Capítulo 3.1: Preparativos

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Voy camino al aeropuerto. Matu ya me advirtió que Canela va a estar en el mismo hotel. Mika se lo contó a Damián, él a Pablo y Pablo a Matu para que me avisara. Aunque no quisiéramos, nuestros caminos siempre se van a cruzar. Sé que Canela les prohibió a todos que le hablasen de mí, ni que le mostrasen ningún artículo ni ninguna foto mía. Por mi parte no les prohibí nada. Simplemente dejé que se cansaran de intentarlo con la más fría indiferencia. Trato de evitar ver cualquier imagen de la insensible que me dejó de un día para el otro sin más explicaciones que ridículas excusas. Las pocas veces que lo hice, me trajo sentimientos dolorosos. Es tan hermosa que sé que caería a sus pies a rogarle que me deje volver si la encuentro en ese estado. Por eso prefiero evitar cualquier noticia de ella. Pero tenemos demasiada gente en común y demasiado talento en común.

Ambos nos criamos entre juegos virtuales, para divertirnos al principio, y para escaparnos del dolor después. El dolor de perder a una de las personas que más adorábamos, Loana, la mamá de Cane. Ambos crecimos filmándolo todo y jugando a editar esos videos. Ambos unimos todas esas pasiones y decidimos dedicarnos a lo mismo desde distintos ángulos. Ambos nos complementamos en todo.

Necesito dejar de pensar en Canela y lo único que me quita la ansiedad es mi Cinnamon18. Así que convoco uno de esos recuerdos que me hacen sonreír involuntariamente. La primera vez que logré estar de su lado en la misma misión. Siempre jugábamos enfrentados o no jugábamos juntos. Ella nunca aceptaba mis invitaciones a formar equipo. Realmente nunca supe por qué. Debería preguntárselo.

Nuestros compañeros desaparecían y luego aparecían muertos, avejentados, convertidos en zombis o embrujados en un limbo del que no podían salir. Esto ya lo había contado.

Algo me impulsaba a conquistar su admiración allí, aunque sin recurrir a mi identidad. Seguramente no me creería. Tampoco sabía si me conocía. Todo el mundo me conoce en los juegos virtuales. Y si no lo hacen, con tantos usuarios que usan mi nombre, alguna vez lo harían por intriga al menos. Pero ella es una de las pocas que muestra ignorar completamente mi existencia, tanto del personaje virtual como de mi fama real. Y la única que además, durante dos largos años, ignoró sistemáticamente cada uno de mis intentos de acercamiento. Necesitaba ganarme su confianza para no sentirme tan poca cosa.

Mi orgullo herido por tanto rechazo, todavía necesita desahogarse consiguiendo que la revelación de mi identidad sea con toda la pompa.

En esa primera partida juntos todo se desmadraba. Nos estaban diezmando y éramos unos cuántos jugadores. El juego es excelente. Lástima los gráficos. Si los hubiera diseñado yo, sería perfecto.

El tema es que tuve que alzar mi voz de mando y comenzar a ordenar lo que quedaba de los equipos. Los que se resistieron fueron los siguientes en caer.

Ella siempre leal a su grupo hizo todo lo posible por sostenerlo, pero era demasiado astuta y su grupo no. Mi instinto no me había fallado. Me encantaba. Les advertía de muchos peligros pero por ayudarlos descuidaba su posición. Finalmente nos desobedecieron tanto que sólo quedamos Milho59us637, CinnaMonAmour, ella y yo.

—Milho59, —abreviábamos los nombres en el juego—, estás parado sobre algo extraño —advirtió Cinnamon18 a nuestro compañero.

Intentamos removerlo de allí. Era una especie de trampa que lo inmovilizaba primero y luego lo hacía desaparecer. Más adelante cuando ya habíamos perdido a CinnaMonAmour lo encontramos en otra dimensión, pero cuando llegamos al portal de destino, él no pudo pasar. El objetivo del juego se conoce en el camino. Y él no pudo seguir porque necesitaba alguien que velará por él. Cinnamon18 y yo, sin saberlo nos elegimos mutuamente y él quedó excluido. De haberlo sabido podríamos haber elegido diferente y así pasar los tres juntos. Pero para tomar la decisión, nos encerraron en una cápsula distinta a los tres a la vez y sin contacto con nadie.

—Por fin solos otra vez—le dije.

—¿En serio? —Sólo podía adivinar su fisonomía, pero sabía que su postura y gestos eran exactamente los que me mostraba el avatar—. Così de cursi sei?

Me resultó deliciosa. Pensé que era italiana porque me habló en italiano y porque el noventa por ciento de los jugadores originales del juego, como ella y yo, lo son. Después supe que no lo era.

Me encantó acosarla con indirectas. Ella se reía mucho y me contestaba todas con gracia y sin intimidarse.

No sé si quiero cruzarme con Canela. Pero a Cinnamon18 la voy a ver en la feria y estoy ansioso.

Cuando se lo pedí por primera vez estábamos por invocar a un ser superior con un conjuro.

Debíamos tomarnos las manos. La miré y ella se veía titubeante, pero me sonrió. La sonrisa más hermosa que jamás hubiera podido diseñar. Estoy seguro que no fue mérito del diseñador gráfico, sino de las lecturas faciales que tomaba el casco de ella. Me provocó sentimientos que desde Canela no experimentaba.

Alcé mis manos esperando por las suyas. Lentamente las elevó y rozó mis dedos. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo atravesando la parte posterior de mis piernas hasta los pies. Entrelacé sus dedos lentamente en los míos y miré su avatar a los ojos. Se veía tímida.

No pude contenerme más. Quería hacerlo hacía rato.

—Conozcámonos en persona. —La notaba sorprendida e indecisa—. Ya sé cómo sos y sabés que me gustás. Quiero poder tocarte de verdad. —Acaricié sus manos virtuales, sus dedos. Las sensaciones eran maravillosas a pesar de no ser físicas—. Quiero poder saborear tus labios de verdad. Dejame hacerlo, por favor.

Agachando mi rostro, me acerqué lentamente a su boca y esperando que me detuviera, me encontré saboreándola. Besé la comisura primero, tentándola para que no pudiera resistirse, después su labio inferior. Ella permanecía tiesa. Había cerrado sus ojos y estoy seguro que se concentraba en las sensaciones. Las mismas que podía sentir yo, como si fuera en la vida real. Acerqué mi cuerpo al suyo y la aprisioné hacia mí de su cintura. Con mi otra mano tomé su cuello y acaricié su nuca sosteniendo su cabeza profundicé el beso logrando que abra su boca para mí.

Fue el cielo. Introduje suavemente mi lengua invitando a la suya a salir.

Los ratones despertaron y pedían más.

Besé centímetro a centímetro sus labios hasta que los abarqué a ambos y escuché su gemido. No pude evitar responderle de la misma manera. Nos retroalimentábamos. Cuando ella gemía, lo hacía yo y cuando yo lo hacía, ella también. Podía sentir un nudo de placer en mi estómago. Luchaba por contenerme. Sentía la humedad de su boca en la mía. La programación del juego era excelente. No estoy seguro si la erección en mis pantalones era virtual también, pero la real estaba ahí y los ratones me reclamarían más tarde.

Casi le rogué para que nos encontrásemos.

—Sabés que no puedo. Estoy en un momento afectivo complicado —se excusó.

De alguna manera morbosa, me excitaba lo prohibido de lo que estábamos viviendo. Tener sensaciones sexuales dentro de un juego y encima cuando tal vez el marido, novio o amante podría estar a unos metros de ella. ¿Quién podría saberlo? Ella nunca ahondaba en esos temas y yo no quería saberlos tampoco.

—Ya sé que estás con alguien. Ya lo mencionaste antes. Pero si estás realmente enamorada, entonces no te pasaría nada conmigo. Sé que esto que siento no me ocurre solamente a mí. Por favor saquémonos las dudas en la Gamescom. Veámonos.

La miré y estaba claramente incomoda.

—No sé.

—Es solamente un café —insistí—, bueno... y tal vez sostener nuestras manos... y mirarnos a los ojos. —Se rió —. Podríamos dar un paseo... Y si me dejás, te beso de verdad.

Se sonrió pero no dijo que no.

—Pensalo por favor —le pedí.

Un par de horas más tarde llego al Hyatt. Estoy acostumbrado a su lujo y grandiosidad. Todavía falta para la feria y los gamers llegan en un par de días. Así que mi ansiedad por verla no está en su cenit. Pero igualmente estoy ansioso, y es porque Canela está hospedada en éste mismo hotel. ¿Habrá llegado?

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora