Al no obtener respuesta, me fui de allí. Quizás estaba; quizás no. No iba a quedarme esperando como un tonto; debía buscar en el resto de la ciudad. De seguro la encontraría. Me monté en mi auto y conduje hasta el Starbucks más rápido que encontré. Pedí un frapuccino y me lo tomé en el camino. Bueno... tomé el papel en mis manos y comencé por leer la dirección del primer hotel. Quedaba a unas tres cuadras de donde estaba. Volví a mi auto y comencé a conducir nuevamente. Por obligación tuve que detenerme. Una multitud de gente se interpuso en mi camino. Familia tras familia. Persona tras persona. ¿A dónde iban? Estacione mi auto para obtener respuesta a mi pregunta. Lo apagué y Salí de él. Comencé a seguir a la gente. Mientras más caminaba, más gente veía. Comenzaba a rodearme de gente que no podía contar; eran demasiados. Me detuve y me encontraba en un museo. Era un hermoso museo y en él habían hermosas pinturas, fotografías y obras de arte. Me acerqué más y logré ver que había un papel indicando que esto se trataba de una exhibición. ¿Era en serio? ¿Todo esto por una exhibición?
Narras Tú:
Mientras observaba las otras exhibiciones, veía como el museo se iba llenando. La gente observaba cada detalle de ellas. Mi amiga, aun asombrada, no decía nada. Tenía que aceptar que cada una de estas pinturas, fotografías y obras de artes, eran hermosas.
-¡______! -Sentí que me tomaron por el brazo. Lo que hizo que me volteara. -Qué bueno que te encuentro.
-¿Está todo bien, Louis? -Sonreí.
-Perfecto. Tu talento es increíble, y la gente no para de hablarme de tus fotografías.
-¡Oh! Esto es genial. -Sonreí aun más. -Te presento a mi amiga. -Miré a la pelirroja. -Ella es Val. Y Val, el es el señor Tomlinson. Mi socio por decirlo así. -Reí para mí.
-Por favor, dime Louis. -Sonrió y le extendió la mano a mi amiga.
-Es un gusto Louis. -Sonrió y respondió el acto.
-Bueno Val, lamento esto, pero debo llevarme a tu amiga solo unos minutos. Hay alguien que quiere hablar con ella. -Sonrió.
-Oh, claro. No hay prob...
-¿Te molestaría que nos acompañara? Es que no quiero dejarla sola. -Hice una pequeña mueca.
-¡Por supuesto que no! No tengo ningún problema. -Dijo amable. -Entonces vamos. -Comenzó a caminar, haciendo que nosotras lo siguiéramos. De vez en cuando se detenía a hablar con personas conocidas, o ellas lo detenían a él para decirle cuanto le gustaban las fotografías. Comenzamos a alejarnos de la gente. Llegamos a una pequeña oficina donde el sonido del aire era el único ruido.
-¡______! -Se levantó de su asiento y extendió su mano con una sonrisa.
-¡Señor Paul! -Imité su acción. -Es un gusto verlo.
-Lo mismo digo. -Tomó asiento.
-Bueno señor, ella es mi amiga Val y espero que no moleste que ella esté aquí. -Dije amable. Notaba como se sentía algo incomoda. Pero ahora tengo bastante miedo como para estar sola.
-Por supuesto que no molesta. No tenemos nada que esconder. -Dijo amable y le extendió la mano a mi amiga. -Me llamo Paul, por cierto. -Sonrió.
-Un gusto, señor. -Imitó su acción.
-Bueno, tomemos asiento. -Indicó Louis.
-Y diga señor, ¿Para qué quería verme? -Sonreí.
-Oh. Claro. -Rio para él. -Pues tengo varios contactos y 'amigos'; por decirlo así. Y varios de ellos me hicieron una gran oferta por tus fotografías. -Esto me dejó paralizada.
-Di- ¿Disculpe? -Tragué saliva.
-Bueno, iré al punto. Tengo una socia con la que me reuní ayer y estuvo viendo tus fotografías. Quedó encantada con tu trabajo y me hizo un trato. Lo que pasó fue que no supe que contestar, ya que el increíble talento no venía de mis manos. Entonces ahí fue donde le dije que eran fotografías tuyas. Me explicó que está haciendo un proyecto que es muy importante y me pidió que hablara contigo para organizarles una reunión. Le interesa comprarte todas tus fotografías si es posible y te ofrece un millón de dólares por las tres. De tú no aceptar el trato, dice que aumentaría el costo, pero eso lo decidirían ustedes luego. -Mis ojos se abrieron como platos. -Entonces, ¿Qué dices? -Sonrió.
-Yo... No sé qué decir. -Sonreí. - ¡Esto es increíble! -Llevé mis manos a mi boca.
-Lo sé. -Añadió Louis. -Admito que conozco a varios fotógrafos profesionales y que sus fotografías son excelentes, hasta me incluyo; pero tú eres más que excelente. Y la persona con la que estarás creando un trato es muy importante en esta ciudad. Es muy famosa por su dinero y su talento. Digamos que te pareces un poco a ella cuando fotografías. Sería una gran oportunidad. -Sonrió.
-No conozco mucho sobre esto. -Dijo la pelirroja. -Pero se escucha una buena propuesta. Creo que deberías hablar con ella. -Sonrió. Voltee mi mirada para el señor Paul.
-Pues, creo que lo mejor será que hablemos con ella. ¿No? -Sonreí y me encogí de hombros. - ¿Cuál es su nombre? -Pregunté.
-Vanessa. Vanessa Beecroft. -Sonrió.
-Entonces cuando tengan los detalles de la reunión, llámenme. Ahora debo continuar viendo la hermosa exhibición. -Sonreí. Me levante de mi asiento, tomé a mi amiga y salimos de allí.
Narra Niall:
Comencé a acercarme a las pinturas. Eran muy llamativas. Toda información era en italiano, un idioma que podía entender perfectamente. Lo practicaba con mi padre cuando era pequeño. Todo es impresionante. La mayoría de los temas eran muy vulgares, pero la pintura era realmente hermosa. Admitía que el sitio estaba bonito, pero no puedo pasar mucho tiempo aquí. Me aburro de nada. No le encuentro mucho sentido. Así que comencé a caminar nuevamente buscando la salida, pero hubo una fotografía que llamo mucho más que mi atención. Comencé a acercarme tanto que choqué con la pared..
-Soy... ¿Soy yo? -Pregunte para mí mismo confundido. - ¿Qué hago yo en una exhibición en Italia? No, no, no. No soy yo. ¡Por supuesto que no! Debo tener un gemelo perdido o algo así. -Me voltee para irme, pero el recuerdo volvió. - ¡Espera! Es que esto no puede ser posible. -Volví a ver la foto, pero no de tan cerca. Comencé a mirar detalle por detalle. Lunar por lunar. Cabello por cabello. -Es que no puede ser real...
Narras Tú:
Mientras caminaba con mi amiga, observaba las expresiones de la gente al ver los retratos. Era realmente magnífico sentirlo. Cada buena reacción era una sonrisa satisfactoria para mí y para mi bebé.
- Mi scusi, signorina. -Me detuvo una niña. -Sei sicuro di aver preso queste fotografie? -Miré a mi amiga totalmente perdida. No entendía nada. Y la verdad... no me gustaba.
-¿Hablas español? -Pregunté esperando con esperanzas una buena respuesta.
-¿Realmente usted tomó aquellas fotografías? -Sonrió. Lo que hizo que yo también lo hiciera.
-Oh, si. Por supuesto que si. -Sonreí nuevamente.
-Es usted una muy linda fotógrafa. -Dijo amable y se fue corriendo; dejándome llena de ternura.
Narra Niall:
Miré las fotografías de los lados. ¡No podía ser! ¡Es ______! Es ella. Ella es la dueña de estas fotografías. ¡Estoy segurísimo! ¿Pero ella está aquí? ¿Ella publicó estas fotos y realmente piensa que soy un amor prohibido? Mire la última foto. ¿Quién es este tipo? No creo conocerlo... ¿Será su nuevo novio? ¿Se va así de rápido y ya tiene novio? ¿Qué pasa con esta chica? Me voltee y comencé a buscar entre la multitud. No conocía a nadie. La gente me miraba extraño. Seguramente era porque mi rostro estaba en una exhibición. Seguí buscando con la vista. Ese cabello rojizo no se confunde. Jamás lo confundiría. ¡Bingo! Te encontré, Val. Y si tu estas aquí, ______ también lo está. ¿Y ahora como le hago? Mis piernas se frisaron. Mis manos comenzaron a sudar y mi corazón no dejaba de palpitar. ¿Qué me pasa? ¡No esa sensación de nuevo! ¿Por qué a mi? ¡Vamos, Niall! No puede ser tan difícil. Miré a su lado. Había una chica con camisa morada a la que no lograba verle el rostro. Platicaba con una pequeña y adorable niña.
-Esta es tu oportunidad Horan. Es ahora o nunca-