CAPITULO 19 ¿COMPROMISO POR CONVENIENCIA? I

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CAPITULO 19 A, B, C DEL AMOR III

La mente humana es el más misterioso e incomprensible misterio de la humanidad, es única y excepcional, pero también puede ser misteriosa y desesperante, los giros que puede dar los pensamientos son un rumbo sin fijación en algo, puede ser blanco y después negro, la mente es el mejor instrumento que pueda tenerse, pero también es el peor enemigo cuando las emociones chocan contra él, ¿Quién debe ganar? ¿La razón o el corazón? Con corazón es un decir, ya que no es literalmente, si no las emociones que tenemos, las mismas sensaciones que si lo pensamos un minuto son las mismas que el cerebro envía para sentir, para acelerar el corazón al ver a la persona amada, acelerar el corazón cuando corremos peligro, sentir calidez cuando el gesto de caricia nos agrada y más viviendo de la persona que amamos, amamos con la mente aunque a veces la locura llega a confundirnos sin saber bien ¿Por qué nos estamos volviendo locos, hablando solos?

¿Por qué a veces sin darnos cuenta de los largos y monótonos cuestionamientos que nos damos? Son más simples de lo que parece, son más excusas las que buscamos, tal vez porque simplemente no queremos aceptar lo que mente y cuerpo sienten, lo que estamos despertando pensando haber perdido ya hace tiempo.

Aunque es ilógico pensar ello, porque siempre podríamos perder la cabeza por algo o alguien, es más bien la manía de siempre negarnos a la realidad que no queremos ver, por más excusas inventadas por nuestra propia negación a la verdad.

El amor nunca se puede negar cuando se mira a través de las puertas del alma...es ahí donde se encuentra la sinceridad indiscutible y absoluta....

A.M.

Armand miraba a lo lejos a su ahora prometida, habían concluido ese mismo día que entonces quedarían ya comprometidos para casarse en dos meses, había sido invitado a almorzar con la familia Ardley, en todo momento la rubia se encontró tímida y esquiva a las preguntas que se le hacían, Annie Britter que estaba siendo hospedada en la mansión Ardley, al parecer, no estaba nada feliz, pero después vería como hacerla sentir mejor y hacerla quedar más con Archie para que no se casara, no debía interferir en sus planes. Pero ahora lo que le importaba o interesaba era la rubia, quien miraba con añoranza las rosas...esas rosas...

Suspiro pesadamente antes de acercarse a la joven, quien estaba absorta en sus pensamientos, alcanzo a escuchar el nombre...nombre que deseaba no volver a oír en su vida...

-Anthony

Un suspiro más

-Creía que estabas enamorada de Terrence –Murmuro molesto poniéndose a un lado de ella. Esta le miro con molestia.

-¿Qué haces aquí?

El rubio sonrió con amargura y fingiendo ofensa –Soy tu prometido Candy, tu futuro esposo y creo que es mejor que nos conozcamos mejor.

-No lo veo necesario –Susurro –La verdad no me interesa saber nada de usted –Dijo mirando nuevamente las rosas

-Yo creo que si Candy –La tomo con suavidad de la mano para obligarla a que lo viera –Hace un momento me hablaste con más confianza y yo quiero eso, quiero que haya confianza entre nosotros

Candy enarco la ceja algo desconfiada –Si así fuera, entonces deberías decirme –Le miro un momento antes de continuar –La verdad ¿No? Tu eres ese filibustero ¿O es mentira?

Noto el sarcasmo de la pregunta pero aun así sonrió –Todo a su tiempo pequeña –Dijo sonriente -¿No quieres conocer mejor a la persona con la que te casaras? Porque sé que no te casas por estar secretamente enamorada de mi ¿O sí?

GIROS DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora