Capítulo 15.2: Perdido

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Mañana es la fiesta de la ComicCon de Córdoba. Ya le dije al tano el disfraz que voy a usar y él me dijo el suyo. Mica lo preparó y me hizo prometer que el único que iba a saberlo es el tano. Insistió mucho para jugar a descubrirnos entre los miembros del equipo. Ella es la única que sabe los disfraces. Es alguna de sus dinámicas de grupo para unirnos más.

Milho está extraño desde la noche de la borrachera. Anda en algún proyecto secreto. Se mete muy seguido en la sala de edición de videos antiguos en vez de en el cubículo de holografía que usamos siempre.

Me siento extraña alrededor suyo. Siento curiosidad pero no puedo preguntarle nada. No después de enterarme cómo lo llevó Matu a su casa, arruinado después de encontrarlo en el pub de sus viejos, borracho como un pingüino la noche en que lo rechacé por última vez. Mica estaba ahí.

—No sabés lo mal que estaba Cane —me había dicho ella—. Pobrecito, no para de sufrir desde la feria. Matu me dijo que nunca lo había visto así. Lloraba Cane... lloraba por vos...

Se me estruja el corazón cada vez que lo pienso. Quisiera consolarlo. Pero pienso en mi tano hermoso y me empeño en la lealtad que le debo.

Vuelve a mi lado y se sienta en el tablero. Parada a su lado observo el brillo de su cabello negro azabache.

Me viene el recuerdo de la sensación de pasar mis manos desde su sien hasta su nuca y sujetarlo con fuerza de su sedoso cabello, para besarlo en profundidad. Hago uso de un autocontrol extremo para contenerme. Se me mojan las entrañas y a la vez sacudo mis pensamientos para encarrilarlos. Porque estar a su lado me exige toda mi fuerza de voluntad y no sé cuánto podría dominar mi debilidad.

Las palabras en la canción del tano me resultan tan mías también. Podría haberla escrito yo misma solamente cambiando el género del destinatario, con esa música profunda que se eleva triste como en un lamento desgarrador.

Y si busco otros besos es porque él es virtual,

Si busco caricias en otras manos es porque él las busca con alguien más...

Y si morí en brazos de mi pasado, es porque él es virtual.

Si sucumbí a otros labios, es por lo mucho que dolió esperar.

Y si la idiota soy yo, es porque no puedo con mi corazón.

Si me rindo es porque así, tal vez serán más fácil de pasar,

las noches que no acaban, salvo aquellas de realidad virtual.

Esa sensación de haber olvidado un sueño importante me sobreviene otra vez como me pasa a cada rato.

👔👔👔

Me aboqué a mi proyecto personal, para dejar de compadecerme y empezar a actuar. Pero cada avance que lograba, cada imagen, cada efecto, me anudaba las entrañas de rencor. Porque esto que nos pasa se vuelve un círculo vicioso del que no me puedo despegar. Y otra vez esa rabia de lo perdido, de lo que ya no tendré, de lo que era mío y me fue arrebatado injustamente dejándomelo a la vista, intocable, inalcanzable, para que lo desee hasta la locura y me llene de resentimientos.

Entonces es la hora de salida y otra vez me rindo al impulso y corro lleno de rabia contenida.

Otra vez el guardarropa. Otra vez un arrinconamiento. Otra vez no hay resistencia inicial. Pero esta vez no busco convencer con caricias ni besos.

—¡No me parece que la forma en que terminamos sea la que me merezco! —gruño con una cólera apenas contenible—. Siempre te salís con la tuya y se hace lo que "la señorita" desea.

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora