CAPÍTULO 21 FLORECIENDO EN LA TEMPESTAD I

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CAPITULO 21 PEQUEÑOS OBSTACULOS I

¿El amor es como un nuevo amanecer sustituyendo el cielo nocturno? Puede cubrir con dulzura y ternura la noche que acaba sin ser un total adiós, ¿Acaso eso es posible? ¿Cómo enamorarse y desenamorarse? ¿Cómo pueden existir mil formas de amar? ¿Cómo amar a quien no está? ¿Cómo puedes amar igual? ¿Cómo es que entonces antes decías amar?

El amor real no se conoce hasta que se tiene frente, el amor debe ser rociado con la dulzura cascada para que pueda hacerse fuerte y prevalecer ante las tormentas que puedan venir.

El amor debe ser mutuo, pero principalmente el amor debe venir de uno mismo, si no hay amor siquiera para sí mismo entonces no hay amor que dar para hacer florecer el aroma dulce del roció.

Solo así entonces dará nuestra vida un último giro para así tenernos frente a nuestro destino final…

Logrando esa felicidad anhelada.

A.B.A

Damon miraba tranquilamente a la rubia quien rociaba con dulzura exquisita para él, las rosas de aquel jardín de la mansión de los Ardley, no podía creer que aquella pequeña dulce niña que alguna vez amo, ahora volvía a verla, claro sabía que así sería más nunca imagino que volvería a enamorarse con la misma intensidad que cuando era niño…bueno no, no era igual, todo era diferente…él era diferente, Anthony Brown Ardley ya no existía por lo que no podía ser el mismo modo de amar de Damon.

Sujeto su cabeza frustrado, estaba volviéndose loco, pero realmente tampoco podía culparla…

Aparentemente era la menos culpable. -¿Armand?

El rubio volteo inmediatamente al escuchar la voz femenina que le hablaba, la pelinegra sonrió con coquetería y dulzura falsa, el solo sonrió amablemente.

-Annie

-¿Qué haces aquí tan solo? ¿Por qué no me acompañas a dar una vuelta?

-¿Y Archie? –Pregunto mirándola con coquetería

-Está en negocios –Dijo fastidiada pero complaciente al ver que el rubio no había dicho alguna otra cosa

-Espero a Candy –“Rayos” maldijo Annie para sí misma había pensado que no era algo importante, al menos eso pensó

Su madre siempre le dijo que las mujeres casaderas siempre serian ventaja sobre las que ya eran viudas, por lo que pensó que Candy al ser ya viuda, no virgen y no santa ante los ojos de un caballero como Armand Miller quien es soltero y no había estado casado, desearía más a una chica casadera, santa y culta como ella, además de hermosa, pero no, como siempre aquella amiga rubia suya quitaba la atención que deseaba, lo mismo pasaba con Archie pese a ser su prometido, él estaba más al pendiente de la rubia y se lo había demostrado más de una vez, respiro profundamente para no hacer una escena ahí de celos, fingir era su palabra predilecta desde que había sido adoptada por los Britter, patética ante quien pudiera preguntarle, pero funcionaba para sobrevivir en la sociedad.

-Claro –Dijo en modo de indiferencia –Bueno me habría gustado que me acompañaras pero…

-Tampoco puedo dejar que vayas sola –Murmuro sonriente -¿Ibas muy lejos?

-Solo quería ir a los alrededores, necesito aire fresco.

-Candy entenderá –Susurro mirando a la rubia, se acercó a Dorotly quien acompañaba a los rubios en sus momentos a solas por orden de Albert, quien aún no confiaba en Armand, no le molestaba al rubio al final de cuentas tenia razón en no confiar en él. –Dorotly vuelvo enseguida por favor si Candy pregunta, comentare que estoy en los alrededores de la mansión, acompañando a la señorita Britter

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