—¡Me imitás bien tano! Tu acento cada vez se parece más al mío —intento restar intimidad a la pregunta.—No te imito. Estoy en Alemania, no me influye mucho el alemán. Digamos que me atraés en todos los niveles en estos días.
Ahhh... mi acento lo atrae... porque no sabe lo que me atrae el suyo...
—Perdón otra vez...
—Estuve bastante complicado, pero siempre al menos un ratito entraba a ver si te encontraba.
¡Ayyy taanooo! Y yo enredándome con Milho. No se lo merece.
—Yo no pude —miento y me siento culpable porque no lo intenté.
—Sabés que te esperé ¿no? Hace varios días que mantengo abierto el portal. Si lo cerraba quedaba solo, y el mapa indica que estamos cerca del lugar de la batalla final.
—¡Tano! No tenías que hacerlo. Ya me habrías sacado ventaja.
Escucho más ruidos en la puerta de mi suite, de nuevo, voces, y se alejan.
—...Milho?
¿Qué pasa con Milho? ¿Se dio cuenta quién soy? ¿Por qué me pregunta? ¿Será un espía?
No presté atención. Los ruidos me distrajeron.
—¿Qué pasa con Milho? —pregunto con temor.
—¿Si lo conocés?
—¿Yo? ¿Por qué creés que lo conozco?
—Porque viste que es un gamer famoso y es un creador...
Uff, no era nada. Se manda una perorata con todo el currículum de mi ex y actual casi amigo. No entiendo a qué viene su interés. Salvo porque se nota que es muy fanático de él.
—Sí, ya sé quién es.
—Antes de jugar a sus creaciones, cuando era chico, jugaba a uno adictivo de esos que tenés que formar civilizaciones. Pero en ese tenías que formar galaxias. ¿Lo conocés?
¿Si lo conozco? Me trae malos recuerdos...
—No... no me acuerdo.
—¿Sabías que Milho contó que ese juego le recordaba a alguien de su niñez y que fue jugando a eso que se inspiró en R.E.D.?
R.E.D, la creación de Milho que lo llevó a la cúspide de los diseñadores y productores de juegos.
¡Vaya!, no sabía que Milho alguna vez había hecho referencia a mí aunque fuera sin identificarme.
—No sabía nada. Nunca lo seguí a él.
—El objetivo final fue crear vida. Todo el mundo creaba oro y diamantes. Pero Milho ganó gracias a esa amiga que insistía que ése tenía que ser el objetivo ganador.
Se me hace un nudo en la garganta.
—No sabía nada.
—Esta dimensión me recordó mucho a esa época. A esos juegos. Pensaba mucho en eso mientras esperaba que te conectaras estos días. Nunca voy a sacar ventaja de vos. No sé cómo será esa famosa batalla, pero sin vos no cruzo la meta.
¡Es un tierno! Podría buscarse a un compañero rudo con el que compartir cosas de machotes. Pero él no, no me considera inferior en estos juegos por ser mujer.
Más ruidos y luego cuchicheos en el pasillo.
—Cuando nos conocimos, jamás habrías dicho algo así.
—Cuando nos conocimos, no sabía que ibas a ser mi amor platónico.
Lo miro embelesada, soñando despierta con su fisonomía y su voz real.
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Confusiones virtuales
RomanceDesde que Milton D'angelo (Milho) se libró del programa de protección de testigos, permaneció en Italia donde su habilidad con la programación y diseño de juegos de realidad virtual lo han convertido en el favorito de los gametubers y de las revista...