GIROS DEL DESTINO

CAPITULO 43 DESAPARECER II

CAPITULO 43 POR TU BIEN

¿BIEN O MAL? ¿SER O NO SER?

Cuando piensas que la vida no puede ser mas cruel contigo mismo, cuando crees que por fin los giros del destino de tu vida pueden estar a tu favor, sintiéndote con mas tranquilidad y mas confiado en tu futuro que será totalmente diferente al pasado, entonces los giros del destino te vuelven a sorprender, llevándote al lugar menos indicado, al principio del fin.

A.B.A

Anthony miraba con molestia el puerto que estaban asaltando, la verdad es que esta vida nunca le había gustado pero con tal de poder encontrar a Candy, vendería su alma al diablo, eso fue lo que paso.

Había aceptado solamente con ese propósito, porque quería asegurarse que los puertos cercanos donde pudieran embarcar a Candy lejos de él, no lograran hacerlo.

Pero por esta vez el capitán al mando Kyle se había pasado, todos los piratas estaban atacando de manera salvaje y sin contemplaciones no solo los barcos que estuvieran en el puerto si no a la gente cerca de este.

-Esto es horrible –Murmuro el rubio mirando por si alguien llamaba a mas guardias.

-Ni modo tiburoncito, tu accediste, tienes que aguantarte.

Anthony suspiro

-Vamos, vamos –Le dio unas palmadas Roger

El rubio no dijo nada porque en ese momento escucho un grito con su nombre real, por lo que intento ver de dónde venía ese grito.

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Albert le tapo la boca a Candy, mientras Terrence le pedía al chofer llevara a otro lado el carruaje.

-No grites Candy, que nos pueden escuchar.

-Eso es lo que quiero –Susurro la rubia entre las manos de Albert

-¡Candy! –Dijo el rubio molesto –Por favor

-¡Quiero irme con él!

-De ninguna manera –Susurro el castaño

-Eso no puede ser, Candy ¿comprendes?

La rubia comenzó a dejar salir sus lagrimas de los ojos por impotencia y en un momento de arranque, intento salir del carruaje, pero Albert y Terrence la sujetaron.

-Albert... -Dijo la rubia débilmente dejándose caer sobre el pecho de este –Por favor...

-No –Dijo el rubio con todo el dolor de su corazón viendo como la rubia estaba destrozándose. –Perdóname...es...por tu bien

-¡¿por mi bien?! –Dijo esta molesta empujándolo y sin decir mas se volteo hacia el otro lado, llorando en silencio.

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Anthony solo vio irse aquel carruaje, sintió en su corazón dolor sin saber bien porque, pero no tuvo demasiado tiempo para pensar en ello...

-¡Capitán BlackSoul, viene la guardia!

-¡Preparen la huida! –Ordeno el rubio -¡Tomen todo el oro y vámonos!

-¡Podemos enfrentarlos!

-¡No hoy! ¡El capitán al mando ordeno que solo era una pequeña prueba para ellos, para después atacar!

-¡Pero...!

-¡Las ordenes se cumplen no se discuten!

El joven pelinegro lo miro un segundo y después comenzó a correr con todos.

BlackSoul y Roger comenzaron a blandir sus espadas para poder pelear a muerte para alcanzar a los demás.

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-¿Cómo es posible que mi nieto se haya escapado?

-Lo siento señora Elroy, pero eran demasiados incluso....mataron a mas de 3 guardias.

-Eso sin contar que se robo a mi otro nieto ¿no?

-Pues si, nosotros lo teníamos pero ese filibustero se lo robo

-Es obvio, que eso pasaría.

-Pero le tenemos una noticia

-¿Cuál? Espero que sea buena

-Tenemos a la esposa del joven Stear Cornwall

-¿Cuál esposa? El solo tendrá esposa cuando yo lo diga y la que yo elija.

-Pues la señorita Patricia O 'Brian

-¿Qué?

-Y además esta...embarazada

La señora Elroy lo miro con sorpresa, molestia pero a la vez con una satisfacción, pues ahora ya tendría como hacer volver Stear, seguramente este no dudara en volver por esa joven.

Y entonces...

Su plan junto con su familia Leagan seria un éxito.

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Era ya de noche cuando Candy despertó, estaba en una habitación, seguramente Albert y Terrence la llevaron hasta ahí.

Se levantó mirando las sabanas puestas en ella, seguramente era una de las muchas mansiones de los Ardley, por lo que veía en la habitación.

Se puso de pie lentamente para caminar directo hacia la puerta de la habitación, en un principio creyó que era mejor irse. Pero ahora...

Empujo la puerta y no pudo abrirla.

-¿Qué?

Inmediatamente se fue a la ventana para intentar abrirla pero se dio cuenta que tenían un pequeño seguro con llave.

-¿Qué? –Murmuro sin comprender la rubia.

Candy empezó a desesperarse por lo que corrió nuevamente a la puerta pero esta se abrió en ese momento.

-¿Candy? Que bueno que despertaste

-¡¿Por qué esta cerrado?!

-No quiero que te escapes –Explico con tranquilidad el rubio

-¿Qué? –Pregunto la rubia molesta -¡¿Quién dijo que voy a huir?!

-Te conozco pequeña y aunque ahorita estés demasiado enojada conmigo ahora, algún dia entenderás que es por tu bienestar y el del bebe.

-¡¿Dónde estamos?!

-No te lo voy a decir por ahora, hasta que te calmes

-Albert

-Lo siento pequeña –Dejo una bandeja con comida que traía –Pero por ahora estarás aquí y cuando desees salir será conmigo o Terrence, ya que no quiero que corras peligros.

-Pero...

-Regreso en un rato.

-¡Albert, no!

Albert cerro la puerta con seguro, sintiendo horrible en el pecho a cada grito que Candy daba fuertemente mientras golpeaba la puerta.

-Lo siento Candy.

Albert suspiro alejándose de la puerta con mucho dolor, le dolía demasiado hacer lo que hizo con su pequeña hija, pero necesitaba mantenerla a salvo y lejos de Anthony, algún dia se lo iba a agradecer seguramente que si, debía ser asi.