CAPITULO 4 DESTINO FATAL

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A veces las cosas no son lo que aparentan, a veces las personas no son como muestran y a veces el destino no es lo que piensas que será, a veces el amor oculto que has tratado de olvidar o pensaste olvidar, no es así, a veces el corazón nos miente o nosotros le mentimos, a veces disfrazamos las cosas porque no saber cómo lidiar con ellas, a veces la vida es más fácil cuando vives mintiéndote a ti mismo sobre aquellas formas de ser porque es más sencillo fingir que ser autentico, es más fácil ir con la corriente que en contra y entonces ¿Quién realmente tiene el poder del destino?

A.B.A



Candy miraba con curiosidad al rubio, quien se había quitado de encima de ella y solo le miraba con tranquilidad, mientras se recostaba a su lado –Puedes estar tranquila…no lo…hare –Susurro cerrando los ojos por fin dejándose caer en las piernas de la rubia.


Candy no sabía que pensar o ¿Qué hacer? ¿Qué demonios pasaba con aquel rubio? Sintió su aliento cerca de su pantorrilla, el cual le ocasiono una corriente eléctrica que no supo explicar, al momento de asquearle y ponerle los nervios de punta, sintiendo que su aliento era cálido, suave y amable, pero…no debía de pensar así y menos de quien era responsable de que estuviera en aquel momento camino a lo desconocido. -¿Por qué…?


Damon alzo su mirada con algo de asombro pero al ver la mirada cálida y seria a la vez de la rubia, recordó aquellos tiempos cerca de Lakewood donde… bloqueo nuevamente el recuerdo, no deseaba ser como antes, un niño tonto e ingenuo –No deberías cuestionártelo Candy o ¿Acaso quieres? –Sonrió con malicia mirándola de arriba abajo, provocándole el sonrojo en las mejillas suaves de la rubia.
-No, pero…


-No hagas preguntas estúpidas entonces –Se puso de pie dejándola un momento con temor, pues Candy creyó que tal vez…


-¿Tienes hambre? –Pregunto de pronto sin mirarla
-¿Qué?
-¿Acaso eres sorda? –Damon la miro con burla


-Yo…no pero… -Candy estaba más que molesta confundida por la repentina amabilidad del rubio, quien podría matarla en cualquier momento entonces ¿para que la amabilidad?
-Come –Ordeno poniendo enfrente de ella una bandeja que seguramente habían dejado ahí para él.
-¿Qué…?


No pudo completar la pregunta pues Damon había salido del camarote, ella suspiro aun sin poder comprender porque el cambio de aquel hombre pero sin cuestionarse más, decidió mejor comer, realmente estaba algo hambrienta.
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Pasaron dos días desde que había pasado aquella ocasión donde Candy y el capitán habían conversado, los siguientes días ella no había podido estar tranquila pero el no regreso al camarote en su lugar varios tripulantes del navío iban y venían con comida y agua para ella, no sabía que era lo que pasaba pero no se sentía nada cómoda por ello.
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Terrence se encontraba en la mansión Ardley de Chicago donde le habían informado que se encontraba, estaba desesperado ya hace poco más de tres días de la desaparición de la rubia, se sentía culpable, no sabía qué hacer y algo en su interior le decía que Candy había estado en aquel barco donde ese rubio le prohibió ver.


En aquel momento entro la señora Elroy con su mismo semblante serio de siempre, al mirarlo frunció con disgusto el ceño era obvio que no lo quería ahí. –Buenas tardes
-Buenas tardes Señora Elroy
-¿Qué se le ofrece, joven?


-Quería…bueno me temo que no son buenas noticias –Terry bajo la mirada al final de cuentas esa era la familia de Candy, ¿Cómo debía decirlo?
-Diga ya de una buena vez lo que va a decir –Dijo la señora Elroy algo desesperada por ver que no hablaba
-Bueno es que… Candy
-¿Candy?
-Si señora Elroy, Candy Ardley fue secuestrada


La señora Elroy abrió bastante sus ojos pero después paso de su color de piel normal a uno más rojizo –Esa chiquilla siempre está escapando, no tiene de que preocuparse, joven Grandchester siempre está escapando y es por eso que ella no pertenece más a la familia Ardley

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