Capítulo 10.2: La guerra y la paz

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—¿Estás bien? —me pregunta Milho.

No sé qué decirle. Hicimos el corto recorrido del auto en silencio, sin poder desahogar la euforia que traemos y es a solas en el ascensor cuando lo rompe.

—¿Si estoy bien? —pregunto aún con el ceño fruncido.

—Me imagino que no podés estar...

—¡Estupenda! ¡Exultante! ¡Eufórica! —Una enorme sonrisa desborda mi rostro. La siento en todo mi cuerpo—. ¿Viste la patada que le metí?

Me observa incrédulo.

—¿La patada? —su mirada es de reproche—, ¡la piña! ¡lo dejaste sin aire!

Me causa gracia. Me río. Pensaba que, por solidaridad masculina, reprobaba mi satisfacción sobre el lugar táctico que escogí.

—Noooo, pero la patada... la patada... ¡ahhhh! ¡esa patada fue.! fue... ¡catárquica! Nunca me había sentido más liberada en mi vida. Creo que... —podría besarte ahora—, ¡podría bailar ahora!

—Eso va a ser digno de ver.

—¡Ay malo! ¡No me gastes!

—¡No te gasto! Fui testigo presencial de más de uno de tus bailecitos.

Estoy extasiada.

—Quiero ponerme a saltar. Como cuando competíamos con esos juegos de baile.

—¡Cierto! ¡¿Te acordás?! No precisamente a esos bailecitos me refería, pero podemos empezar por ahí y después por los otros.

—¿Empezar?

—Sí... vamos, agotemos toda esta adrenalina.

Me lleva a la rastra prácticamente hasta su suite.

Me freno en el acto, mientras él abre la puerta.

—¡Ahhh, no! ¡No señor! Otra vez solos en tu cuarto no.

—No me digas que tenés miedo de encariñarte con éste cachorro otra vez.

¿Cachorro se llama? ¡Dios!

—Por supuesto que no. Pero no pienso propiciar la ocasión. ¿O acaso es lo que vos intentás con el verso ese de míster témpano?

—Si tanto miedo tenés de estar en mi suite, vamos a la tuya.

Me arrastra los pasos que faltan hasta mi suite.

Lo miro incrédula.

—Dale, abrí. No te vas a arrepentir.

—Lo dudo.

Sin mucha convicción abro la puerta.

—¡Consola! —grita y yo zapateo la alfombra de la emoción. Me mira sonriente. Es hermoso y seductor. Me desarma—. ¡Dance Ultimate!

—¡Wuuuuuw! —aúllo.

La música nos envuelve. Una base rítmica muy rápida llena de euforia nuestros pechos.

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora