No podía hacerlo. Los nervios eran más fuertes que mi voluntad. ¡Por Dios, Niall! Tienes a Val a pocos metros de distancia. Ve a hablar con ella. Gritaba mi conciencia.
-Eh, disculpe. -Me tomó por el brazo un chico alto de cabello rizado. - ¿Tu eres el famoso Niall? -Preguntó. Lo mire confundido.
-Eh... ¿El de la foto? Si mis lunares no me confunden... creo que sí. -Dije algo nervioso.
-¿Me acompañas? Debo hablar contigo.
-Pero es que yo...
-¡Vamos! No voy a hacerte nada. -Dijo amigable y divertido.
-De acuerdo. -Acepté. Dejando mi oportunidad irse como un mismo tonto. Creo que el destino no tiene algo bueno para mí. Y la suerte no creo que esté a mi favor. Por lo menos no ahora. Comenzamos a alejarnos de aquel lugar. Caminaba con un completo desconocido que llevaba todo el rato con las manos en sus bolsillos. Como si estuviera planeando decirme algo, pero no sabía cómo.
-Así que... Tú no eres de por aquí, ¿cierto? -Preguntó rompiendo el silencio.
-No. -Contesté nervioso. - ¿Puedo saber tu nombre? Chico de cabello rizado. -Sonrió ante mi comentario.
-Me llamo Harry. Harry Styles.
-Oh. Claro. Harry. -Dije algo nervioso.
-Y dime, Niall. ¿Qué viniste a hacer por acá? -Comenzamos a acercarnos a un parque.
-Pues, vengo en busca del amor de mi vida. -Se detuvo asombrado. Con los ojos como platos. Mirándome. - ¿Dije algo malo?
-Eh, no. Sigue. -Comenzó a caminar nuevamente, pero esta vez mirando al suelo.
-Pues realmente vine a eso. Es una larga historia. Te aburriría. -Lo acompañé mientras caminaba.
-Tengo tiempo. -Dijo amable.
-¿Por qué te interesa saber? -Pregunté.
-No lo sé. Quizás yo pueda ayudarte a buscarla. -Dijo divertido y algo misterioso.
-Como digas. -Me encogí de hombros e hice una pequeña mueca. -Pues tenía una novia. Ella es hermosa. Es una chica tierna, dulce, fiel y cariñosa. Estuvimos juntos diez meses. Yo conocía a su padre desde antes de conocerla. Luego él murió. Entonces fue cuando la conocí. Ella era la mujer perfecta. Todos lo sabían, menos ella. Era insegura de sí misma. Le importaba si estaba gorda o flaca, peinada o despeinada, bonita o fea. Y eso era algo que no podía soportar. Ella era mi juego. Siempre eh sido un mujeriego. Así que jugué con ella también. Le hice creer que la amaba y que me importaba, pero no era así. Solía trabajar en una empresa porno. Renuncié hace unos días. Me acostaba con chicas todos los días, grababa películas teniendo sexo con varias a la vez. -Sonreí algo tímido. Ahora que lo pienso; eso no deja una buena impresión de mí. -Mi vida era perfecta; hasta cuando se fue. Fue ese maldito día. Aquella tarde cuando salía del trabajo y me dirigía a nuestra casa. Había un auto desconocido. Me bajé del mío y cuando entré estaba ella justo enfrente de la puerta para irse. Su rostro estaba empapado en lágrimas, sus ojos decían que habían llorado todo el día. Solo con verla, podía saber que estaba más que destruida. Fue la primera vez que le rogué a una mujer que se quedara. Fue esa vez que la vi marcharse y no regresó. Días después hubo una fiesta de antifaces. Bailaba con una chica hermosa. Le tocó ser mi reina; y al final de la noche me enteré de que era ella. Esa hermosa mujer de la que me había dado cuenta de que estaba enamorado. Llevo días sin hablar con ella, horas sin verla, minutos sin escucharla y se me hace una eternidad. Fui secuestrado por un señor que dice que es su padre, pero no lo encuentro posible. Él estaba muerto. Luego está esta única persona que se preocupa más de mi vida que de la suya enviándome mensajes de textos. En donde vivo está mi mejor amiga. Ella es la mejor amiga del mundo. La quiero como si fuera mi hermana. Sus padres eran oficiales de la policía así que cada duda que tengo o información que necesito, voy donde ella. Y por último está esta única chica de cabello rojizo. -Se detuvo para mirarme. Me detuve también. -Ella es su mejor amiga. A ella me la encuentro en todos lados. Veo ese único cabello rizado rojizo que me llama la atención todo el tiempo, donde quiera que me encuentre. Lo más que me gusta de ella es que donde ella está, esta mi amada. No sé porque te digo esto. No te conozco, quizás seas cómplice del que me secuestró, pero si lo eres, solo necesito encontrarla. Solo quiero saber que está bien. No me importa si ya no me quiere. Respetaré cada decisión que tome, pero solo necesito saber que ella se encuentra bien. Solo eso. -Me quedé en silencio.
-Niall. -Tragó saliva. -Primero, no soy secuestrador. Estoy en la universidad. Tengo dieciocho años y me crié aquí con una familia llena de valores y muy solidaria. Debo admitir que lo que hiciste estuvo mal. Si yo fuera esa chica, jamás volvería contigo. Se ve que ella es muy frágil y ahora veo cuanto la quieres; pero tú no mereces su perdón. Jugaste con sus sentimientos, la lastimaste. Eso no es de hombres, Niall.
-Gracias. Ya sabía todo esto. Pero ¿Por qué me dices esto? ¿Por qué actúas como si me conocieras? -Estaba algo confundido.
-Porque te conozco Niall. Solo bastó esa información que me diste para saber quién eres. -Sin darme cuenta habíamos llegado a la otra esquina de la calle. Habíamos pasado por aquel parque sin darme cuenta. Me había desahogado con un total extraño que según él, me conocía perfectamente. ¿Quién era él? ¿Y cómo me conocía?
Narras Tú:
El sol comenzaba a esconderse y la luna comenzaba a salir. No había comido en toda la tarde. Estaba tan concentrada en esta exhibición, que el tiempo había pasado volando. Fue la primera vez en estos diez meses que hice algo por mí misma. Algo que realmente quería hacer. Estaba feliz. Estaba más que feliz. Mientras la luna daba su señal, la gente comenzaba a alejarse. Me agradecían por tan grandiosas maravillas. Me pedían autógrafos y fotografías. Era un sentimiento realmente bonito.
-______. -Me llamo una voz reconocida. Me voltee a verlo.
-¿Qué sucede, Lou? -Dije algo tímida.
-Oh. Me gusta ese apodo. -Dijo divertido. Reímos. -Pues fue un día maravilloso. Quería ver si les gustaría ir a cenar. -Sonrió. -A las dos. Por supuesto. -Sonreímos.
-Claro. No creo que haya problema. -Sonreí. - ¿Quieres ir, Val?
-No creo que haga falta preguntar. Me muero de hambre. -Reímos.
-Bueno, entonces iré por unas cosas y en unos cinco minutos nos vamos. -Sonrió. - ¿Las llevo o quieren irse en su auto? -Preguntó antes de irse.
-Creo que vamos en mi auto. Así no te molestamos. -Dije amigable.
-No molestan. -Dijo, para luego irse. Me parecía muy amable el Sr. Tomlinson.
-Y bien, señorita. ¿Qué te pareció la exhibición? -Le pregunté a mi amiga.
-¡Fue realmente grandioso! La forma en que la gente se concentraba en tus fotos y cada vez que te hablaban. Lo más gracioso era que no entendías la mayoría de las cosas que decían. -Rió.
-Eres muy graciosa. -Dije sarcástica. -Pero tienes razón. -Solté una leve risita.