✘Capitulo 17✘

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Un suave beso me despierta.

-Vamos, te llevo a casa. - dice Kail acariciandome el brazo.

Me visto y después de comer algo Kail conduce hasta casa.

-Escucha. - dice cuando aparca el coche en la entrada. -Esto es importante. Necesito parar esto, en esta semana voy a estar desaparecido, tengo que hablar con los demonios, buscar una solución.

-Kail, no hay solución, soy lo que soy. Vendrán otros, ¿verdad?

-Voy a encargarme de esto vale, no se volverá a repetir lo de anoche.

Como no sé que decir y estoy mentalmente agotada tan solo asiento. Estamos media hora despidiendonos, va a ser duro no vernos en una semana. Me promete que hablaremos cada vez que él pueda, pero no es lo mismo.

Entro en casa y me encuentro a mi madre sentada con el teléfono en la mano y gesto preocupado. Cuando me ve abre mucho los ojos, lanza el teléfono al sillón y viene hacia mi.

-¡Pero por dios santísimo Dana! ¿Dónde has estado? - me dice casi gritando mientras me zarandea.

-Tranquila mamá, estoy bien. Estaba con Alis. - miento y me siento fatal. A Kail se le debe de haber pasado cubrirme en esto.

-¡¡No me mientas Dana Hunter!! - me chilla histérica. -¡Alis ha intentado cubrirte pero se le ha terminado escapando!

Mierda...

-¿Podrías dejar de gritar? ¡Estoy bien! - digo mientras intento llegar a mi habitación, pero ella se mete delante y no me deja pasar.

-¡Que me digas ahora mismo dónde estabas! ¡¡Están todos buscandote, tu padre, tus amigos...!!

Me siento horrible por el mal rato que les he hecho pasar, pero está muy alterada y sé que hasta que no se relaje no podré hablar con ella. Tras varios intentos consigo pasar y me encierro en mi cuarto. Ella intenta abrir un par de veces, pero pronto se cansa y la oigo abajo hablando por teléfono. Seguramente avisando a todos de que ya estoy en casa.

Suspiro y me tiro en la cama. Cuando obligo a mi cuerpo a levantarse siento un dolor intenso en la nuca, me miro en el espejo y veo el morado que me ha dejado Nill. Tras bañarme me pongo un jersey de cuello alto que me ayuda a ocultar las marcas. Decido enfrentarme a mi gente y bajo a la sala donde todos se quedan callados al verme.

-Hija. - dice mi padre con alivio y me abraza con ternura.

Los abrazos se repiten con mis amigos. También ha venido Reese, no sé muy bien que pinta aquí, pero decido callarme, la cosa está muy tensa ya. Veo que Dan pone su mano en la espalda de Alis, por lo que supongo que lo han arreglado. Mi madre no me habla, se limita a observar la escena. Eyden en cambio me es de gran ayuda, intenta hablar de cualquier otra cosa para evitar el tema de mi paradero anoche. Parece funcionar hasta que a Reese, que ha estado sorprendentemente callada hasta el momento, le da por hablar.

-Madre mía, Dana. El susto que nos hemos llevado todos y tú con Kail pasando una noche romántica. - dice en tono burlón. Le dirijo una mirada asesina y aprieto los puños.

Veo el enfado en la cara de mi madre cuando habla. -¿Quién es Kail? - pregunta.

-Nadie, un amigo nuestro. No le haga caso a Reese, la pobre dice tontería pura cuando no se toma su medicación. -  Eyden salta en mi ayuda.

-Oh... Vaya, perdone. Pensé que lo sabía. Creo que he metido la pata. - dice Reese fingiendo preocupación. Cuando me mira y sonríe no me aguanto mas y me abalanzo sobre ella, que cae con gran estrépito. Mi madre chilla por la sorpresa de mi ataque. Yo agarro a Reese por el pelo y la zarandeo. Cuando Eyden y mi padre intentan separarme paro tan solo un segundo, pero sigo sentada a horcajadas sobre ella, respirando con dificultad.

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