Narras Tu:
Me levanté rápidamente de mi asiento. Mi corazón comenzaba a latir cada vez más rápido. Cada paso que daba pareciera como si el camino se alargaba. Sentía que no iba a llegar jamás a aquella puerta. Comencé a agitarme por los nervios y cuando estuve a punto de entrar, sentí como una mirada profunda estaba clavada en mi. Me detuve. No quería que me llamaran la atención, pero cuando vi quien era, no importó.
-Me dejaras entrar, ¿cierto? –Dije esperando a que su contestación fuera sí.
-Solo si es conmigo.
-¡Pero Zayn! –Hice puchero.
-Soy doctor, ahora. Así que si usted no entra conmigo, no puede ver al paciente. Además, solo serán unos minutos. Luego puedes quedarte todo el rato que quieras. –Suspiré y rodee mis ojos.
-Bien. –Dije entre dientes. Kelly se sentó con los demás y Zayn abrió la puerta. Nuevamente pude ver a aquella persona tan especial. Aquel Rubio que había cambiado mi vida. Aquella maquina hacia su típico ruido y lo mejor era que esta vez él estaba despierto. Sonreí al hacer notar mi presencia. El logró verme, lo que hizo que también sonriera. Y hasta intentó hablar.
-No digas nada. –Dijo el pelinegro. El ojimiel siguió instrucciones y solo sonrió.
-¿Cómo te sientes? –Pregunté acercándome a él.
-¿Estabas aquí cuando dije que no dijera nada, cierto? –Preguntó Zayn.
-Me siento cansado. –Dijo luego de una pequeña risa a causa del comentario anterior.
-¿Te duele algo? –Preguntó Zayn.
-Un poco la cabeza.
-¿No que no podía hablar? –Esta vez dije yo.
-Disculpe, yo soy el doctor. –Dijo orgulloso, a lo que Niall volvió a reír.
-De acuerdo, doctor. ¿Me dejaría unos minutos sola con mi novio? Se lo agradecería. –Sonreí amable.
-Solo unos minutos. –Dijo y se retiró. Luego de ver como se iba, voltee a verlo. Este me miraba con una hermosa sonrisa.
-¡Niall, que sea la última vez que me haces esto! –Dije un poco molesta.
-¿Qué hice? –Preguntó inocente.
-¡¿Y me preguntas?! –El rió.
-Está bien, está bien. Lo siento, hermosa. Solo fue un accidente.
-Un accidente que te tuvo inconsciente por horas y te mató por yo no sé cuantos minutos más. –Dije seria.
-Oye, ya dije que lo siento. –Hizo puchero.
-Que sea la última vez. –Dije triste, pero aceptando su disculpa. No había forma de que le ganara una batalla. Todas las perdía.
-Te amo, ______. Te amo más que a nada en el mundo. –Dijo colocando su mano en mi mejilla. Acariciándome.
-Yo también te amo, Y mucho más que a mí misma. –Sonreí mientras comencé a acercarme a él. Sintiendo ese calor tan único que solo él me hacía sentir. Viendo esos carnosos labios que sabían cómo besar los míos. Extrañando su sabor, su cuerpo. Viéndolo directo a los ojos luego de examinar cada célula de sus labios. Esos ojos color azul que decían tantas palabras solo con mirarme. Acercándome tanto a él, que pude sentir como sus labios comenzaban a tocar los míos, convirtiéndose en un hermoso beso. Abriendo nuestras bocas para darle paso a nuestras, ya conocidas, lenguas. Sintiendo su aroma, probando una vez más su sabor, saboreando su aliento. Sintiendo como su mano comenzaba a jugar con mis cabellos mientras yo movía la mía para acariciar su mejilla. Abrí mis ojos para luego separarme solo un poco de él. Regalándonos ambos una sonrisa. –No quiero que vuelvas a dejarme. –Dije mientras escondía mi cabeza en su cuello para darle un abrazo. Sentir su cuerpo una vez más.
-No lo haré, princesa. Lo prometo. –Dijo y correspondió mi abrazo.