[Kunai 18]

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—La misión fué un éxito.— Decía Konohamaru, reportándose con el Hokage.

—Muy bien Konohamaru, como es de esperar de tí, pero ¿Cómo te fué con Sarada?— Preguntó Shikamaru mientras acomodaba unos libros.

—Ella... —Sonrió levemente.— Creo que encontró su salvación.

Esto llamó la atención de ambos hombres, Naruto preguntó curioso. —¿Qué?

—No qué, quién.

El Hokage abrió los ojos sorprendido, imaginándose de ante mano a quién se referia.

—Digamos que Sarada encontró el apoyo que nunca tuvo, en Boruto.

Un libro resvaló de las manos de Shikamaru por la sorpresa y los demás le miraron de reojo, lo juntó rápidamente y siguió acomodando.

—Vaya... Uzumaki Uchiha.

—¿Qué dijo?

—Nada, hablaba solo. —respiró hondo— Deberías saber que veo a Sarada como a mi sobrina y me duele verla mal. —Negó con su cabeza a la vez que tomaba un bolígrafo y jugaba con él.— Pero mi prioridad es Boruto y no quiero que ella le meta ideas estúpidas de venganza y odio.

—¡Naruto! —Dijo Shikamaru en forma de regaño por sus tan groseras palabras. —Ella sabe que su odio es de ella, además de que Boruto no tiene a nadie a quien odiar.

—A mi. —Levantó la mirada para dirigirse a su compañero— Tú mejor que nadie sabe que él pide que esté con él y por el trabajo no puedo, es una razón muy inmadura pero cualquier gota es señal para que inicie una tormenta; Sarada solo va a hechar limón en la herida.

—Te equivocas Naruto. —Esta vez habló Konohamaru.— Con todo respeto. Tú no sabes nada de ella, así que no puedes decir que tenga esas ideas.— Puso una mano en el escritorio con autoridad.— Es mi alumna y aunque seas el Hokage, no permitiré que hables así de ella.

Naruto no ocultó su leve enojo, no era común verle molesto, pero era su hijo, quería lo mejor para él.

—Puede que él sea la salvación de Sarada, pero si ella le da malos consejos ¿Quién lo va a salvar a él?

—¿No confias en que tu hijo sabrá qué decisiones son las correctas?

—Sarada no tomó ninguna.

—Sarada no tuvo a nadie que le enseñara qué era lo bueno y qué era lo malo; Más bien tardó mucho en desarrollar la maldición.

—No compares a mi hijo con e- —fué interrumpido.

—Nunca estás con él, así que tampoco hables mucho.

La tensión se sentía a leguas en el ambiente, Shikamaru seguía en lo suyo pero siempre alerta por si la situación se ponía seria.

—Y tú hablas como si fueras su padre.

—Pues le eh enseñado y eh estado más que el bastardo de Sasuke.

Un par de golpes en la puerta llamó la atención de los presentes. Haciendo que el Hokage carraspeara y hablara con un firme. —Adelante.

Kakashi entró y con él la tensión desapareció, esa sonrisa invisible hacia que cualquiera olvidara los problemas.

—Escuché una pelea desde afuera ¿Ocurre algo?

—Nada Kakashi-sensei.

El Hokage suspiró a la vez que se rendía, no quería seguir peleando con el Sensei de su alumno y amigo de la infancia.

—Bueno, en realidad vengo por otra cosa. —Le entregó un pergamino.— Encontré esto en las puertas de la aldea.

Naruto abrió de inmediato el pergamino y leyó en voz alta. —Buenas Tardes Hokage, somos de la aldea oculta de la Niebla, hace un par de días llegaron unos bandidos en nombre de la aldea oculta de la Hoja a robar pólvora y dinero, rogamos tenga presente esta información y haga algo al respecto. No queremos problemas. —El Uzukami respiró hondo.

—¿Bandidos?

—Esto es malo. —Dijo el Hokage con seriedad.— Alguien trata de manchar el nombre de Konoha.

—¿Cómo sabes que no son de verdad de la aldea?

—Confio en mi pueblo, no son tan descarados para hacer las cosas a nombre de la aldea, se nota que esas personas buscan provocar problemas.

—Tenemos que hablar con el país de las Olas.

—Shikamaru, traeme un pergamino.

[👓]

—¡Maldita sea!

Una chica entrenaba con sus compañeros en su respectivo campo, pero estos lograron darle un golpe certero en el estómago.

—Vamos Sarada, usa el Sharingan.

Ella se levantó con dificultad, pero de inmediato les sonrió. —No quiero depender de esa cosa ¿Y si no lo tuviera? —Hizo un par de sellos— Kage Bunshin no Jutsu.

Los tres entrenaban con energía, aveces reían y otras se maldecian entre ellos.

Sarada había cambiado, su sonrisa no era constante pero sí su actitud y forma de hablar cambiaron. Se podría decir que todo eso se debe al apoyo de Boruto, lo que había hecho durante el resto de la misión fué cuidarla y darle palabras de aliento.

Por fin encontró a alguien que no le tenía miedo ni asco, una persona que la quería por quién era y no por qué era.

No le gustaba depender de un hombre, no quería ser como su madre en tiempos de juventud; Pero ya le hacia falta alguien que la apoyara y acompañara.

Sasuke y Sakura notaron de inmediato el cambio, el mayor no estuvo para nada feliz de que su princesa se juntara con el hijo del Dobe, pero ya había aceptado de que no era nadie para impedirle nada a su hija.

Sakura por su parte estaba feliz, le alegraba infinitamente que su hija encontrara ese apoyo que ella misma nunca le dió; Solo esperaba que no se apoyara mucho en él, que no llegara a depender demasiado.

Mitsuki no estaba para nada feliz, si pudiera matar a Boruto lo haría con todo el placer del mundo; Odiaba verlo hacer feliz a su pelinegra, pero ya la había amenazado... Era un idiota sin remedio.

Pero lo mejor fué la reacción del pueblo, la chica estaba que gozaba con todo eso. Ella entrando a la aldea de la mano de su rubio preferido, la mirada de la gente en el suelo y ni un maldito comentario, já, se morían por dentro.

Sarada no era de las chicas que presumen a su ¿novio? ¿pareja? Bueno, lo que fuera. Prefería simplemente disfrutar el momento, aunque realmente gozaba y disfrutaba la reacción de los aldeanos.

Terminado el entrenamiento ella fué a la montaña de los Hokages, el atardecer se veía precioso desde ahí. Escuchó unos pasos a sus espaldas, acercándose a ella.

—¿Quieres disfrutar la vista sola?

Se relajó y sonrió levemente mientras veía como su Uzumaki se sentaba a su lado.

—Boruto, maté a una persona.

—Lo sé.

—¿Y no te doy asco?

El chico suspiró mientras miraba fijamente algún punto del atardecer, la Uchiha vió cómo el sol le daba un brillo especial a los ojos del rubio.

—Asco se le tiene a un gusano, a un insecto. —Sonrió mirandola.— Sé que en ese momento no pensaste...

—¡Por eso! —Se volteó para verlo de frente— ¿No te da miedo que vuelva a perder el control de mi misma?

Él la miró con una sonrisa ladeada, provocando que ella se sonrojara.

—Si eso llega a pasar, ahí estaré para detenerte.

Sarada dejó salir las lágrimas con felicidad mientras lo abrazaba con fuerza.

—Te quiero.

—Y yo a ti.

La Maldición de Sarada Uchiha [👓] NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora