Dormir en los brazos de aquel hombre había sido reconfortante toda la noche. Las penumbras se habían alejado, los miedos que tomaban decisiones por ella se habían ido y respiraba un aire de tranquilidad. Hacía un mes que había resuelto todos sus problemas con él y estaba más feliz que nunca y desde ese entonces no había tenido pesadillas. Miro a su lado izquierdo y se encontró con una espalda llena de muchos lunares perfectamente puestos en ella. Había dormido pegada a su espalda y amo esa sensación de estar junto a él a más no poder. Con su dedo trazó una línea abstracta por cada uno de sus lunares ligeramente desordenados hasta unirlos todos imaginariamente, contó sus lunares, enumeró sus pecas y dibujó formas sin sentidos en ella, luego se le ocurrió una mejor idea. En la mesa de noche que tenía a su lado buscó un marcador y lo destapó para luego acercarlo a su espalda y empezar a dibujar en ella como si de un lienzo se tratara. Él miro detrás de él y la encontró con una sonrisa pícara en sus labios y sus ojos cerrados simulando que estaba dormida, se dio vuelta completamente y se colocó encima de ella haciendo que su sonrisa se ensañara más en sus labios. La miró, estudió su rostro y se grabó en su memoria cada gesto, sin premeditarlo se acercó a su frente y la besó lentamente haciendo que ella suspirara, bajó a su nariz y la besó provocando que una risilla se le escapara y luego bajó a sus labios donde ella soltó una carcajada y besó sus labios sonriendo.– ¿Te has divertido rayando mi espalda?– Te he confundido con un lienzo – soltó cínicamente sonriendo.– ¿Ah sí? – se dirigió a su cuello y lo mordió escuchando como ella gritaba de desesperación por que la soltara y de risa porque no podía contenerse a pesar de que estaba gritando – Lo siento te he confundido con una sándwich de jalea ¿Decías? – ella rió. De pronto se puso pálida y él notó como cerraba los ojos como si se estuviera calmando – ¿Te sientes bien? – le preguntó. Ella los volvió a abrir y asintió.– Sí – apenas susurró.– ¿Seguro? Te ha sucedido lo mismo cuatro veces en lo que va de semana. Deberíamos llevarte a un médico – le pidió rozando sus labios en la frente de su esposa. Ella negó con la cabeza esperando que esos mareos desaparecieran de su estomago, rogó a Dios porque eso pasara. Se tranquilizó unos cuantos segundos más y lo miró a los ojos confirmándole que estaba mejor – Debemos dejar a los niños en su escuela – dijo él y con todo el valor del mundo se separó de ella para sentarse en la cama ella imitó su acción y se quedó pensativa. Él la observó bien, trató de no embelesarse por su rostro en tanto buscaba una respuesta por su reacción tranquila que, extrañamente, lo hacía enloquecer.– ¿Crees que importe mucho si los niños no van? – Preguntó ella de repente despertando de su trance y mirándolo a los ojos, él frunció el seño sin entender qué pretendía decir – Digo, no creo que importe tanto que los niños falten un solo día a clases.– No lo sé, pienso que solo deben hacerlo en caso sea necesario haya un inconveniente, pero por lo visto no lo hay ¿Por qué crees que deberían faltar? – y esa pregunta ni ella misma supo contestarla. Su corazón palpitaba rápidamente a un ritmo desenfrenado y sus manos enjugaban en sí mismas intranquilizándola ¿Por qué de repente no quería que por ningún motivo los niños salieran de su casa o por lo menos fuera de su vista? Su estomago se tensó y odió esa sensación. Tragando grueso se levanto de la cama para ir a preparar a los niños. Suspirando a cada momento esperando que ese sentimiento de agonía atorada en su garganta se esfumara, veía a los niños por el espejo retrovisor del auto y sonrió al verlos llenos de energía.– ¡Te amo mami! – gritó Jason quien era el más extrovertido y era capaz de gritarlo a los cuatros vientos mientras, en el caso contrario, Drew se sonrojaba cuando su mamá le decía que lo amaba.– También te amo, pequeño – le contestó ella – Y a ti también Drew – vio como éste se le iluminaba el rostro con una sonrisa. Viendo como los niños entraban en la escuela, el suspiro número millón trescientos que salía de ella, la embargó.– Has estado rara toda la mañana y se que te preocupa algo ¿Piensas decirme que es lo que te tiene tan pensativa? – preguntó él abrazándola mirando el punto fijo de la escuela por donde los niños ingresaron.– Si te digo me dirás que estoy loca – él rió y besó su sien.– Como si hiciera falta decírtelo – bromeó y a causa de eso recibió un codazo en las costillas – Ya enserio ¿Qué pasa? – preguntó.– Tengo un presentimiento de que no debimos dejar que los niños vinieran.– Mujer, no te preocupes. La escuela es uno de los lugares más seguro a parte de nuestra casa. No debería preocuparte eso, ahora ven, vayamos a casa.Estando en casa, los mareos eran repentinos y cada vez más intensos y se odió tantas veces por comer esa comida árabe que tanto había querido recordando que el día anterior hizo que Justin detuviera el auto para bajar y pedir esas delicias árabes en forma familiar, se lo había pedido tanto que Justin le hizo jurarle que se comería la gran porción que le compraría, lo que él no se esperaba es que ella en verdad se comiera toda esa comida en una sola noche y se preguntó a donde se le iría la comida ¿A las uñas? Rió. La posibilidad de que el reloj se detenía o fuera más lento de lo esperado era torturadora y ahora esa idea ya no era tan descabellada como normalmente pensaría, cada dos minutos miraba el reloj de la pared pero parecía que los segundos se convertían en horas y los minutos en días, la sensación de que estaba desprotegida y le faltaba algo era por los niños y trato de calmarse, tal vez eran los típicos nervios que le da a toda a madre en una etapa determinada.– Iré a buscar a los niños – escuchó a Justin – ¿Vienes? – ¿Qué si iba? Esa pregunta la ofendía pues él era testigo de su impaciencia y del reloj que parecía un anciano, por supuesto que iría. Se montó en el auto y espero que Justin arrancara mientras en el camino se tranquilizaba a sí misma diciéndose que solo faltaban cinco minutos de camino para ver a sus niños. El sonido ensordecedor del teléfono celular la aturdió y vio atentamente a Justin mientras contestaba y al mismo tiempo con cuidado manejaba.– ¿Diga? – Contestó a través del teléfono, luego de unos segundos observó como Justin fruncía el seño – ¿Puede hablar mas alto? No la escucho – _____________ con señas le pregunto quién era – Es la directora de la escuela de los niños – le susurró a ella y un miedo la agarró desprevenida, impaciente veía como Justin trataba de entender que le decían, miraba su rostro para así poder tener una idea de qué le decían – ¿Qué….? – habló pero luego fue interrumpido, vio como Justin dejó de hablar y su rostro se desfiguró poco a poco, despegó el teléfono de su oreja y lo miro como si éste estuviera a punto de atacarlo.– ¡¿Qué pasa Justin?! – preguntó no resultándole el plan de no sonar histérica. Él no contestaba, solo apretó su mandíbula hasta que sus encías le doliesen y siguió manejando, ésta vez a alta velocidad – ¡Justin dime de una buena vez que rayos pasa! – él no le contestaba y no se atrevía a zarandearlo mientras manejaba, podría causar un accidente. Vio como se detuvo en la parte de atrás del instituto y se giró lentamente hacia ella, ella observando su rostro vio sus ojos brillantes de miedo.– Voy a decirte esto pero debes calmarte – Claro, eso solo hacía alarmarla más – Cuando hable con la directora hablaba en susurros, iba a preguntarle qué pasaba pero segundos después se escucharon unos disparos _____________. Me temo que han tomado de rehén a toda la escuela – los ojos de su esposa se ensancharon y en menos de dos segundos las lágrimas bajaban por su rostro mientras pataleaba llorando – Cálmate, en estos momentos debemos estar serenos, al menos trata – pero sintió como el llanto de su esposa se intensificó en su pecho y las lagrimas no tardaron en aparecer en su rostro.– Debo entrar – soltó _____________ de repente separándose bruscamente de él, con manos temblorosas quiso abrir la puerta pero los reflejos de Justin fueron más rápidos y logró poner el seguro que solo podía desactivarse en el lado del piloto – ¡Déjame salir Justin! ¡Necesito ir por mis hijos! – Gritó – Por favor ¡Déjame ir y salvar a mis niños Justin! – suplicó tomando sus manos y a Justin se le partió el corazón verla tan indefensa – Ellos no pueden estar en ese calvario ¡Son mis niños Justin! Ellos no pueden pasar por esto, ellos no Justin, ellos no.– Debes calmarte – le dijo con voz quebrada. Su esposa apoyó su cabeza en sus propios muslos cubriendo su rostro con sus manos y su cabello, a Justin se le ocurrió una idea y viendo que su esposa no sería capaz de reaccionar ante lo que era su idea, decidió ponerla en práctica. Pidió a Dios que todo saliera como él lo estaba planeando en ese segundo, besó la cabeza de su esposa y abrió la puerta del auto rápidamente para volverla a cerrar esta vez por fuera. _____________ golpeó la ventana rogando por salir. La había dejado encerrada.– ¡Déjame ir! – pidió golpeando la ventana observando a Justin del otro lado.– Es necesario hacer esto _____________, lo siento – la miró a los ojos, tal vez fuera la última vez que lo hiciera y si moría se prometió recordar la mirada de su esposa hasta el último aliento – Te amo – susurró y colocó la mano en la ventana donde estaba justo la de ella, y vio como los anillos de matrimonio de oro puro brillaban ante la luz del sol, hasta que la muerte los separe, y tal vez se cumpliría.La ira recorría su cuerpo, Justin la había dejado encerrada en el auto y las llaves se las había quedado él. No podía dejar que los niños y Justin murieran sin ella poder hacer nada. Su mente acelerada comenzó a maquinar una idea para poder salir de allí, las lagrimas ya eran parte de su rostro y ni siquiera se inmutó en limpiarlas, la única manera de que saliera de allí era explotando el motor y no le pareció mala la idea. Recordó como sus hijos esa misma mañana le decían que la amaban y ese recuerdo se convirtió en motor de sus anhelos, de pronto como si Dios le hubiera dado la respuesta recordó la llave de repuesto que ella y los niños le habían escondido a Justin debajo de su asiento para hacerlo enojar, se agachó, introdujo la mano en el espacio entre el asiento del copiloto y el suelo y tomó algo, lo sacó y vio la gloria. Era la llave, con sus manos temblando, apretó el botón para quitarle el seguro al auto, y sin pensarlo salió corriendo despavorida por un lado de la escuela sin que algún personaje la viera, necesitaba extrema discreción.Vio como una de las puertas traseras que estaba camuflada con enramadas y arbustos estaba cerrada con candado. El tiempo era oro y esta vez ella entendió el dicho, colocó el pie en el gran candado macizo, se agarro del borde de arriba de la puerta y se impulsó hasta quedar sobre la puerta a horcajadas, paso la pierna al otro lado y calló de lleno en la arena, se limpió las manos que tenían una mezcla de arena y el óxido de la puerta y se dirigió a uno de los pasillos del jardín trasero. Tratando de no verse pasaba de arbusto a arbusto y de tobogán a tobogán, se agachó pegando su pecho a tierra cuando escuchó unos disparos y las sirenas de policías no se hicieron esperar. Rogó, pidió y suplicó a Dios porque sus hijos y Justin y toda la gente que estaba retenida allí estuviera viva. Luego de unos segundos de silencio, decidió seguir acercándose a las paredes de la escuela como tal.Detrás de una columna estaba escondida, su respiración era agitada y los latidos de su corazón parecían retumbar en las paredes de sus oídos. Miro a un lado estaba el pasillo que daba a las instalaciones internas de la escuela, miro al otro lado y vio una especie de hoyo en la pared del jardín trasero que daba directamente a la calle lateral de la escuela, decidió entrar y esconderse detrás de unas escaleras que daban al ático, escuchó atentamente murmullos inentendibles y sollozos acongojados y supo inmediatamente que estaba cerca de un salón. Camino unos pasos y sintió como todo se callaba, entro con cuidado al salón de clases y todo estaba destruido papeles por el piso, mesas volteadas, creyones regados por doquier y cuadernos de dibujos para colorear en todas partes, vio como una de las puertas de un estante se movía, camino con quedo hacia ellas y abrió la puerta. Dentro del estante estaban unos niños en posición fetal con el rostro lleno de lágrimas y asustadizos.– Tranquilos, soy del lado bueno – les dijo _____________ como si fuera una heroína de acción, los niños salieron y se apoderaron de su pierna en señal de miedo, recordó el hoyo de la pared del jardín y decidió sacarlos, corrió a abrir todos los estantes mientras los niños salían de ellos y lloraban desconsoladamente, en uno de esos estantes encontró a una muchacha de unos veinticinco años, debía ser la maestra – En el jardín trasero hay un hoyo en la pared, vete por detrás de los arbustos con ellos y sácalos de aquí – la chica asintió y guió a los niños hasta al jardín trasero vio como de último salió la maestra y se dirigió a otro salón. En diez minutos y con suerte logró sacar a seis salones de allí, faltaban unos pocos más.Escondida detrás de una pared estaba _____________, observando con ojos de águila cualquier movimiento o sonido, todo dependía de sus actos reflejos y de estar atenta, a lo largo del pasillo estaba el salón de sus hijos, dio un paso hacia atrás cuando un hombre con un arma treinta y nueve milímetros caminaba por el pasillo desesperado al parecer al verse acorralado, >>Que no entre a ese salón. Que se desvíe. Que cambie de opinión y vaya al segundo piso<< rogaba ella pero mientras lo hacía observó como el hombre se dirigía lamentablemente al salón donde seguro estarían sus hijos, pedía porque los niños no estuviesen solos en ese salón. Apenas posó la mano en el pomo de la puerta una figura salió repentinamente del salón y se abalanzó sobre el hombre, agudizó su vista tentando a pegar un grito de frustración y quedó helada ante su vista. Justin era la persona que en esos momentos forcejeaba con el hombre para quitarle el arma, los niños salieron corriendo del salón, _____________ vio a la maestra que estaba con ellos y le dio instrucciones de cómo salir de allí sin ser vista por el hombre y por Justin, se fijó en los niños y ninguno de ellos era Jason ni Drew.Desesperada por soltar un sollozo de espanto, seguía observando la escena esperando que sus hijos salieran de ese salón. Con la mano en la boca cubriendo un grito ahogado en su garganta se fijó como dos pequeñas personitas de piernas cortas, uno de ojos miel y el otro de cabello rubio salían del salón corriendo todo lo que sus pequeñas piernas le permitían. Jason y Drew corrían por el pasillo, su corazón tomo un gran respiro de alivio, se fijo en la escena de atrás y en el momento en que los niños seguían corriendo por el pasillo el hombre golpeó a Justin con el arma en la cabeza y apuntó a uno de los niños.– ¡No! – gritó _____________, corrió poniendo todas las fuerzas que tenía en la rapidez de sus piernas y antes de escuchar el disparo, tomó a los niños de sus brazos y por la fuerza ejercida los tres cayeron en un pasillo paralelo, los disparos no se hicieron esperar y mientras en su mente estaba la imagen de Justin herido en el piso _____________ se dirigía a una puerta a unos tres metros de ella, la abrió y se alegró enormemente que no estuviera con llave, metió a los niños junto con ella y por si acaso habría una ráfaga de tiros por los aires se agachó y les indicó a los niños lo mismo. El llanto de los niños y su mirada aterrorizada le taladraron el corazón, los abrazaba hasta que sus llantos se hicieran menos frecuentes y su respiración más pausada.– Mamá va a sacarlos de aquí ¿Está bien? – ambos niños asintieron y se escondieron en su pecho de nuevo, besó la frente de ambos y de pronto su corazón se aceleró de nuevo. Por la rendija de la puerta vio como unos zapatos negros estaban cerca, caminaban de un lado a otro rápidamente ¿Y si era el hombre? ¡Dios mío! ¿Dónde estaría Justin? Una posibilidad la tomó desprevenida ¿Y si el hombre fue el que había disparado a Justin hasta dejarlo morir? Vio como los zapatos negros se detenían en frente de la puerta y esperó lo peor. Lentamente sintió como una luz se posaba en su rostro y apretando más los niños a su cuerpo cerró los ojos.– ¡Papá! – escuchó que los niños gritaron y se separaron de ella, ella abrió los ojos rápidamente y encontró a Justin de pie frente a ella con un morado en su mejilla y sangre brotando de la esquina de su labio inferior, un alivio indescriptible recorrió su cuerpo y las lágrimas se lo hicieron saber, se levantó inmediatamente y lo abrazó con todas su fuerzas estando los niños en el medio.– Mujer te dije que te quedaras en el auto y hasta tuve que encerrarte para que hicieras caso y ni eso – ella rió por la felicidad que sentía más que por su comentario, sentir su voz en su cuello fue lo más gratificante de su vida – ¿Están bien? – preguntó él, _____________ miro a los niños abrazando a su padre, a Justin vivo y suspiró. Claro que estaba bien. Ambos salieron con los niños y caminaron hasta el pasillo. _____________ vio como montaban al hombre en la camilla mientras este se tocaba la pierna.– ¿Qué ha pasado? – preguntó ella mientras pasaba por el lado de la camilla mirando fijamente a los ojos al hombre herido.– Forcejeamos por el arma y terminó disparándose hacia él, solo está herido – Mientras salían del colegio con los niños en brazos de Justin y _____________ posando su mano en la cintura vio como muchos fotógrafos y reporteros se acercaban a ellos con gran furor.– ¿Qué se siente ser la pareja que ha salvado a más de sesenta niños de una masacre que en estos momentos es mundialmente conocida? – Justin como pudo alejó a los fotógrafos de _____________ y los niños sin responder a alguna pregunta. _____________ en un momento volteó su mirada y observó a muchas parejas llorando destrozadas, frunció el seño, veía una mujer arrodillada en el piso y, al parecer su esposo, lloraba en conjunto con ella, se extrañó aún más. Y de repente un escalofrío recorrió su cuerpo, miro a Justin y éste bajó la mirada siendo perfectamente consciente de la pregunta que le haría.– ¿Salieron todos? – Le preguntó mientras con su mirada le leía el alma en vilo – ¡Justin dime! – Preguntó histérica mientras su labio inferior temblaba – ¿Están todos vivos? ¿Salieron todos? – volvió a preguntar, Justin levantó la mirada y negó con la cabeza mientras su rostro se inundaba de lágrimas.– No todos – susurró, a _____________ le flaquearon las rodillas – Murieron veinte niños y seis maestras, hace unos minutos avisaron que también había matado a su madre – y la abrazó con todas su fuerzas mientras ella se quebraba entre sus brazos – Lo siento. Ten en cuenta que salvaste a muchos niños.– Pero no fue suficiente – susurró en su cuello – No lo fue – susurró de nuevo. Esa pesadilla tuvo fin, uno trágico para muchos, pero tuvo su fin.
***
Palabras de la autora para ustedes:
"Es el Capitulo mas largo que he escrito en mi vida.
Este capítulo va dedicado a todos los ángeles que murieron en la masacre de Connecticut en Diciembre, se que ya han pasado casi 5 meses pero valía la pena hacer este capítulo, es un homenaje a esas familias que aun lloran sus perdidas. Dios bendiga a los ángeles allá arriba."
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30 Días De Subasta{Go Away} 2 Temporada.
RomansaCuando el orgullo es el que manda, el destino se echa a un lado sin importar a quién hiere o lastima , el orgullo es ciego y vanidoso pero después de todo es un escalón para levantarte de aquello que te hizo caer y que hoy te hace más fuerte. Lo mal...