-Niall, me estas asustando. ¡Ya dime que es! –Dio un leve grito desesperada, lo que me hizo reír.
-______, hemos pasado por momentos difíciles como por fáciles y solo quería decirte que...
-Lamento interrumpir, pero la paciente ya está de alta. Pueden llevarla a casa. –Dijo amablemente el doctor. Lo que me hizo maldecir entre dientes.
-¡Maldición! –Susurré. –Mejor te lo digo luego, hermosa. No es malo. Ahora vayamos a casa. –Le regalé una sonrisa fingida y ella soltó una leve carcajada. – ¿De qué te ríes? –Dije confundido mientras me levantaba para levantarla.
-Tu reacción. –Continuó riendo.
-No le veo lo gracioso. –Dije divertido.
-Llévame al hotel. Tenemos cosas que hacer. –Se levantó de la camilla. –Oh, y por cierto… Llama a Kelly. No vamos a dejarla. –Sonrió y asentí. Me había olvidado por un momento de ella. Entonces minutos después nos la encontramos saliendo. Comenzamos a caminar hacia el auto y cuando ______ se montó, aproveché para hablarle rápido.
-Oye, hermosa. Tengo un plan y necesito tu ayuda. –Sonreí pícaramente.
-¿Qué tramas, Horan? –Pregunto divertida la rubia.
-Ya verás. –Sonreí. Le abrí la puerta trasera y me dirigí al asiento del piloto. Encendí mi auto y comencé a conducir.
(…)
Narras Tú:
-Aun no te quites la venda. –Dijo mientras sacaba sus manos delicadamente de mi cintura.
-¿Dónde estamos, Niall? –Pregunté ansiosa. Los nervios me comían por dentro y no sabía exactamente si esto era algo bueno o malo.
-Tranquila. Conmigo estas a salvo. –Dijo dulcemente depositando un corto beso en mi mejilla. Lo que me hizo sonreír y a la vez despertar pequeñas mariposas en mi estómago.
-¿Al menos me das una pista? –Intenté convencerlo, pero fue inútil.
-No. –Dijo orgulloso y escuché pasos distanciarse.
-¿A dónde vas? –Pregunté preocupada.
-Relájate, princesa. Estoy aquí. No voy a dejarte sola. –Rió levemente.
-¿Ya puedo quitarme la venda?
-No. –Sentí como sus grandes y fuertes manos volvían a mi cintura y me guiaban a otro lado de aquel lugar. Sentía una ligera y refrescante brisa entrar por mis poros. Removiendo mis cabellos. Suspiré ante su respuesta y trate de imaginar dónde estábamos. No era un lugar cerrado porque el suelo no era liso. No era alguna plaza porque no escuchaba palomas volando a mí alrededor. No era un lugar público porque no había ruido. Y no podía ser una playa porque lo que tocaban mis pies no era arena. Los pensamientos comían mi cerebro. No sabía que mas pensar; quería ver y saber donde rayos me encontraba.
-¿Puedo preguntar por qué me trajiste a este lugar? –Pregunté curiosa.
-Bueno, quizás es… –Comenzó a aflojar la venda que cubría mis ojos. –Porque es una sorpresa. –Desató completamente la venda, pero aun sin quitarla de mis ojos. –No abras tus ojos aun. –Dijo mientras terminaba de sacarla
-Bien. –Contesté sonriente.
-De acuerdo, la verdad no creo en los cuentos de hadas, finales felices, parejas que duran para siempre, hijos perfectos...
-¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? –Pregunté interrumpiéndolo aun sin abrir mis ojos.
-______, abre los ojos con cuidado. –Seguí instrucciones. –Yo, sé que no eh sido perfecto. –Lo que mis ojos veían era lo más hermoso que alguna vez pudieron haber visto. –Bueno, yo he estado pensando en cómo decirte esto. –Me encontraba al frente de un hermoso lago. Acompañado por un hermoso muelle y una hermosa casa blanca. Las hojas caían de a poco y la brisa que los árboles brindaban era realmente placentera. –Y créeme que ha sido bastante difícil. –Ahí se encontraba él. Mi hermoso novio, mi perfecto príncipe azul. Arrodillado frente a mí, mientras tomaba de mi mano. Sonreí de emoción. Mis ojos comenzaban a inundarse de un líquido salado. -______, yo no sabía lo que era el amor y tú me enseñaste lo que era. Estoy tan profundamente enamorado de ti que no tengo las palabras exactas para decírtelo. Cada vez que veo tus ojos es como viajar a la luna y tocar las estrellas. Tu mirada me da paz. Escucharte hablar es como si cantaras una hermosa melodía en mis oídos. Tus manos tan delicadas cuando comienzan a pasear por mi piel, que provocan que todo mi cuerpo se estremezca. Ese particular aroma que siempre traes, tu aliento, cuando caminas, respiras, o simplemente cuando tu corazón late es cuando me siento vivo. Esos pequeños y hermosos momentos que me hacen sentir seguro porque estoy a tu lado, son los que me hacen enamorarme de ti. Y quiero que esto dure para siempre. –Miraba detenidamente mis ojos, mientras mis mejillas eran mojadas por las pequeñas gotas saladas. -______, yo no soy perfecto, pero intento ser perfecto cuando estoy contigo, porque tu eres perfecta para mi. –Comenzó a buscar algo en su bolsillo. Y cuando lo sacó, era una pequeña caja. -______, este anillo era de mi madre. Nunca pensé que se lo entregaría a alguien, pero tu mereces tenerlo. –Vi la pequeña caja y luego sus ojos. Oh, por Dios. Esto no podía estar pasando. Abrió la caja y de ahí pude ver a un hermoso, fino y delicado anillo.
-Niall, ¿Qué vas a hacer? –Susurré. Mis manos temblaban.
-______, ¿serias mi esposa?