GIROS DEL DESTINO

CAPÍTULO 3 UN VIAJE A LO DESCONOCIDO

Cada vez que pensamos en lo incierto de la vida, un terrible hueco inunda nuestro corazón, un miedo atroz nos envuelve como la oscuridad misma y la soledad se hace más inmensa aunque en ese momento solo piensas en lo que sucederá contigo mismo, es cierto que las personas (humanos) por naturaleza son algo egoístas y al final buscan la felicidad propia es algo muy cierto, en momentos donde estamos solos, donde solo existe la obscuridad cruel y un destino incierto, solo nos preocupamos en ese momento por lo que pasara con nosotros mismos, pues sin saber el destino de nuestras vidas, no podemos saber cómo podríamos recuperar lo perdido.

Desgraciadamente no siempre el viaje del destino nos llevara de la mano, en ocasiones nos arrastrara como una enorme ola del mar que nos llevara al lugar menos esperado, a una situación que no esperabas vivir, la vida y sus caminos misteriosos en ocasiones nos ama y otras pareciese que nos odia.

Entonces solo nos queda confiar en la fe misma y enmendar lo que pudimos ocasionar en el pasado y sobrevivir en este mundo de leones.

C.W.A

Candy se encontraba dormida plácidamente deseando que todo lo que había pasado fuera un terrible sueño…pero el olor nauseabundo le impedía perderse en sus fantasías, en los brazos de Morfeo que la llevarían a un lugar seguro, siempre despertaba por los ruidos de los caballos que llevaban la carretilla donde estaba con los demás.

Sam a su lado estaba dormido, Jenny estaba tratando de limpiarse un poco con el pañuelo, hasta que vio a la rubia –Es asqueroso, tengo toda su esencia en mi piel
Candy sabia como se sentía, ella misma se daba asco –Yo también –Murmuro abrazándose dejando escapar lagrimas

Jenny la miro con dulzura –Tranquila por…por lo menos el capitán BlackSoul llego a tiempo…muy oportuno ¿No crees?

-Ese hombre es el responsable de que estemos en primer lugar aquí
-Vamos Candy, él no nos secuestro
-Pero él está a cargo de todo esto –Dijo indignada
-Creo que le gustaste –Jenny sonrió pícaramente

-No me interesa…es un mounstro
-No seas tonta Candy, te puedes salvar si te acuestas con el
-Yo no soy así Jenny –Dijo la rubia mirándola con seriedad –Primero muerta que estar con un filibustero y asesino

Jenny suspiro resignada –Tonta –Murmuro entre dientes antes de seguir tratando de limpiarse la sangre.
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Damon iba cabalgando tranquilamente al lado de la carretilla observando a la rubia que estaba al parecer despierta pues platicaba con la otra mujer, odiaba que sus sospechas fueran verdad.

“¿Qué demonios hacia Candy en ese lugar?” pensaba molesto y además “¿Cómo diablos era posible si ella…dijeron que…cómo?”
-Vaya capitán, no lo había visto tan pensativo desde que nos conocimos –Roger estaba a su lado ahora
-Es solo que…

-¿Qué ocurre?
-Nada –Miro hacia al frente –Casi llegamos
-En efecto y justo a tiempo para zarpar al alba –Sonrió el joven castaño de ojos verdes que en ese momento a la pequeña luz del sol se le veía algo apuesto ya arreglado habría una gran diferencia -¿Quieres que me adelante a dar la orden, Damon?
-Si compañero

Roger se adelantó al gran barco que estaba a la orilla de aquella desierta playa, se le vería bonita si tan solo no hubiera estado infestada por gente de la misma categoría que aquel capitán junto a gitanos y otras personas que tenían falla de ser delincuentes, o mujeres de la mala vida.

Candy observo con horror sin saber si ahí terminaría su viaje o proseguiría, deseaba tanto que alguien la rescatara, que alguien llegara y se la llevara de nuevo a Chicago pero si…si se iban en ese barco enorme que miraba al frente…estaría más lejos de casa de lo que nunca habría estado y hacia un rumbo que desconocía por completo.