Kunai 34

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La chica corría con felicidad buscando a su rubio, se sentía con mucha confianza, como si esa aldea siempre fué su hogar.

Cerró levemente los ojos al volver a escuchar comentarios.

-Mirala...-

-Es una descarada.-

-¿Cómo el Hokage permitió que volviera?-

-Asesina.-

Sintió como por un momento perdía el equilibrio, pero se tranquilizó y retomó el control. Kirai estaba deseosa de poder.

-Obviamente pendeja.-

-Cállate.-

-Jajaja... relájate, de todos modos ahora que lo pienso ya no vale la pena insistir.-

-¿A qué te refieres?-

-¿No sabes?-

-Déjate de rodeos.-

-Ya deberías tener una idea.-

-Esta conversación no tiene sentido.-

-Y tu enfado tampoco.-

-¡Kirai!-

-Vaaale, desde que naciste tienes un problema con tus...-

No pudo seguir escuchando ya que chocó con una persona.

Se puso de pie y empezó a recoger las manzanas que estaban en el suelo para devolverlas a la bolsa de compras.

-No sabe cuanto lo siento.- Dijo mientras le devolvía la bolsa a la persona que ya estaba de pie.- Hi-Hinata-sama...-

-¿Sarada?-

La ojiperla borró su hermosa sonrisa para dedicarle una mirada despreciativa a la Uchiha, la cual se sorprendió por tal reacción.

-Hace mucho que no la veo ¿Cómo se encue...?- Fué abruptamente interrumpida.-

-Déjalo asi Sarada, tengo que irme.-

No era que la odiara, si no que el recuerdo de Sasuke viendola a ella cuando tenía a su hijo muerto entre sus brazos era suficiente como para no querer ver a esa niña nunca más.

El Uchiha era el mejor amigo de su esposo y con el pasar del tiempo lo empezó a ver como parte de la familia al igual que Sakura.

Además estaba su hijo, el cual ya no era tan alegre y enérgico. Desde que la pelinegra desapareció se llevó con ella toda la felicidad que tenía su príncipe.

-Cla-claro...- La menor odiaba tartamudear.-

La ahora Uzumaki de dió media vuelta y empezó a irse, hasta que escuchó de nuevo la voz de la niña.

-¡Espere Hinata-sama!-

La nombrada no dejó de caminar, pero si bajó la velocidad.

-¿Qué se te ofrece?-

Cuando la chica estuvo al lado de la esposa del Hokage respiró ondo.

-No sé si me vaya a responder, pero... ¿Sabe donde está Boruto?-

Hinata casi se sintió ofendida, ¿Acaso ella quería juntarse con su hijo? Era lo último que quería.

Ya estaban a las afueras del mercado, por lo que al no pasar tanta gente se dió la libertad de hablar sin que la vieran raro por andarse juntando con una asesina.

-¿Es una broma?-

-¿Perdón?-

-Obvio sé donde está mi hijo.- La Uchiha sonrió.- Pero otra cosa esque te quiera decir su paradero.-

-Pero...-

-Eres una asesina, ¿Crees que dejaré que él se junte contigo?-

-Señora, yo no tengo ninguna intención de hacerle daño a su hijo.-

-¿Entonces para qué lo buscas?-

-Quiero hablar con él.-

-Ustedes dos no son nada, por lo que no tienen de qué hablar.-

Sarada estaba algo molesta.

-Disculpe, pero su hijo y yo tuvimos un noviazgo.-

La Uzumaki sintió casi como si la hubieran empujado, volteó la mirada hacia la menor.

-¿Qué?-

-Antes de que yo me fuera, fué una relación muy corta de tres meses pero...-

-¿A eso le llamas relación? ¿Tres meses y con trece años?-

Ahora la Uchiha estaba ofendida, nunca creyó que esa mujer que siempre se veía tan amable y maternal se burlara de ella.

-Mira, no quiero que te acerques a Boruto ¿Entendiste?-

-Ya entendí...- Hinata sonrió.- Pero no voy a obedecer.-

La ojiperla tuvo un dejavú, había pasado lo mismo con la menor hace unos momentos.

-No eh sido la mejor shinobi de este mundo, y también eh cometido errores al igual que usted.- La Uzumaki solo la miraba en silencio.- Nadie es perfecto ¿Sabe?-

-No me importa lo que hagas, solo no te acerques a...-

-Olvidalo, yo lo buscaré sin su ayuda.-

Hinata estaba molesta, pero si su hijo aceptaba la presencia de ella a su lado ¿Qué podía hacer? Eso era enteramente asunto de Boruto aunque ella no quisiera aceptarlo.

-En Ichiraku.-

La Uchiha se volteó, pero al hacerlo la ex Hyuga ya no estaba.

Sonrió, ella pensaba que el ramen era gusto solo del Hokage, ya que antes su rubio favorito solo comía hamburguesas... Pero parece que los gustos cambian.

-Eres muy terca ¿lo sabes?-

-Mira quién habla.-

-¿Qué ganarás con verlo?-

-No lo sé... Desde que me fuí eso es lo que más eh querido.-

-¿Y si te rechaza?-

-Tendré que vivir con eso.-

-No creo que lo hagas por mucho tiempo.-

La Maldición de Sarada Uchiha [👓] NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora