No pude olvidarme de las imágenes de Canela en mi sueño durante todo el almuerzo. Cada vez que decía algo, le miraba el escote y la veía como en aquel: desnuda contra mi pecho o sentía su lengua en mi cuello y se me erizaban los vellos del brazo, o me recorría un escalofrío por la espalda.
En él mis sentimientos se exacerbaron, creía amarla, pero fue producto de mi mente. Ya no hay nada de eso en verdad. Sólo necesito sacármela de mi sistema. No cabe duda de que tenemos que darle un cierre definitivo para que pueda seguir adelante y tratarla como a cualquiera de las otras chicas, con las que tengo una excelente relación, sin volverme completamente idiota cuando las veo como me pasa con Canela.
Fácil decirlo. Entro a la antesala de conferencias y Pablo me fotografía. La veo riéndose con Mika antes de notar mi entrada. Al verme se pone seria y me esquiva la mirada. Quiero comerla a besos como en mi fantasía nocturna. ¡Mejor que no me mire!, porque no sé si hoy la resisto.
Los periodistas acreditados ya se encuentran aguardando nuestra entrada. Espero que no fusilen a Canela.
"¡Ya me estoy aflojando con la viborita!"—me recuerdo mis intenciones para permanecer estoico en la indiferencia.
—¡Pablo! ¡Qué bueno que ya estés acá! —lo saludo. Él toma una foto más y me abraza.
—¡Milho! ¡Ya te extrañaba! Cada vez nos vemos menos. Si no fuera por Stef-¡cof!-ledoyal-¡cof!-ano, éste año ni nos veíamos tampoco —me reclama con su voz afeminada.
Matu se ríe. Mika y Cane los miran desconfiando.
—¡Bah! No me vas a decir que te ibas a perder la feria —minimizo su reproche.
—Ni loco.
—¡Che! ¡Tano! ¿Cómo va todo con...? ya sabés —me pregunta bajito y haciendo gestos hacia Canela.
—Llevándola. Ahí estamos los dos tratando de soportarnos lo mejor posible —respondo de manera que me escuche. Cane me mira desdeñosa.
—¿Hablaron?
—Si te referís a echarnos en cara todo lo que nos molesta sin recibir ninguna explicación a cambio, sí, hablamos.
—¡Déjense de joder!, que no me diste bola a mí porque la tenías atragantada de hacía años y ahora seguís igual. ¡Nunca me vas a dar mi oportunidad!
—¡Naaa! Pablito... ya estoy grande para andar experimentando. Si no me intrigó hasta ahora... Estoy bien como estoy.
—Es una pena. Pero bueh... Ste-lamo ¿cuándo aparece? Cada año se pone más buen mozo.
—¿Buen mozo? ¡Qué antigüedad!
—¡Lo parto! ... como a un queso —se relame.
—Mirá, hablando de Roma...
Llega Ste-afano y saluda a todos. Pablo le da los dos besos italianos de una manera muy sugestiva y me sorprende que el tano lo mire sonriente, aunque contrariado y le da unos golpecitos en el hombro solamente. Cualquiera le habría dado una buena trompada, por atrevido. Por lo menos yo lo habría dejado doblado solamente con los golpecitos del hombro.
—Andiamo ragazzi. Buon successo!
Entramos a la sala de conferencias y está abarrotada de periodistas, blogueros, gametubers, y fanáticos acreditados.
Los flashes nos encandilan y Stefgrano prácticamente empuja a Canela a mi lado.
La miro y siento cómo me sube el rubor a la cara de pensarla abajo mío, besándole el cuello mientras me muevo sobre ella.
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Confusiones virtuales
RomanceDesde que Milton D'angelo (Milho) se libró del programa de protección de testigos, permaneció en Italia donde su habilidad con la programación y diseño de juegos de realidad virtual lo han convertido en el favorito de los gametubers y de las revista...