[Kunai 37]

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El leve pulso de la pelinegra lo relajó notablemente, volteó la mirada hacia la mayor.

—Tranquila, no fué su culpa.

—¿La maté?

Mitsuki negó rápidamente.

—Sumire la estaba controlando, Señora. —Guardó su Kunai.—-Ella tiene la invocación de Nue, con...

—¿Tan débil soy? —Se puso de pie.— ¿Me dejé manipular por una niña?

El chico tomó por los hombros a la Kunoichi que ya estaba de pie, con solo 15 años tenía la estatura de ella.

—Tengo un mal presentimiento de todo esto.

[…]

Un sonido bastante molesto para el Uchiha lo despertó de su ensoñación, se puso de pie y abrió la puerta.

—Buenas noches, Señor Uchiha.

El pelinegro veía a la niña con fastidio.

—Buenas noches, ¿Qué se te ofrece?

Dió un salto hacia atrás esquivando sin problema un tipo de Chakra que desprendía la pelivioleta; No podía verlo, pero si sentirlo.

—¡Nue!

Un pequeño ¿Gato? ¿León? ¿Qué era eso? Apareció frente a él.

—Amaterasu.

La pequeña invocación empezó a retocerse en el suelo por el dolor de las llamas.

Sumire sacó algo de su bolso rápidamente y lo tendió en el suelo.

—Jutsu de Sellado: Sello de Fuego.

Sasuke no cabía en su impresión al ver cómo esa mocosa sellaba su Amaterasu. Algo pintaba mal.

—Señor Uchiha —La pelivioleta tomó entre sus brazos al pequeño león.— Duerma.

Pero de nuevo al querer tomarlo bajo su control, el mayor con su Katana cortó el Chakra maligno. Sumire chilló molesta.

—¡¿Qué pasa con usted?! ¡Su mujer cayó muchísimo más fácil!

El portador del Rinnegan se quedó estático, analizando las palabras de ella.

—¿Sakura?

La Kakei sonrió triunfante, había encontrado su debilidad.

—Si, fué tan fácil controlarla... —Apretó a Nue contra su pecho.— Igual de fácil que haberla obligado a matar a Sarada.

Pronto vió al pelinegro frente a ella, casi sentía su respiración chocando contra su nariz. Un golpe fué suficiente para que ella borrara su estúpida sonrisa de su rostro.

Sumire jadeó al sentir su espalda chocar con una de las paredes de la casa.

—¿Mi hija qué?

Nue lloraba en los brazos de su portadora.

—¿Tú hija? ¿La misma que mató a TÚ hijo?-

Gritó sin miedo a ser escuchada. El mayor había clavado su Katana en el hombro derecho de ella, dejándola completamente fijada a la pared.

—¿Donde está mi esposa y mi hija?

—No te-

—¡¿DÓNDE?!

De nuevo gritó al sentir cómo un nuevo Amaterasu devoraba su mano sin piedad.

Nue estaba oculto detrás del cuello de la Kakei, consumido por el miedo.

La Maldición de Sarada Uchiha [👓] NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora