Capítulo 12.3: Omnipresente

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Me despierto en el juego, otra vez. El cuerpo tibio y excitante de Cinnamon18 acurrucada delante de mí me tensa los músculos. Mi cerebro no interpreta que ese cuerpo no es su cuerpo, que esas curvas no son suyas. Y no es que me exciten los globos aerostáticos ficticios que le pusieron por pechos a su personaje, pero debajo de ese diseño hipersensual, está ese corazón sensible, ese carácter divertido, ese humor tan familiar y desfachatado, que mis ratones despiertan de su letargo desde la adolescencia y casi toman forma física para mostrarme todas las posibilidades que los diseñadores no parecen haber previsto con éste juego. Hay un área erótica inexplorada en todo esto y lo tabú, lo que raya con lo prohibido es demasiado excitante.

En la noche, la pasamos conversando en nuestra realidad virtual. Nos confiamos muchas más cosas personales en una noche que en los años que la conozco. Creo que habernos sincerado acerca de nuestro encuentro fallido nos acercó más. Desde que me confesó que volvió su pareja, no había podido expresarle la ansiedad que sentía por conocerla. Pero esta noche fue especial y tengo muchas ganas de enterarme qué haría de saber quién realmente soy.

Ella se mueve delante de mí y siento la fuerte erección matinal en mi entrepierna. Me retiro por si pudiera sentirla aunque no tengo el traje completo.

Pero se despierta.

—¿Milho? —dice desperezándose.

¿Cómo sabe? ¡Ah! Es mi usuario, claro... me asusté como un tonto...

—Belleza...

Se incorpora. A pesar de detestar los gráficos del diseñador de Stefano, debo reconocer que hizo un buen trabajo con el personaje de Cinnamon. Despertando, su rostro soñoliento es adorable. Se refriega los ojos como si lo hiciera también en su cuarto de juegos.

—Nos dormimos...

—Sí... estabas adorabile...

Todavía mi erección presiona en mis pantalones y ella se ve tan real y comible.

—Volvió tu acento...

Me sonríe y me desarma. No es mi acento. Sólo algunas palabras que se me mezclan. Pero ahora mismo mi tonada es cordobesa. De todas formas el doblaje cuántico de los avatares no puede captar tantos detalles.

—¿Cómo dormiste?

—Siento que vos sos mi sueño y todavía no desperté... No imagino despertar de una forma mejor...

¿Puede ser más dulce?

—¿Estamos conectados que pensamos lo mismo?

—En realidad sí. Estamos virtualmente conectados.

Reímos.

—Lo bueno de despertar junto a vos virtualmente, es que los diseñadores no agregaran mal aliento a los protagonistas... Ni otros olores matutinos.

Escucho las referencias escatológicas que jamás habría pensado que podrían ponerme más duro.

¡Dios! ¿Es la mujer perfecta? Divertida, inteligente, graciosa, cariñosa, divertida, fiel... ¿Dije divertida? ¿Qué más puede querer un hombre que una chica sexy con una inteligencia divertida y nerd a la vez?

—Mostrame tu rostro... por favor...

Ella se sorprende y sus ojos parecen brillar. ¡Dios mío! El energúmeno de Stefano que cree que un milhojas puede ser de cualquier otra cosa que no sea dulce de leche y ese idiota que le puso semejantes tetas a un avatar, no pudieron haber diseñado tan perfectamente el brillo de unos ojos como esos. De pronto las emociones están a flor de piel.

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