Capítulo 4.1: Misión reencuentro

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Despierto en una tierra fantástica.
El sol se alza en el horizonte.
Tengo en mis brazos a Cinnamon18. Nunca se nos había ocurrido dormir en el juego. Bueno... nunca se nos ocurrió, simplemente pasó.

Hablábamos de cuando nos encontrásemos y simplemente cerré los ojos oyendo su voz e imaginando la real.

Cada personaje tiene asignada la voz de un locutor y el sistema cuántico de traducción instantánea, dobla las de los usuarios para que los personajes mantengan el estilo con el que fueron creados, más allá de quienes los controlen.

Ella se ofendió porque pensaba que me aburría. La tomé en mis brazos y mirándola a los ojos acerqué mis labios a su mejilla. Ella cerró los suyos y juraría que puso sus manos en mis nalgas. La sensación no es tan nítida como con el traje completo dentro del cubículo.

Le di un largo beso. El que desearía darle en la vida real. Fue increíble igualmente. Luego la abracé y nos quedamos ahí tirados junto a la fogata que habíamos encendido.

En algún punto, el sueño me venció y me dormí. Escucho que llaman a la puerta del cuarto de hotel. Despierto a Cinnamon18 en el juego.

—Cinnamon, ¡Cinnamon! Me tengo que ir. Me buscan. Nos quedamos dormidos.

—¿Qué? ¡¿Qué?! ¡No sabía que eso se podía!

—Sí, yo tampoco. Creía que el juego te expulsaba de alguna manera. Que terminabas en el menú de ingreso.

—¡Faaah! Mirá si te olvidás de comer o de vivir.

—Bueno, habríamos tenido hambre.

—Me llaman. Me tengo que ir —insisto con pesar.

—¿Qué hora será?

—En el juego amanece. En la vida real... no quiero ni pensarlo.

La beso en la boca y ella se sorprende. Me encanta la reacción que le genero.

Salgo del juego y corro a la puerta.

—¡Milho! ¡Arriba! ¡Ya termina el horario del desayuno!

Es Matu que ya llegó al parecer, por el escándalo.

—Abro la puerta y Matu se abalanza sobre mí.

—Acabo de ver a Mika. ¿Sabías lo bien que le sentó la maternidad? ¡Está increíble! ¿Me dará bola ahora que no está con Damián?

—¿Estaba con la Arpía venenosa? —pregunto curioso.

—Milho... ya te dije que las Arpías no son venenosas.... —Hizo una pausa mirándolo sobradoramente—. Las víboras sí —bromeó—. Y no, no estaba la víbora, eh... digo... Canela—se corrigió—. Y no le digas más así porque se me va a escapar delante de ella ya bastante con que te odie a vos. Necesitamos llevarnos bien con la ideóloga y guionista del nuevo juego si queremos cerrar el trato. ¿O acaso no sos vos el interesado principal en que se concrete esta sociedad?

—Sí. Igual no puedo prometerte nada. Pero contame qué dice Mika, ¿cómo se encontraron? ¿la mandó la víb... buena vibra de Canela?

Me mira censurador.

—Dale, arreglate un poco y bajemos a desayunar mientras te cuento.

Voy al baño y Matu me sigue, contándome su llegada.

—Al grano. ¿Cómo es que desayunaron juntos? —pregunto impaciente.

—Nos encontramos de casualidad. Casi no nos reconocemos. Hace años que no la veía. Está que la parto en diez, Milho. Siempre me voló la cabeza pero ¡qué buena se puso!

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