Capítulo 8.1: Resaca

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Mi corazón galopa acelerado. ¡Milhonguita! Vuelvo al hotel huyendo de sus garras. El muy fanfarrón se cree que puede tan fácilmente conmigo. ¡Engreído!

Tengo la sensación extraña de haber revivido un sueño. ¿Qué habré soñado?

"Mirame mi amor" —Una mano en mi barbilla. Un flash, un recuerdo cruza mi memoria y se escapa de mi conciencia. No puedo recrear el contexto. Presiento a Milho detrás y me apuro a entrar al hotel.

—¡Canela! ¡Qué fiesta anoche! ¡Te felicito! —y agrega más bajito—: a pesar de todo. —¡Dios! Habla de mis supuestas adicciones y los demás asienten.

Apenas son las 5:30 AM, ¿cómo pueden estar ya, a esta hora los gametubers haciendo notas? —¡Los esperamos toda la noche!

Ah, ya entiendo.

—¿Nos esperaron? —pregunto desconcertada.

—¡Claro! ¿Lo consiguieron? ¡El mundo virtual está en vela para corroborar que esta noche se consagran como los emblemas vivientes de la diversión!

—¿De qué hablan? —le pregunto en secreto a Milho.

Nos miramos y una parte de la noche vuelve a nuestra memoria.

—¡¡¡NOOOOO!!! —gritamos a dúo.

—¡Decime que no pudiste abrir las cerraduras digitales de la jaula del mamut clonado!

—No pude.

—¿En serio?

—¡No! —grita y corre adentro. Lo sigo.

—¡Felicitaciones por el esfuerzo! —me dice otro de los que creen que fui alcohólica y adicta. Luego habla por lo bajo a un amigo. Es la típica reacción incentivada por recurrentes comentarios del desgraciado de Santiago.

—¡Milho! ¡¿Qué vas a hacer?! —pregunto corriendo por el pasillo.

Entramos a una de las salas de usos múltiples para huéspedes.

Se sienta, saca su tablet y despliega el menú holográfico. Comienza a internarse en el código de la ciudad y luego en el del zoológico.

—¿No te sigue más tu dron?

—¡¿Estás loca?! Ahora soy famoso. No voy a facilitarle la tarea a los paparazzi. Me hackean y saben todos mis pasos. Además está prohibido el uso en las grandes ciudades en las que me muevo. Mucha congestión e interrupción de señales por lo masivo que se había vuelto.

Varias horas después, llegamos a la conclusión de que el mamut no está donde se suponía y es inútil haber cerrado la jaula. Fue demasiado tarde.

—¿¡Cómo pudo haber desaparecido un animal de cinco metros de altura?!

—Se extinguió hace siglos —dice el muy irónico.

Te volviste un tarado insoportable. Te odio —no se lo digo.

—Idiota —eso sí me permito decirle—. ¿Me podés decir cómo no encontrás a un bicho de cinco metros, extinto hace cuatromil años caminando por una ciudad? Deben estar ocultando la noticia.

—Seguramente. No lo puedo ubicar en ninguna de las cámaras de seguridad y anoche yo mismo desactivé las del zoológico.

—¿Para qué las desactivaste?

Me mira travieso.

Su índice señala hacia las pantallas del salón. ¿Qué soñé? De pronto me viene esa inquietud. Algo de lo que me hace sentir con su mirada me recuerda que lo del sueño quedó inconcluso.

Las noticias muestran imágenes nuestras.

"Los héroes de los gamer dan que hablar".

"Fueron vistos discutiendo toda la noche".

"Hay imágenes".

"Se dice que anoche tuvo lugar una serie de disparatados eventos inconexos que podrían tener a la parejita como punto en común".

—¡Canela! —Stefano se acerca hecho una tromba.

—Stef, te lo giuro. Faccio tutto quello che tu vorrei. Tutto! Non essere arrabbiato— prometo en un arrebato de pavor.

Stefano se frena en seco y me mira. Milhonguita también.

—Tutto? —preguntan a dúo el innombrable y Stefano. Uno con cara de preocupación y el otro relamiéndose ante la oportunidad que ve y que yo no puedo imaginar.

—Todo lo que me pidas Stefano. Te lo juro. No te enojes. Te juro que sólo tratamos de hacer lo que nos pediste.

—Ma! Cosa avete fatto? —pregunta indignadísimo entre muchos reproches y retos hasta que se oye al gametuber decir:

..."Los que se pelean se aman"...

Una serie de disparatadas conjeturas dan lugar a debate entre todos los comentaristas de la noticia en el estudio y también entre los que están a nuestro alrededor preparándose para una conferencia. Me pongo roja. Voldemort sonríe satisfecho. El engreidito disfruta de verme sufrir.

Stefano sonríe.

—Forze non c'è stato troppo... —Se frena y me aclara amenazante—. Ma tu hai fatto una promessa! ¡Debes cumplirla! Capisci?

—Capisco Stefano. Non ti preoccupare.

Milhonguita me mira estresado mientras Stefano se dirige a su reunión matinal y me dirige una sonrisa entusiasta.

—¿Desperdiciaste una promesa de "cheque en blanco" solamente porque peleamos frente a todos? ¿Qué le vas a prometer cuando se entere lo del mamut?

—Milhong... ¡njjcf cff, cof, cof! —disimulo el desliz con una tos—, Milho... Tenemos que hacer algo. Vayamos a investigar. Si ese pedazo de mamut (y ahora no estoy hablando de Pablita) —le aclaro y se ríe—, llega a aparecer por ahí, somos boleta. ¡Caput! —remarco—. Alguien debe saber lo que planeamos anoche. Los gametubers que nos saludaron parecían saber todo el itinerario. Alguien nos va a deschavar. Si nos delatan, estamos muertos.

—¿Qué podría pedirte Stefano que no te pida ya?

—¡El mamut!

—¡Bueno!, ya vaa... ya lo estoy buscando.

❤❤❤

Estoy que echo espuma por la boca. Sin dormir, estuve ayudándolo durante seis horas a buscar al mamut que él liberó. Faltamos a todas las reuniones y dejamos a Mika y Matu a cargo de todo. ¡¿Quién me manda?! ¡Si él fue el que se mandó la macana! ¡Pobre bicho! ¡Qué mamúa teníamos que no nos acordábamos de todo lo que le habían hecho! ¡Borrachísimos! Y me quedo corta.

¿¡Para qué lo sigo!? ¡Magolla lo va a ayudar a ocultar todo lo que le hicieron por su culpa! Una cosa que le pedí. ¡Una!, y no es capaz de concedérmela. ¿¡Me vas a decir que no va a tener una copia de alguno de los miles de videos!?

Dice que los borró todos... ¡Qué los va a borrar! ¡Mentira!... ¿Cómo va a hacer algo así?... ¡Cómo pudo hacer algo así! ¡No eran sólo sus videos!. También eran míos. Él siempre me insistía en guardarlos como él decía. La Policía no pudo haberse llevado todo. Siempre está la nube.

Lo que pasa es que quiere seguir vengándose de mí. No quiere que entregue pruebas de mis dichos, para que me sigan tratando como a una loca adicta en recuperación.

Tengo mucho sueño pero con la rabia que tengo no voy a pegar un ojo. Necesito ver a mi tano. Con él me calmo y siempre me saca una sonrisa. No supe nada más de él desde hace dos días y está perdido en un laberinto. Ambos lo estamos. Jamás le pasé mi teléfono. No estoy segura si fue una buena decisión.

Entro al juego para intentar ayudarlo o desentrañar el enigma y encontrar la salida. No hay nadie más que yo rodeada de ligustros. Permanezco un rato antes de escuchar que golpean a la puerta. ¡Tanta tecnología y se siguen usando los nudillos!

—¿Quién es?

—Sono io bellezza. Devi fare il pagamento adesso.

—¿Ahora Stefano?

—Si, adesso. Devi pagare adesso.

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora