✘Capitulo 3✘

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Al día siguiente tengo más sueño de lo normal, no he conseguido dormir nada en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos, los suyos me venían a la cabeza.

-Dana, ¿me estás escuchando?- Nill me trae de vuelta a la realidad.

- Lo siento, estaba distraída. - le sonrío porque ya empieza a poner esa cara de preocupación. - ¿Qué decías?

No está muy convencido cuando dice - Hablaba de la universidad, ya queda poquísimo ¿sabes? Los demás estaban pensando en alquilar una casa fuera del campus, ya sabes para vivir todos juntos.

Sigo caminando a su lado mientras me muerdo el labio. La verdad es que quiero a mis amigos, pero vivir con ellos sería una locura. No me imagino viviendo con gente que organiza fiestas a diario.

-Genial. - me limito a contestar.

Me pasa el brazo por los hombros y me besa la mejilla.

-Ayyyy enana, enana, enana, que voy a hacer para que dejes de pensar en lo que sea que te tiene tan distraída. - no es una pregunta, solo un comentario por lo que ni me molesto en lo más mínimo en contestar y aparto su abrazo con sutileza.

En la hora del recreo nos ponemos en el sitio de siempre. Mis amigos se tiran cosas y se ríen, mientras Alis intenta estudiar. Estoy partiéndome de la risa viendo como Dan se abalanza sobre Eyden por tirarle una bola de platina a la cara, cuando vuelvo a notar como si el mundo se parara, levanto la vista y lo veo en la puerta de la cafetería. Me está mirando y sin pensar mucho en nada me levanto y me dirijo hacia él.

Paso a su lado y la poca conciencia que hay en mi me grita que tenga un poco de cabeza. ¿Qué coño estás haciendo Dana? Sigo de largo y me meto en la cafetería, necesito agua.

-Bueno para ser una cafetería de un instituto tan cutre no está mal.

No me sobresalto cuando escucho su voz a mi lado, me ha seguido hasta la cafetería.

Lo miro al fin y por primera vez lo analizo: pelo castaño, ojos grises, camisa negra y vaqueros súper apretados.

Me muerdo el labio, visiblemente nerviosa e intento formar una frase coherente.

-Emmm... Si bueno, no es tan cutre, solo es un instituto. - no sé que decir. ¿Acaso lo que he dicho ha tenido algún sentido?

Sonríe de lado y estoy segura que ha notado lo nerviosa que me he puesto. Genial, que vergüenza.

-Me llamo Kail. - me mira tan intensamente que no consigo retirar la vista de él. - Ahora se supone que me dices tu nombre. - vuelve a sonreír. Dios, pero que me pasa.

-Ya, perdona. Dana, me llamo Dana. - murmuro nerviosa.

Coge su botella de agua y me la ofrece. No sé que otra cosa hacer y bebo.

-Tu novio te busca. - abro mucho los ojos cuando lo oigo decir eso. Poco me ha faltado para escupir el agua.

Veo a Nill acercarse. ¿Cree que es mi novio? Oh vaya, eso si que ha tenido gracia. Empiezo a reírme como si alguien me hubiera contado el mejor chiste del mundo. Cuando noto su cara de confusión me doy cuenta de que he vuelto a dejarme en evidencia.

-No es mi novio, no tengo novio. - oh dios ha sonado tan patético. Cierro los ojos con fuerza deseando desaparecer.

-Bueno es saberlo. - sonríe de esa forma tan sexy otra vez. Joder, Dana concentrate pareces desesperada.

Nill llega hasta nosotros y fulmina con la mirada al chico de ojos grises. Kail en cambio lo mira divertido. La situación es tan tensa que estoy a punto de volver a soltar una risa nerviosa.

- Tranquilo, no me la he comido. - miro a Kail en cuanto lo dice y frunzo el ceño. - Todavía. - Y entonces me guiña un ojo, se da la vuelta y se va dejándome con la boca abierta.

Nill aprieta los puños. Yo tardo un poco en reaccionar. Vale, en realidad me quedo mirando la espalda de Kail mientras se aleja. Una no es de piedra y que tremendo hombre te diga eso y se vaya tan pancho, afecta de cierta manera. Cuando me centro en Nill estoy segura de que la vena de su cuello va a estallar en cualquier momento.

-Voy a llegar tarde a física. - le digo mientras pongo una mano en su brazo para que se concentre en mi.

Asiente y no me dirige la palabra en todo el día. Kail tampoco vuelve a acercarse, pero no he dejado de notar sus ojos clavados en mi. Ni falta hace decir que no me he enterado de nada de lo que hemos dado hoy en clase.

Cuando llego a casa intento entretenerme con lo que sea, no sé por qué me encuentro tan agitada. Me paso la tarde ayudando a mi madre a coser y me quedo hasta bien entrada la noche estudiando.

Cuando subo a mi cuarto ya es tan tarde que en cuanto mi cabeza toca la almohada el sueño viene a mi enseguida, y ya no me da tiempo a pensar en nada más.

InfernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora