Narras Tú:
Luego de comer algo, mejor dicho almorzar, fuimos a caminar por la ciudad. Hacíamos chistes y demás. Harry era un chico muy amable, era protector y muy simpático. Val es tan perfecta para él. Ella es hermosa, respetuosa y un chorro de cosas que no pudiera decir porque jamás terminaría. Hacen una bonita pareja, admito que antes me daba algo de celos su relación, pero no puedo negar que jamás amaría a un hombre como amé a Niall y eso era lo que me tenía mal. Llevo dos meses de embarazo y me vine a enterar ahora. Llevo en el vientre a una pequeña criatura que no tiene un padre quien la o lo sostenga cuando crezca, o quien la cuide o lo cuide y proteja mientras sale con sus amigos. Me siento tan mal por esto... no creo poder aguantar mucho mas. Y el hecho de que Harry y Val hacen buena pareja y tienen sentimientos el uno por el otro, me hace pensar que me quedaré sola para siempre y no puede ser así. Mientras caminábamos, sentí como mi teléfono comenzó a sonar. Era un mensaje de texto.
-Mientras más alejada de Niall estés, mejor. No te hace bien estar con él. Cuídate mucho, ______ querida. Protege a ese bebé más que a tu vida. Att: MT.
Odio estos mensajes. No entiendo cual es el propósito de molestarme de tal manera. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué no pueden decírmelo de frente? ¿Qué es lo que esconde o esconden? ¿Quién rayos es MT?
-¿Estás bien, ______? -Me preguntó Val distrayéndome de mis pensamientos.
-Sí. Eso creo. -Contesté luego de un suspiro.
-¡Oh! Miren lo que hay allá. -Dijo Harry señalando hacia la otra esquina de la calle. -Es el museo más famoso de Italia. Tiene galerías de fotos, cuadros, pinturas, además de historia. Eso suena algo aburrido, pero puede ser divertido. -Sonrió.
-¡No puede ser! Dejé mi cámara. -Dije desanimada. De seguro esta podría ser una gran oportunidad para tomar fotografías.
-El hotel no queda a varias cuadras de aquí. Si quieres vamos a buscarla. -Dijo Val amable.
-¿Sabes? Creo que iré sola. Necesito pensar, además, quédate mejor con Harry. -Sonreí.
-No soy sordo, ¿Lo sabías? -Dijo divertido.
-No dije nada malo, Styles. -Sonreí. -Regreso en una hora. No se vayan de allí. -Me voltee y llamé a un taxi. El hotel no quedaba tan lejos, así que me dio tiempo suficiente para llegar en unos quince minutos. Agradecí y me dirigí a mi cómoda habitación, pero cuando introduje la llave, la puerta no quiso abrir.
*Flashback*
-Disculpe, señorita. Creo que lo estuvo haciendo mal. -Se acercó un chico bastante lindo. Cabello rizado y hermosos ojos verdes. - ¿Me permite? -Me extendió su mano y le entregué la llave. Solo la giró del otro lado y esta abrió de un solo intento.
-¡Oh, Dios! Que inútil. -Reí por lo bajo. Me sentí como una estúpida.
-A todos nos pasa alguna vez. -Sonrió amable mostrando unos hermosos dientes blancos y unos hoyuelos en sus cachetes. Me entrego mi llave y siguió caminando hacia su destino.
-¿Trabajas aquí? -Pregunte haciendo que se volteara.
-No. Vivo aquí. -Sonrió e introdujo su llave a la puerta del lado.
-Oh, bueno, pues gracias, eh...
-Harry. Harry Styles. -Se acerco a mí y me extendió su mano.
-Harry. -Sonreí. -Me llamo ______. Un placer y nuevamente gracias.
*Fin del Flashback*
Esto me hizo reaccionar y giré mi llave, entonces ahora si la puerta había abierto. Entré, busqué mi cámara y Salí nuevamente. No me había tomado ni dos minutos. Cuando bajé del elevador, al dirigirme a la puerta de salida, vi un pequeño rótulo, que llamo mucho mi atención, pegado a una pared. Este decía lo siguiente: "Sei all'estero? Vuoi imparare l'italiano? Questa è la tua occasione! Registrati e imparare l'italiano in quattro settimane. Basta chiamare il seguente numero: 1-800-111-1111". Tenía varias palabras marcadas en otros colores, pero de tantos rótulos, solo este llamo mi atención. Entonces fui a una pequeña farmacia que no estaba tan lejos y le pedí a una empleada un diccionario. Entonces pude traducir aquellas palabras. Decían lo siguiente: "¿Eres extranjero? ¿Quieres aprender italiano? ¡Esta es tu oportunidad! Regístrate y aprende italiano en cuatro semanas. Solo tienes que llamar al siguiente número: 1-800-111-1111". Mi pregunta era... Si no saben hablar italiano por ser extranjeros, ¿por qué pondrían el anuncio en italiano? ¿Quién hace eso? Estaba algo confundida, pero no pensé dos veces en llamar. Me contestó una señorita. Por suerte hablaba español. Me dijo que pasara mañana por una pequeña oficina que se encontraba al cruzar dos calles del hotel. Acepté y con una pequeña sonrisa, me aseguré de que tenía mi cámara y llame a un taxi nuevamente para que me llevara con mis amigos. Como la vez anterior, se tardó solo quince minutos, así que no creo que me haya tardado una hora completa. Comencé a tomar fotografías mientras caminaba hacia aquel museo. No vi a mis amigos, así que comencé sola. Era un museo bastante grande, tenía muchas hermosas pinturas, lo que provocaba que le tirara muchas fotos. Todo era realmente hermoso. Los diseños, los colores, los estilos y hasta sus formas. La mayoría estaba escrito en italiano, por lo que se me hacia algo difícil entender, pero por suerte mañana comenzaría con las clases. Tiraba fotografías por aquí, y fotografías por allá. Retrataba cada rincón de aquel museo. Era inevitable irte sin un recuerdo; todo era demasiado hermoso para ser real.
-Veo que le gusta la fotografía. -Dijo una voz masculina totalmente desconocida. Me giré para ver quién era y era un apuesto hombre de cabello color castaño, ojos azules como el mar, perfil perfecto, piel algo trigueña, pero no oscura. Era de estatura alta, buen cuerpo y un gran trasero. Miraba para las pinturas, se veía muy concentrado en ellas, pero al mismo tiempo charlaba conmigo.
-Sí, me encanta tomar fotos. Es adictivo. -Sonreí.
-Genial. Debo saber cómo te sientes. Yo soy fotógrafo profesional, y como te imaginaras, eh retratado cientos de veces este museo. Es el museo más hermoso de Italia. Nadie podría irse sin una fotografía de aquí. -Sonrió y continuó mirando las pinturas.
-Es maravilloso. Me encantaría ser fotógrafa profesional. -Comencé a mirar las pinturas para seguir retratándolas.
-¿Qué te detiene? -Puso su mirada en mí, haciendo que aquella pregunta hiciera que me girara a verlo.
-No lo sé, no pude terminar mi universidad, eso no ayudaría mucho. -Contesté.
-¿Me permitirías ver tu mejor foto? -Pregunto curioso.
-¿La mejor? -Pregunté. -No creo tener una favorita, pero observa esta. Es muy curiosa. -Comencé a buscar en mi galería de fotos que traía en la cámara, y encontré justo la que estaba buscando. Extendí mis manos para enseñarle aquella maravillosa fotografía a un total desconocido. Era la fotografía de Zayn. Cuando estaba posando en aquel puente en un hermoso día soleado y un arcoíris como accesorio.
-¡Vaya! Eres muy buena. Creo que debemos reunirnos algún día. Tengo varios amigos a los que les interesaría tu trabajo.
-No quiero ser grosera, pero no gracias. -Sonreí amablemente y giré a las pinturas.
-¿Estás segura? Haces un buen trabajo. Serias muy buena como fotógrafa profesional, y no importaría tu certificado de universidad.
-No lo sé. -Sonreí. -Tengo muchos problemas personales.
-¿Cómo te llamas? -Preguntó.
-______. Me llamo ______ ______(Nombre y apellido). -Sonreí y extendí mi mano.
-Me llamo Louis. Louis Tomlinson. -Sonrió, tomó mi mano y segundos más tarde me soltó. -Aquí tienes tu cámara. -Me la entregó. -Piénsalo bien, ______. De veras serias muy buena.
-Gracias. Lo pensaré. Lo prometo. Oh! Por cierto... ¿Cómo sabias que hablaba español? -Pregunte curiosa.
-Si supieras lo que dicen las placas de esas pinturas, no estarías tomándoles fotografías mientras te ven. -Sonrió.
-¿Dicen algo malo? -Me preocupé. Soltó una pequeña carcajada.
-Mejor olvídalo. Bueno, ¿tienes número de teléfono? -Preguntó cambiando el tema.
-Sí.
-Bueno. -Me interrumpió. -Entonces guarda el mío. -Sacó un papel y en él escribió el número. -Llámame cuando lo pienses, ¿de acuerdo? No importa cuál sea la respuesta. Creo que ya debo irme. Fue un gusto, ______. -Sonrió y se fue.
-¡Ahí estas! -Dijo una voz familiar. Me giré y había acertado.
-Estaba tomando fotografías. -Sonreí. - ¿Dónde estaban?
-Caminábamos por ahí. -Dijo Val, algo nerviosa.
-Claro... como digan. -Dije con sarcasmo. Sonreí. Las expresiones de Val no eran normales. De seguro algo había pasado.
-Mejor ya vámonos. -Dijo Harry.
-¡Apenas acabo de llegar! -Chillé.
-No te quejes, ya tenemos que irnos. Esto se vuelve incomodo y aburrido. -Añadió.
-Está bien. -Dije entre dientes. Pedimos un taxi hasta que se nos acercó uno. Ahora iríamos al hotel a hacer quien sabe que en mi habitación. Y como siempre... yo estaría sola.