Capítulo 3.2: Preparativos

60 9 2
                                    

Bajo del taxi y me espera una bienvenida de GameTubers entre los que está Santiago Riera. Todos aduladores que me hacen mucha gracia. Cada vez que hablo con ellos me imagino la reacción de Canela al oírlos. Es muy divertido.

—¡Milho!, ¿cómo estuvo tu viaje? —pregunta uno.

—Fantástico, muchas gracias.

—¿Sabías que en cualquier momento llega Canela a éste mismo hotel? —me informa otro.

—Sí, por supuesto, así fue planeado —miento y sonrío imaginándome a Canela explotar de rabia.

—Entonces confirmas que se reunirán aquí —dice el primero.

—Claro. Es lo que más queremos.

—¿Es cierto que ya se habían encontrado en varias oportunidades desde que la ayudaste a rehacer su vida?

Lo miro y me sonrío ampliamente. Es Santiago. Me divierto mucho con las conjeturas que sacan los GameTubers, pero más me divierte imaginarme la reacción de Canela ante las mismas, así que jamás los contradigo.

—No voy a hacer comentarios de nuestros encuentros. No creo que la señorita desee que lo haga.

—Pero al menos cuéntanos cómo fue que la ayudaste a salir de las drogas y a recuperar su vida —insiste Santiago Riera.

Me río. No recuerdo que me hayan hecho esa pregunta tan directamente antes. Es muy incisivo.

—Disculpe señor... —Dejo la palabra en el aire para que complete su nombre aunque ya lo sé.

—Santiago Riera del canal Todo Juegos —contesta orgulloso. No se intimida para nada.

—Esos son temas muy personales que deberían preguntarle a ella. Yo solamente le di un impulso monetario a su carrera cuando se encontraba por el suelo.

Y fue literalmente eso lo que ocurrió. Sólo que no sé si a Santiago le gusta re-interpretar lo que digo y usarlo para su beneficio o simplemente no se da cuenta que siempre hago la misma descripción literal del primer video público que aman reproducir desde hace ocho años, sobre Canela y yo.

Mi sonrisa se amplía aún más. Es muy gratificante recordar esa experiencia con la persona que me había hundido en la angustia por los anteriores dos años de mi vida.

Santiago es muy complaciente conmigo pero esta ensañado con Canela a pesar de que aparenta adorarla. Sólo que lo hace como quién adora a un loco que hay que darle la razón. Agradece mis respuestas y mi buena disposición y termina con un comentario de cierre frente a cámara que a Canela le va a encantar.

"Esas fueron las palabras de Milho. Sabemos que Canela jamás reconocerá en público los problemitas de adicciones que la llevaron al estado calamitoso en que se encontraba en la Gamescom de hace ocho años atrás".

Entro al hotel sin poder contener la risa.

Me acompaña el botones con mis valijas y me mira divertido sin comprender de qué me río tanto.

—Señor Milho —dice la gerente en alemán mientras se nos acerca extendiendo su mano.

Me sonríe con desparpajo. Seguramente cuando esté acomodado va a querer inspeccionar mi habitación y yo voy a estar incluido en el recorrido. ¡Bueno! No soy un monje y hasta dónde sé, Cinnamon18 está con alguien y no tenemos ningún compromiso de exclusividad.

Beso la mano de la señorita en vez de estrechársela simplemente. Eso las desarma.

—No, no se encuentra bajo ese nombre —interrumpe la recepcionista.

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora