Me miro en el espejo enorme, ¿De verdad soy esta chica? ¿Tan fatal me vi durante el día?
Extraño mi hogar, aquí no conozco a nadie mi madre trabaja todo el día y no conozco el lugar. Extraño ver la playa por mi ventana, salir por las tardes a disfrutar el día en la playa con mis amigos, surfear o simplemente apreciar el atardecer.
Tomo mi teléfono y selecciono el contacto de Robert, y lo llamé.
*— ¿Jenna? ¿Qué pasa? — Al escuchar su voz no pude contenerme a sollozar.
*— Robert no quiero estar aquí, quiero volver a casa... Me tratan muy mal, hoy fue...
*— Jenna, tranquilízate... respira y explícame todo.
*— Ya no quiero estar en Corea, quiero estar contigo en Los Ángeles, te necesito, simplemente no encajo aquí.
*— Jenna, lo que estás diciendo no lo estás pensando con sensatez, estás pensando por una crisis es normal, no te comportes como una...
*— ¡Yo solo espero una bonitas palabras Robert! No quiero tus terapias estúpidas, entiende soy tu novia no tu paciente ¿No se supone que me alentaras para que esté mejor? — Me siento tan furiosa.
*— Yo no te diré lo que quieres escuchar, no soy ese tipo de personas, te estás comportando como una niña pequeña.
*—Puedes sólo una vez ser mi novio, sólo te pido eso, deja las terapias Robert, sólo dime lo que necesito escuchar, a veces sólo pienso que soy una diversión para ti, un experimento. No siento el amor que presumes tener hacia mí.
*— Jenna...
*— ¡No quiero saber nada de tí!
Cuelgo el teléfono demasiado furiosa. Voy a la cama y me recuesto cubro mi cara con la almohada. Me desahogo hasta que ya no siento más la necesidad de llorar.
Después me levanto sin ánimos de nada y voy a mi armario y saco una gran sudadera y unos shorts, me cambio y veo el estúpido uniforme.
Saco de mi bolso el Blazer sucio y tomo todo el uniforme Y salgo de la habitación, busco el cuarto de lavado. Cuando lo encuentro veo el lugar y sentí un hueco en el estómago, miré el Blazer lleno de café. La puerta se abrió de golpe lo que me provocó un mini paro cardíaco. La señora de la limpieza me miró sorprendida. Después miró lo que traigo en mi manos.
Estira las manos para que le entregue mi uniforme y después ella lo mete a la lavadora. Yo me inclino un poco para darle las gracias y después salgo del lugar.Vuelvo a mi habitación y me recuesto de nuevo. Pero la vibración de mi teléfono me exalta, imagino que es Robert para arreglar todo pero no es así, el nombre que dice es Chung hee.
*—Oye rubia, estoy llegando a tu casa. Adiós.
No me deja decir nada, cuelga después de terminar de hablar. Miro mi rostro en el reflejo de mi teléfono, parezco mapache. Me levanto y salgo sin nada de ánimos de mi habitación. Bajo hacia la sala y veo a Chung hee observando la casa.
—Si que ha cambiado este lugar, tenía tanto tiempo que no estaba aquí.—Dijo admirando el lugar, yo me crucé de brazos. Después me miró.
—¿Qué haces aquí?—Pregunto sin ánimos.
—Pues vengo hacer la tarea rubia —Dice y después me mira— ¿Así recibes a tus visitas?
—Lo siento, estaba descansando. ¿Algo de beber? — Pregunto y él niega.
—¿Disfrutaste tu primer día de clases?—Pregunta Chung hee.
La verdad es que no pienso llorar, no pienso decir que es un infierno. Sólo olvidaré lo que ha pasado este día.
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Un Par De Lunáticos Coreanos
Ficção Adolescente¿Por qué todo el mundo ama Corea del Sur? Jenna Peterson siempre se lo preguntó. La vida de esta rubia problemática cambia por completo cuando su madre se casa por segunda vez, pero el "pequeño" problema es que es coreano, lo que significa para ell...