Capítulo 13.3: Trabajo

54 11 2
                                    

👠👠👠

—¿No te intriga saber cómo es tu amigo virtual Canela? —me acorrala Mica en un rincón de la sala de edición.

—No se lo puedo preguntar.

—Encuéntrense entonces.

—Ya lo voy a hacer. Estoy segura que va a venir a la fiesta que están planeando.

—Busquemos su usuario en Google mientras.

—¿Te pensás que no lo hice? Salen millones de resultados. Todos fanáticos de ya sabés quién.

Se sonríe.

—Claro, el pobre ya no tiene ni identidad —dice entre dientes y no entiendo por qué lo defiende tanto últimamente—. Saquemos su dirección IP con los chicos de sistemas. Para algo tiene que servir ser la creadora y productora de la saga.

—¿Te parece?

—Vení ya mismo.

Me arrastra hasta sistemas. Habla con el jefe departamental, un chico de veintisiete años que se sonroja todo delante de mí, pero enseguida se pone a trabajar.

No tarda más de cinco minutos.

—¿Se los mando a algún celular?

Me mira fijo.

—Mica le da su celular y enseguida le llega un mensaje con la información.

—Canela, es un honor trabajar con vos —dice el muchacho sin quitarme los ojos de encima—. Cualquier cosa que necesites estoy a tu disposición.

—Gracias —le digo.

Me frena de un brazo antes de que pueda irme.

—Quiero que sepas que yo te creo de que jamás tuviste problemas con las drogas.

Me ruborizo toda.

—Gracias.

—Y te felicito por controlar tan bien lo del alcohol.

Mica ahoga una risa repentina con una tos exagerada. El muchacho habló lo suficientemente bajo como para que ambas lo escuchásemos.

—Sos muy amable. Pero tampoco tengo...

—A mí me cuesta mucho reconocerlo también —me interrumpe.

Mica me saca de ahí crepitando.

Ella se ríe de mí y yo revoleo los ojos. Ya estoy acostumbrada.

Revisa su teléfono.

—Es una dirección de Italia. ¡No puede ser!

—¡Claro que sí!

Sale disparada de vuelta a sistemas.

Al rato vuelve.

—El registro de IP lo captan cuando se crea el usuario. No guardan registro de los IP de dónde se hicieron las últimas jugadas.

—Pero debe ser suficiente. Él nunca me mencionó que se haya mudado. Busquemos un teléfono o algo.

Hago averiguaciones y consigo un nombre y un teléfono con la dirección obtenida.

Después de un par de llamadas vuelvo con Mica.

—¿Y? ¿Averiguaste el nombre?

—Sí, pero es el titular.

—¿El titular?

—Es un departamento alquilado.

—¡Ah! No es ese nombre. ¿Y no te dijo el nombre del inquilino?

—No pueden revelar información así como así. Pero tengo el teléfono del departamento.

—Ah, no va a servir.

—¿Qué?

—Nada.

Llamo y miro con sospecha a Mica que muy oronda se pasea sin una pizca de inquietud.

—No atienden.

—Obvio.

—¿Por qué obvio?

—En Italia son las once de la noche. No va a atender a un lunático desconocido a esa hora.

Sigue pareciéndome sospechosa.

👔👔👔

Impaciente, veo salir a Canela con Mica y sé lo que hacen. Cuchichean sobre su relación clandestina con ese amigo virtual. Seguro ahora debe estar yendo a su sala de testeo para testear hasta dónde puede llegar el juego en áreas para las que no fue originalmente diseñado. Me quiero morir si llegó hasta donde yo lo hice.

Me apresuro hasta la sala que suele usar y para mi sorpresa no está allí.

Una punzada de culpa se me clava en mi conciencia. Estoy persiguiendo a Cane y luego voy a perseguir también a Cinnamon18. Y es que no puedo decidir quién merece que la aceche cuál depredador que sólo desea matar de placer a su presa.

Me calzo el casco en la cabeza para revisar las últimas partidas y los usuarios. Hasta ahora nunca se me ocurrió hackearla para revisar las partidas realizadas. Pero la curiosidad está venciendo a esa veta decente que exudaba hace unos días, cuando inmediatamente me sacaba esas ideas de la cabeza antes de que anidaran.

Estoy por entrar, pero escucho ruidos y me saco el casco.

Cane entra y me encuentra con el dispositivo en la mano.

—Pensaba... cambiar simuladores si no te molesta...

—¿Pasó algo?

—Ehhh... Solamente quería ver si éste es exactamente igual al que uso en el otro cubículo. El mío de Italia es más... ehhh... es distinto.

—Claro... probalo, no hay problema... yo voy al tuyo... digo... al otro...

Y claro... no puedo encontrar nada... No deja la sesión abierta ni comete ningún error de principiante para que yo pueda aprovechar.

Entro a mi usuario y la desazón que me embarga por no saber cómo abordar lo que me pasa con ella y con Cinnamon18, se desvanece cuando veo que mi amor platónico entra a jugar.

Confusiones virtualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora