Narras Tú:
-¡Vamos ______, ya fue suficiente!
-Vamos, Harry, no seas aburrido. -Dije divertida. -Estamos pasándola bien con estos papasotes. -Solté una carcajada y bebí más de mi trago.
-______, estas ebria. Vas a meterme en problemas. Ya basta. -Susurro en mi oído.
-Es tan excitante que me susurras así. -Dije enredando mis dedos en su suave cabello.
-Ya vámonos. -Volvió a repetir.
-¿El nene de mami está asustado? -Dije en un tono alto y burlón para que los grandulones me escucharan. Comenzaron a reír.
-¡Vamos, nene de mami, déjala que disfrute un rato! -Gritaron los chicos.
-No se metan. -Los fulminó con la mirada.
-Cuida tus palabras, ricitos. -Dijo uno de los tres. Esta vez serio.
-Escúchalos, Harry. Solo diviértete, bebe más tragos. -Dije haciéndole una seña al del bar para que me sirviera otro trago. Harry suspiro y se sentó a mi lado. Cogió mi teléfono y marcó a alguien.
-¿Hola? ¿Es la amiga de ______? Bien, oye, me llamo Harry, soy su vecino. Estamos en un bar y esta ebria, no quiere irse y hay unos tipos velándola. ¿Quieres decirme que hacer? -Hablaba en un tono bajo para que no escucharan. - ¿Cómo que no sabes? Okay... Está bien. Eso hare. Gracias. Adiós. -Cortó.
-Bébete esto. -Le entregué el trago. Me miro a los ojos. - ¡Vamos! Uno no te va a hacer nada. -Sonreí coqueta. Siguió instrucciones.
-Vayamos a bailar. -Me invito. Accedí y comenzamos a caminar.
-Por aquí no es la pista. -Dije deteniéndome mirando a mi alrededor.
-Lo sé. -Me cargo en brazos y comencé a reír, estaba como loca, parecía una niña pequeña de seis años.
-Bájame, Styles. -Continuaba riendo.
-Vamos a bailar en la ducha de tu habitación. -Me sentó en el asiento del copiloto y me abrochó el cinturón.
-Eso suena divertido. -Dije pícara y divertida.
-Estas ebria, ______. -Rió por lo bajo.
-No lo estoy. -Reí.
-Como digas. -Sonrió. No tardamos mucho en llegar. -Vamos. -Me abrió la puerta y me extendió su mano. No pude balancear mi peso sobre mis piernas, por lo cual me fui de lado. -Oh, Dios. Y eso que no estás ebria. -Dijo sarcástico. Solté una carcajada y me cargo en brazos como un bebé. Subimos hasta mi habitación y me puso en el suelo. Abrí aquella puerta y nos dirigimos a mi dormitorio. Comenzó a quitar mi blusa y mis pantalones. Caminamos hasta el baño y este abrió el agua. Sentí un leve empujón y luego un chorro de agua fría cayendo por todo mi cuerpo. Solté un leve grito al contacto del agua con mi piel.
-¡Oye! -Me quejé.
-Quítate lo que te queda de ropa, báñate y ponte algo cómodo. Te esperaré en la sala. -Beso mi mejilla y se giro.
-Harry. -Se volteó.
-¿Si?
-Dijiste que bailaríamos juntos en la ducha. -Hizo una mueca.
-Estaba mintiendo. No me bañaré contigo. Estas ebria. -Sonrió.
-Vamos, no pasará nada. -Insistí coqueta.
-No, ______. Solo báñate y ponte algo cómodo. Te esperaré en la sala. -Salió del baño y me dejo allí con el agua helada. Cambié la temperatura y lavé mi cuerpo. No me demoré mucho. Salí y busque unas bragas, un sostén cómodo y una camisa de Liam que use aquella noche. Me quedaba algo grande, así que no tuve que usar pantalones. Salí de mi habitación y me dirigí a la sala, donde se encontraba mi amigo. Estaba sentado en el sillón viendo televisión. Me senté a su lado y sonreí.
-¿Qué vez? -Pregunte.
-No lo sé. Es lo que estaba puesto. ¿Cómo te sientes?
-Mejor, gracias. Lamento haberte causado problemas. -Sonreí y recosté mi cabeza en su hombro.
-Ya pasó, ahora estamos bien. -Me rodeo con su brazo. -Te tengo una sorpresa. -Levante mi cabeza y sonreí.
-Ven. -Sonrió y me llevo a mi habitación. En el suelo había un pequeño maletín. No lo noté ya que la oscuridad del lugar no me lo permitía.
-¿Qué es? -Pregunté algo curiosa.
-Voy a hacerte un tatuaje. -Cogió aquel maletín y lo puso sobre la cama.
-¿Estas bromeando? -Comencé a reír.
-No, pero prefiero hacértelo yo, a que vayas a escondidas con un pervertido. -Me tiro una guiñada.
-Gracias, Harry. -Sonreí. -No sé qué es lo que quiero, pero quiero algo que sea en otro idioma y que solo tú y yo podamos entender. -Me acerque a la cama.
-¿En donde lo quieres? -Pregunto.
-Aquí. -Respondí y toque mi espalda. Entremedio del cuello y mi hombro.
-¿Segura que quieres un tatuaje? -Pregunto.
-Segura. -Me senté en la cama.
-Acuéstate con la espalda mirando hacia el techo y quítate la camisa.
-Bien. -Seguí instrucciones. Han pasado tres días desde que viaje aquí, no es mucho tiempo, pero tengo la confianza necesaria para quitarme la camisa enfrente de Harry. Digamos que es un buen amigo.
-Dolerá un poco. Recoge un poco tu cabello. -Conecto algunos cables y con un poco de alcohol en un papel, limpió el área que sería violada. Respire hondo y sentí como pequeñas punzadas entraban en mi piel.
-Será pequeño, ¿cierto? -Pregunte algo nerviosa. No pensé que esto doliera así. No duele tanto, pero pensé que sería menos.
-Hermosa, no te hare un tatuaje grande, dañaría tu hermosa y delicada piel. -Sonrió. Lo que provoco que yo también lo hiciera. Unos minutos más tarde, ya no sentía más dolor. -Ya está tu tatuaje. -Sonrió. -______, ¿estás ahí?
-Oh, disculpa. Estaba... -Suspiré.
-¿Pensando? -Me miro y me regalo una hermosa sonrisa.
-Si. -Exhalé.
-No sé si sea lo que estas pensando, pero creo que eres demasiado hermosa para sufrir por un hombre. -Sacó un mentón de cabello que adornaba mi rostro.
-¿Lo crees? -Pregunte levantándome y volteando mi mirada hacia él.
-Lo sé. -Miro fijamente mis ojos. Comencé a mirar sus carnosos y tentadores labios. Vi como su cabello hacia una combinación perfecta con su rostro y note como me puse algo nerviosa estando en este estado. Ya que dolía un poco mi cabeza por el efecto de aquellos tragos y un poco mi hombro por el recién tatuaje. Comenzó a acercarse a mí, de manera que pude sentir su respiración en mi rostro. Notando como su mirada quería estar en mis ojos y en mis labios a la vez. Centímetros de distancia, deseos de besarlo, pero el recuerdo de aquel otro hombre invadió mi mente.
-Harry, yo... -Me alejé de el cambiando mi mirada hacia el suelo.
-Lo- lo siento. -Dijo nervioso. -Discúlpame, ______. Creo que debes descansar. Trata de no tocar mucho tu tatuaje y no permitas que le dé el sol. -Se levanto de la cama, recogió aquellos cables y los guardó en su pequeño maletín. -Hasta mañana, preciosa. -Beso mi frente y se fue. ¡M¡erda! Lo había arruinado.