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« Justin »



Dicen que son 5 centímetros por segundo la velocidad a la que caen los pétalos del cerezo, comparándolo con el tiempo en que tardo en derrumbarme esos 5 centímetros por velocidad me parecen una larga carrera. Todos los días en mi vida se trata de levantarme, fingir que no hay monstruos mentales perturbando mi existencia y sólo seguir adelante, aún intento de comprender porque lo hago.

—Hey Justin ¿estás escuchándome? —Volteo hacía la voz y ahí está Larry, un chico con el cabello más alborotado que he conocido y portador del más extraño sentido del humor sumándole una risa completamente anormal, se podría decir que es lo más cercano a un amigo que tengo, nos juntamos cada año durante el recreo a fumar, hablar de cosas sin sentido y los fines de semana somos el compañero del otro en fiestas clandestinas con chicas que se creen hermosas por usar poca ropa y nosotros les hacemos creer que así es con tal de tener compañía por un rato, síp, Larry definitivamente es mi amigo.

—Sí, lo siento... No he dormido nada y apenas estoy aquí. —Le digo aunque esto no es del todo verdad, el sueño (que aparentemente aún no llega) no es la causa de mi ausencia constante. 

—Bien, entiendo y sé que es lo que te haría bien —sonríe de forma graciosa, el chico no es físicamente agraciado y la forma de sus dientes no es la última maravilla en los consultorios médicos pero sin embargo cada fin de semana tiene una chica esperándole. —Entonces ¿te vas a escapar conmigo a la hora del recreo?

—Solo respóndeme algo, ¿qué me tienes preparado?

—Uhh, es una sorpresa de primer día pequeño loco —río ante el uso de "pequeño" estoy al menos una cabeza sobre su altura total.

—En ese caso, cuenta conmigo.


{♥}


Cada inicio de clases es exactamente igual al anterior, caras somnolientas, emoción diseminada y maestros esperando tener un buen grupo que los comprenda, al día siguiente todos regresan con las esperanzas muertas.

Tuve que tratar de no escaparme en medio de esos discursos motivacionales que los profesores les encanta dar a sus alumnos el primer día, mi única distracción posible fue observar a la chica nueva, _____, hasta su nombre es uno que no he escuchado antes en mi vida, todo en ella grita ser diferente, ¿por qué una chica tan bien arreglada, con una forma de hablar digna de varios libros leídos acabaría en la cárcel una noche? ¿Por qué demonios querría trabajar en la morgue? Había visto algunos vídeos en internet mostrando que hacen los médicos forenses, es simplemente asqueroso, ¿de dónde sacaba la idea de que era emocionante meterle la mano a los cadáveres de todos? 
Mi cara debía estar mostrando asco porque ella volteo a verme y se sorprendió, rápidamente cambié mi expresión a algo más coqueto ¡No puedo evitarlo! me encanta molestar a las chicas, sí algo se da con ellas está bien, sino tampoco voy a morirme, el romance esa es una estupidez comercial para vender libros y películas, en realidad los hombres no somos así ¿cierto?

Ella suspira y rueda sus ojos, alguien debería hacerle saber que hacer eso la vuelve aún más deseable. Su cabello cae como una cascada sobre su espalda, Larry debería preguntarle que jabón utiliza porque el suyo parece controlado ¿qué mierda estoy pensando? ¡Concéntrate Justin! bueno, ____ no es la chica más linda que haya visto pero llamarla fea sería exagerar, además con lo poco que la conozco sé que es inteligente, ¡Rayos! ¿Y a mí qué demonios me importa eso?

La clase termina y ella sale antes de que pueda abordarla, camino fuera del salón y pierdo su dirección entre la marea de estudiantes. 

Me dirijo hacía el patio, Larry me espera en el lugar donde siempre nos escapamos del colegio, solo es cuestión de saltar un muro y puedes sentir la libertad en cada poro de tu piel, la adrenalina de poder ser atrapado es casi tan fuerte como un poco de LSD un sábado por la noche.

Larry nos dirige a un local abandonado a pocas cuadras del colegio, nos sentamos en el suelo y saca de su morral dos pequeñas bolsitas con mi polvo blanco favorito, algunos le llaman anfetamina, yo le conozco como "adiós realidad" la tomo entre mis manos, siento como se revuelve dentro del plástico debajo de mi tacto, esperando su liberación para darle paso a la mía. Larry me pasa antes un puro de "María" lo aspiro con fuerza y en mi cerebro escucho silbidos de gloria ¡Oh, dulce libertad!, necesito irme ahora... Cada vez que fumo mi mente divaga en los rincones más oscuros dentro de mí, por eso necesito drogarme. Suelto el polvo blanco sobre uno de mis cuadernos y con la ayuda de un billete mi nariz aspira todo.

La alegría se abre paso hacía mí, comienzo a danzar junto a ella mientras me invaden las sonrisas, el mundo está difuminado, exactamente como me gusta. No sé dónde voy caminando ¿estoy caminando en realidad? ¡Oh mira Justin! ahí esta John Lennon ¿qué tal hermano? sí, este hombre comprende todo de mí y ni siquiera me conoce, muchas de sus canciones parecen sacadas de mis sentidos, si es que yo pudiera expresarme tan bien como él lo hace.

Larry está sacudiendo su cabello, creo que no medimos la cantidad de lo que consumimos porque ha pasado un rato y mi cuerpo sigue bajo los efectos, recuerdo la película "los juegos del hambre" y sí, estoy como la chica que olvidé su nombre cuando le pico una abeja, "¡Katniss vete! ¿Qué estás haciendo? ¡Vete!" 

—Eh chico rubio, si quieres puedes dejarla morir. Todos moriremos algún día...

El efecto termina.
Me encuentro con un Justin de cuerpo sudoroso, a pesar del momento de armonía que tuve hace poco me siento extrañamente más vacío antes de entrar por aquella puerta más temprano.
Miro mi reloj, tengo que regresar por mi motocicleta, Larry decide quedarse un rato más pero yo tengo obligaciones esta tarde.

Llegó al colegio y casi todos han salido, media cuadra más adelante me encuentro a una solitaria ____ caminando.

—Trasero —le grito sonriente— ¿sigues sin querer aceptar un paseo conmigo? ya no somos tan desconocidos.

—Estoy bastante bien por mi cuenta, gracias de todos modos. 

Sigue caminando, la alcanzo siguiendo sus pasos con mi motocicleta, miro el sudor corriendo por su frente, claramente necesita un poco de descanso. —Vamos, que te he demostrado que no muerdo.

—Tengo miedo que lo estúpido se me pueda contagiar estando contigo.

—Se que eres inteligente ____, así que pensaba que tendrías algo mejor que eso.

Se detiene y me mira pensativa por un rato —¿Me acabas de llamar por mi nombre?

—Sí —le digo aunque no lo había notado.

— ¿Si me voy contigo prometes que dejarás de decirme trasero y molestarme con cualquier cosa que se te venga a la cabeza?

—Lo siento, solo puedo prometerte una cosa, la segunda significaría cambiar mi forma de ser y yo no voy a cambiar por nadie.

—¿Sí? Ya lo veremos —sonríe y me golpea la espalda— anda, hazte más para delante.

Lo hago y ella se sienta atrás, le coloco mi casco ya que no ando un segundo, se pone indecisa sobre donde colocar sus manos así que las tomo y envuelvo mi abdomen con ellas, me satisfago con sus mejillas ruborizadas.

—¿Hacía donde nos dirigimos labios lindos?

—Hey, quedábamos que no habría apodos —miro su ceño fruncido a través del casco.

—Error, te prometí no llamarte trasero, nadie dijo nada acerca de decirte labios lindos.

Gruñe y aprieta mi estomago —Tengo que ir por mi hermanita a su escuela, son 5 cuadras rectas.

—Me estás jodiendo ¿piensas caminar por ahí sola todos los días?

—Pues claro, no hay autobuses por aquí ¿algún problema?

—Claro que sí, es muy peligroso. ¿Por qué demonios crees que no pasan autobuses? Definitivamente no es por la falta de clientes —La veo morderse el labio y sus ojos se mojan un poco.

—No tengo más opciones, mi padre quiere castigarme haciéndome caminar hasta aquí.

—Si su castigo se trata de que algún loco te robe hasta los zapatos o termines violada en pleno mediodía debo decirte que tu papá no te quiere mucho que digamos —____ sonríe así que la imito— No hay forma de que te deje irte sola todos los días, tienes un nuevo chófer asegurado hasta la escuela de tu hermana a diario.

—No puedo...

—Sin excusas, considera que nada más estoy salvándote el pellejo. Lo haría por cualquiera, además todos los días voy por ese camino.

Comienza a protestar así que enciendo el motor y empiezo a conducir, con sus delgadas manos se agarra con más fuerza de mi abdomen. 
Sí, definitivamente este no es un castigo, no me costará nada soportarlo.


Heartless |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora