Me levante por los rayos del sol que lograban entrar a mi habitación. Era bueno saber que ya no se escuchaba el ruido de aquel odioso tren. Miré el techo unos tres minutos y cuando fui a levantarme de la cama, sentí una leve punzada en mi espalda. Llevé mi mano hacia donde sentí el dolor. Era entremedio del cuello y el hombro. Al tocar el área, recordé que ayer me habían hecho un pequeño tatuaje. Me dirigí al espejo para alcanzar a ver que era. Ayer no tuve tiempo de revisarlo. Era un pequeño y hermoso tatuaje que decía "Sorridi, sei bellissima." Esto era genial, ¿Cómo no pensé esto antes? Viajo a un país diferente y no se hablar el idioma. Oh Dios, esto me va a costar mucho trabajo. Llevo tres días, pero no hablo con nadie, solo con Harry y el habla español. E italiano, por lo que veo. Deberé comenzar a aprender. Y espero que sea divertido. Me dirigí al baño, y me cepillé los dientes. Lave mi rostro con agua y jabón, y busque aquella camisa de Niall que traía puesta ayer. Me la puse nuevamente y me dirigí a la cocina para prepararme un delicioso desayuno. Al comenzar a caminar, me encontré con un papel. Este decía lo siguiente:
"Lamento haberte hecho sentir incomoda, ¿Quieres ir por un helado? -Harry xx."
Sonreí al ver aquella nota. La deje en su lugar y comencé a sacar algunos huevos. Encendí la estufa y me hice huevos fritos con una tostada. Jugo de naranja y luego un delicioso helado con Harry.
Narra Niall:
-¡¿Renuncias?! ¡¿Cómo que renuncias?! -Grito molesto y tirando los papeles en su escritorio.
-Renuncio. Como escuchaste. -Dije en un tono calmado, todo lo contrario al de él.
-Niall, eres el mejor de la empresa, ¿Cómo esperes que acepte que renuncias?
-No quiero hacer esto mas, Robert. -Me gire hacia la puerta para salir de su oficina.
-¡No puedes irte, señorito! -Grito intentando detenerme.
-¡Mírame! -Lo fulminé con la mirada y salí de aquella oficina. Fui a la que hace un minuto era la mía, recogí mis cosas y me encontré con una hermosa mujer.
-¿Renunciaste? -Pregunto coqueta.
-Si. -Dije mientras seguía recogiendo mis cosas.
-Extrañaré hacer escenas contigo. -Dijo acercándose a mí sensualmente. Tomó mi corbata en sus manos y comenzó a acariciar mi pecho.
-Rebecca, ahora no, por favor. -Me alejé de ella y salí de aquella oficina, dejándola sola con las ganas. Era tentadora, es una mujer muy hermosa. Cabello negro por encima de los hombros, cuerpo que cualquier mujer quisiera tener y un trasero y unos senos perfectos; pero no quería buscarme problemas luego de haber renunciado.
-Cuídate mucho, Niall. -Dijo su inconfundible voz. Me detuve, giré hacia ella y me acerqué.
-Nos seguiremos viendo. -Deposite un beso en sus carnosos y sabrosos, reconocibles labios.
-No quiero que te metas en problemas. -Dijo alejándose de mí y colocando su mirada en la mía.
-Gracias por todo. -Sonreí y salí de aquella empresa. Dejando odio y amor a la vez.
Narras Tú:
Luego de desayunar y darme una corta ducha, me puse unos cómodos shorts y una blusa azul que me regaló Val. Cogí mi teléfono y marque su número.
-¿Hola?
-Hola, hermosa, ¿Cómo estás? -Pregunte mientras buscaba mi nueva cámara.
-Muy bien, gracias. ¿Cómo esta todo por allá?
-Bien, es hermoso. Pero lo seria más, si estuvieras aquí.
-¿En qué numero habitación me dijiste que estabas? -Preguntó.
-Ocho treinta y dos. -Dije luego de encontrarla.
-Bien, pues no me dejes afuera. Es de mala educación.
-¿A quién le hablas? -Pregunté confundida.
-A ti.
-No te entiendo. -Contesté. La verdad es que no entendí.
-¿Puedes abrirme? -Escuche alguien tocar la puerta.
-No puede ser. -Dije mientras corrí hasta la puerta. Tiré mi teléfono al suelo y abrí para encontrarme con una hermosa sorpresa.
-¡HOLA! -Dijo contenta regalándome un abrazo.
-¡Val! -Correspondí. -No me dijiste que venias. Te hubiera buscado al aeropuerto. -Me alejé de ella.
-Era una sorpresa. -Sonrió.
-¿Y cómo sabias donde me estaba quedando? -Pregunte confundida.
-Digamos que alguien más lo sabía. -Dijo pícara.
-No entiendo. -Hice una mueca.
-Oh, cielos. Este viaje te ah hecho mal. -Dijo soltando una carcajada. -Tu amigo me ayudo.
-¿Qué amigo? ¿Harry?
-No sé, no recuerdo su nombre. Tiene el cabello rizado, ojos verdes, hermosa sonrisa y un cuerpo perfecto. -Dijo sonriendo pícaramente.
-Te adelanto que está soltero. -Reímos.
-Pues, si, ese. -Sonrió.
-Hola, señoritas. -Dijo él.
-Hola, Harry. ¿Cómo fuiste capaz de no decirme? -Pregunte dándole un leve golpe en su brazo.
-No hubiera sido sorpresa si te decía. -Sonrió. - ¿Vamos?
-Claro. Dejemos las maletas de Val aquí, y busco mi teléfono.
Narra Niall:
Soy un hombre con una pequeña historia:
La ilusione y así fue como se enamoró de mí. Le hice creer que era mi vida mientras existían otras 'vidas'. Recuerdo sus besos, sus caricias y otras cosas con las que jugaba y no me importaba. A veces pensaba que era muy buena para mí, pero no podía parar de jugar. Me creía un genio al ver como la tonta me creía y me perdonaba cada uno de mis 'errores'. Recuerdo su llanto por teléfono y sus largos mensajes. Recuerdo como rompí ese corazón donde yo vivía. Y recuerdo exactamente el día en que se fue. Ahora yo estoy aquí, extrañándola, esperando un mensaje, una llamada, un beso, un abrazo o una simple mirada. Y que tal vez pueda perdonarme, llorando por cada momento que no supe aprovechar. Momentos que no volverán y que solo ella sabia darme. Creí que ella era 'mi juego', pero terminó jugando mejor que yo. Ahora estoy aquí empacando mis cosas, recordando los lugares que estaban marcados en aquel pequeño mapa, con la esperanza de que eso sea una señal. Recogí mis cosas, renuncié, deje a mi mejor amiga, y ahora me dirijo al aeropuerto. Directo a comprar un boleto a la primera ciudad que recuerde. Y creo que será México. Será el primer lugar que voy a ir. Y espero encontrarla allí. De no tener suerte, iré a España. Si no tengo suerte, iré a Paris. Es una hermosa ciudad. La torre Eiffel es magnífica. De no tener suerte iré a Italia o a Nueva York. Serán las últimas ciudades a las que voy a ir. No hay tantas cosas interesantes en Italia, aunque es una hermosa ciudad. Y en Nueva York, se aburriría. Conociéndola, lo sé.
