiosa, entonces así será.
Estoy sola en casa, mamá salió hace un rato sin decirme a dónde iba y no sé cómo sentirme al respecto. Sólo ha estado dos años aquí y no creo que conozca bien la ciudad todavía. No dije nada, sin embargo.
Son pasadas las cuatro de la tarde y no podría estar más aburrida. No hay nada en la televisión, ya hice mi tarea, ya estudie para un examen de preparación que será el viernes y ya me fume dos cigarrillos. Siempre lo hago al pie de la ventana de mi habitación para que el olor no quede impregnado en ningún lado.
Así que aquí estoy, sentada en el sofá frente al televisor cambiando los canales como una loca.
El sueño comienza a invadirme pero el ruido del timbre de la puerta me hace dar un respingo. Me levanto con todo el pesar del mundo y camino a paso lento hasta que llego a ella.
La abro y me sorprendo al ver a la persona que está del otro lado. Sus enormes ojos azules me examinan de pies a cabeza y eleva una ceja cuando nuestros ojos hacen contacto.
—¿Qué está mal contigo?—. Dice, con esa voz chillona que me resulta molesta.
—¿Disculpa?—. Cruzo los brazos sobre el pecho sintiéndome un poco molesta— ¿Qué quieres Louis? No supe nada de ti en todo este tiempo y ahora te apareces como si nada sólo para...
—Es que te extrañé—. Me interrumpe.
—Eres un idiota
—Tal vez—. Sin previo aviso entra en la casa y cierra la puerta detrás de él dejándome como una tonta— lamento no haber venido si es que eso te hace sentir mejor.
—Como sea—. Ruedo los ojos—¿Qué quieres y por qué vistes así?
Lleva unos jeans negros ajustados con aberturas en las rodillas, una camiseta blanca simple y unos tenis negros con líneas azules a los costados.
—Así visto normalmente—. Responde encogiéndose de hombros.
—Claro—. Llegamos a la sala de estar y tomamos asiento— ¿te cortaste el cabello?
—Sólo un poco—. Asiente— pero vamos, no vine para hablar de mi cabello ni de mi forma de vestir.
—¿Ah no?
—Tú tampoco luces bien por cierto—. Me acusa.
—Jamás dije que te veías mal—. Digo un tanto ofendida— pero gracias.
—Lo siento, no era mi intención...
—¿Qué quieres Louis?—. Pregunto irritada.
Sus facciones se endurecen de inmediato dando entrada al Louis serio y calculador. Frota sus manos entre sí y suelta un largo suspiro.
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ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry Styles
Fiksi Penggemar"(... )Así pues, refrenó las inclinaciones de su corazón y no se permitió concesiones a la piedad. El siguiente sentimiento que se apoderó de su alma fue una absoluta maldad".