Caminar de nuevo por la arena cálida, ver a los surfistas americanos demasiado coquetos, la playa cálida y la gente disfrutando del sol. Eso es lo que representa Long Beach, además de mi hogar.
No puedo evitar sentirme nostálgica, triste y furiosa. ¿Por qué pensé en la felicidad de mi madre? Si ella nunca se preocupó por la mía. Por su culpa la relación entre Robert y yo terminó, por su culpa soporté humillaciones de personas horribles.
— ¿Que te sucede Jenn? Desde ayer estás muy extraña ¿Hablaste con Dae Hyun? —Yo negué.
— ¿Verdad que es hermoso Long Beach? —Digo con una sonrisa nostálgica.
—Es muy bonito, ahora veo por qué extrañas tanto este lugar... Pero hoy volvemos a Seúl. —Gun Soo intenta ocultar su alegría, la comprendo hemos estado mucho tiempo aquí.
Dejé para el final visitar Long Beach, sé que así no me costará tanto irme. Además que debo recoger algunas cosas de mi antigua casa.
Al llegar abro la puerta emocionada, estoy fascinada por qué Helen ha cuidado del departamento muy bien. Miro por el gran ventanal de mi habitación, siempre lo hacia cuando despertaba.
Veo las cosas que Robert me regaló, no puedo regresárselas sería grosero, pero siento que debo hablar con él, además de ser mi novio fue mi amigo.
—Gun... —Dijo apenada.
— ¿Sí? —Dice entretenida observando mi colección de vinilos.
— ¿Puedes quedarte un rato aquí? Debo ir con la persona que cuida del departamento. —Ella asiente.
—Claro, me quedaré en la playa.
Ambas bajamos y Gun Se queda en la playa. Yo tomo valor y comienzo a caminar hacia dónde vive Robert, después de quince minutos llego, suspiro al ver su edificio, la verdad no sé si esté.
Subo hasta el cuarto piso, intento estar tranquila, no sé si quiere recibirme, ni siquiera sé si esté en casa.
Toco el timbre y en pocos segundos abre la puerta Robert, su cabello está desordenado.
—Jenna... ¿Qué haces aquí? —Me observa detenidamente. Es extraño que me reciba así, las últimas veces que lo visité tenía una sonrisa enorme al verme.
— ¿Puedes dejar que me desahogue contigo por unos minutos? —Digo avergonzada.
El asiente y hace una seña para que entre al departamento.
Observo parada el departamento, tantas sonrisas, cenas y bailes tuvimos aquí.
— ¿Quieres algo de beber? —Me pregunta para romper el hielo. Yo niego— ¿Cuando volviste de Seúl?
—Hace unas semanas, vine hacer el examen de admisión para AMDA.
Me dedica una pequeña sonrisa.
—Felicidades, siéntate. No te ves bien.
Yo camino hacia un sillón y el queda frente a mí.
—Lo siento si te hago sentir incómodo. —Digo observando mis manos.
—No es así, sólo me tomaste por sorpresa. ¿Que te pasa? No eres la Jenna que conocí aquí.
Es cierto... yo no soy una persona triste ni siquiera me importaba estar triste, ahora la mayoría del tiempo lo estoy, tal vez mi límite de estar en otro país ya se agotó.
—Tengo... —Suspiro—Tengo que pedirte un consejo, eres la única persona a la que le puedo decir esto.
—Sabes que lo puedes hacer. — Dice tomándome la mano.
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Un Par De Lunáticos Coreanos
Novela Juvenil¿Por qué todo el mundo ama Corea del Sur? Jenna Peterson siempre se lo preguntó. La vida de esta rubia problemática cambia por completo cuando su madre se casa por segunda vez, pero el "pequeño" problema es que es coreano, lo que significa para ell...