Good Behavior

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Siento el corazón se me saldrá del pecho. Todo a mi alrededor pareciera haberse encogido y lo único que sobresale es la imponente presencia que está frente a mí.

Me siento tan pequeña, indefensa, de nuevo soy aquella chiquilla tonta a la cual le asustaba todo. Y me odio por eso. No esperaba sentirme así, tampoco esperaba encontrarme con Harry, pero aquí está.

Sus ojos me miran fríos, justo como la primera vez que nos encontramos. Sólo que ahora luce diferente, muy diferente.

Creo que es más alto, su semblante tiene mucho más poder que el de antes y no puedo evitar sentirme intimidada. Siento las manos empapadas de sudor, también, estoy temblando como una gelatina. Quisiera correr y esconderme en el rincón más oscuro de este lugar, pero mis pies están clavados al suelo.

Todo es diferente en él a simple vista, hasta su cabello. Se lo ha cortado y eso hace que sus facciones luzcan más afiliadas y duras.

Cierro los ojos con fuerza, rogándole a Dios que esto sólo sea un producto de mi imaginación y que el alcohol esta jugando sucio.

Los abro, pero él no desaparece.

La respiración comienza a faltarme, el nudo en mi garganta pesa tanto que que amenaza con asfixiarme. Logro moverme, retrocedo unos cuantos pasos, y unos cuantos más hasta que giro sobre los talones y me echo a correr.

Choco contra todos, me duele el cuerpo, pero no me detengo. Comienzo a gritar el nombre de Hannibal con la esperanza de que me escuche. Necesito encontrarlo, quiero irme de aquí cuanto antes.

—¡Hannibal!—lo llamo desesperada— ¡Hannibal!

Las personas me miran como si fuera una loca, pero no me importa, siento que voy a morir si no salgo de aquí.

—¡Hannibal!— corro hacia la puerta que lleva al área de entrenamiento y entro— ¡Hannibal!

De pronto, Hannibal aparece en mi campo de visión.

—¡Hannibal!— grito y corro hacia él.

Me arrojo a sus brazos y enseguida las lágrimas que no quería derramar salen sin control.

—¿Qué pasa?— pregunta. Enrolla sus brazos alrededor de mí y me aprieta con fuerza.

No puedo hablar, tampoco puedo dejar de llorar.

—¿Qué pasó?— pregunta de nuevo, pero esta vez la urgencia es visible en su voz— estas temblando, dime qué tienes.

Los sollozos no se hacen esperar y yo no puedo creer que de nuevo este llorando por ese imbécil. Creí que ya me había hecho fuerte, creí que si algún día lo volvía a ver me daría igual, pero me equivoqué. Mis entrañas están contraidas, pero no sé si es de dolor o de coraje, coraje hacia mí misma.

Hannibal toma mi rostro entre sus manos y me separa de él.

—¿Qué pasa?— sus ojos me miran desesperados.

No puedo decirle qué pasa porque no va a entenderlo. Hannibal no sabe de la existencia de Harry, no sabe nada de mí, de mi historia.

—Sólo...— sollozo— quiero irme.

—Pero...

—¡Por favor Hannibal!— pido— hay que irnos.

No digo nada más, me doy media vuelta y comienzo a caminar hacia la salida. Hannibal me sigue por detrás sin decir una palabra.

Salimos del lugar, subimos a su auto y nos ponemos en marcha de inmediato.

Trato de recuperar la estabilidad, trato de procesar lo que acaba de pasar, pero no puedo. Me es tan difícil aceptar que lo tuve en frente de mí después de tanto tiempo, luciendo de manera diferente, no se parece nada al Harry de antes.

ENGLISH MAFIA II: RESURRECTION | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora