✘Capitulo 15✘

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"Estoy en la sala de la casa de mi padre, él está borracho, estamos gritando. Ha vuelto a beber. Esta vez la pelea es intensa. Intento que él me entienda, que entienda que lo quiero, pero solo cree que lo ataco.
Salgo corriendo con lágrimas en los ojos, necesito alejarme. No puedo hacer nada para ayudarlo... Llevo corriendo mucho rato bajo la lluvia en la oscuridad, estoy empapada y agitada. Me paro a recuperar el aliento. Está todo tan oscuro que no veo el camión hasta que lo tengo casi encima, me quedo paralizada. Algo me empuja y me sostiene fuertemente, cuando abro los ojos veo los suyos grises."

Me despierto respirando con dificultad, bañada en sudor. Kail... La noche que me fui de casa de mi padre, los recuerdos borrosos, ahora lo recuerdo claramente. Él evitó que me atropellaran. ¿Por qué no lo recordaba?

Me levanto y me visto, salgo de mi casa sin despedirme de mi madre y conduzco a toda velocidad. Cuando llego al instituto veo a mis amigos en la puerta, él no está, pero sé que está aquí. Paso por ellos sin saludar. Llego a clase y lo veo sentado en su sitio leyendo un libro de biología. Al verme abre muchos los ojos y se pone de pie pero no se acerca.

-Estabas allí. ¿Por qué podía recordarlo?

-¿De que hablas? - pregunta, pero sé que sabe a lo que me refiero.

-Habla, Kail. Sé que hiciste algo para que no te recordara.

-Esta bien. - se pasa las manos por el pelo. -Esa noche estaba buscando un sello, y te vi. Debí dejar que ese camión te matara, se supone que no debemos interferir en el destino, pero no pude. No podía dejarte morir y te salvé. Borre tus recuerdos, te hice creer que eso nunca pasó. Ahí fue cuando me obsesione contigo, empecé a seguirte, a evitar que te pasara algo. Al principio me bastaba, pero mi necesidad de que me vieras, de que me volvieras a mirar, de volver a tener tus ojos sobre los mios, era tan grande que me metí en este instituto. - se acerca lentamente y al ver que no me alejo se relaja.

-Entonces, no lo sabías. Fue una casualidad...

-No, cielo. No lo sabía.

Las lágrimas se me escapan y no puedo evitarlo. No sabía lo mucho que me había dañado pensado que todo había sido un plan, hasta que me lo ha dicho. Kail se acerca más y seca mis lágrimas con sus dedos.

-¿Por qué lo recuerdo de repente?

-Has desbloqueado los recuerdos. No sé cómo lo has hecho, pero me alegro.

-Kai, yo... Lo siento, debí escucharte, pero me asusté. Tengo miedo a lo que siento, a que tú no lo sientas, a que te vayas. Con lo de mi padre me di cuenta de que no puedo mantener a las personas que quiero a salvo, tengo miedo a perderlo todo. No quiero ser esto que soy... - tengo mucho más que decirle, pero las lágrimas no me dejan continuar.

Kail me abraza. -Shhhh, lo sé. No me voy a ir a ningún lado, yo no. Estoy aquí contigo. - sus palabras encienden algo en mi interior, me calman.

No me quedo en el instituto, pues no hubiera podido concentrarme. Kail conduce mi coche hasta mi casa y me acompaña hasta mi habitación.

-Descansa, cielo. Eyden estará fuera hasta que yo vuelva. Nill sigue siendo una amenaza, tengo que encontrarlo. - dice dándome un beso en la frente. Yo asiento.

Aprovecho la tarde para explicarle a Alis lo de esta mañana, solo le digo que tuve una pelea con Kail y que lo arreglamos, se conforma con eso. Llamo a mi padre y me tranquiliza oírlo mucho mejor, le prometo que nos veremos pronto y le digo cuanto lo quiero. El resto del día lo paso en el sillón con mi madre viendo programas malos en la televisión.

Subo a mi cuarto después de cenar, me doy una ducha y le quito el seguro a la ventana. Me acuesto y me pongo a leer, no sé cuanto tiempo pasa hasta que me quedo dormida.

Un movimiento en mi cama y algo cálido cerca me despiertan, es Kail. Me abraza y me besa el hombro.

-¿Cómo ha ido? - pregunto aún con los ojos cerrados.

-Nadie quiere hablar de él. Tienen miedo a la furia de mi padre, pero los demonios son rastreros, encontraré a alguno que hable. - dice acostándose a mi lado y poniendo los brazos detrás de la cabeza. Cuando lo oigo referirse a Lucifer como su padre me entra la curiosidad.

-Cuentame cómo era todo cuando eras pequeño. - pido girandome para mirarlo.

-Pues me crié en el infierno. No hay mucho que contar. No me malinterpretes, me gustaba estar ahí abajo.

-¿Cómo era tu padre contigo?

-Muy estricto. Me entrenaron desde que tuve cinco años, tenía que ser letal, si fallaba mi padre me torturaba. Tampoco era tan horrible, gracias a él soy poderoso. - un escalofrío me recorre.

-¿Y tu madre se lo permitía?

-No la recuerdo. Viví con ella hasta que cumplí los cinco años, luego mi padre fue a por mi y me llevó con él.

-¿Pero si viviste en el infierno tuviste que haberla visto en algún momento no?

-Cielo, mi madre es un ángel. Incumplió las normas del Creador y bajo del cielo enamorada de Lucifer. Él vio en ella la oportunidad de engendrar al anticristo, pues ella no fue expulsada del cielo sino que se fue, así que no era un ángel caído.

-Vaya... - es lo único que se me ocurre decir.

-¿Y tu infancia? -pregunta mirándome.

-Pues, vivía con mis padres, tuve una niñez feliz. Hasta que mi padre empezó a beber para ahogar sus penas, empezaron las peleas en casa, los gritos...- dejo de mirarlo y miro al techo, perdida en mis recuerdos. - Se separaron, y fue muy duro para mi. Mi madre fue muy fuerte por mi y yo lo intenté ser por mi padre, pero no lo conseguí... El resto ya lo sabes, mi padre siguió igual, intenté salvarlo y bueno, no lo conseguí.

-Lo siento cielo. - me acaricia el brazo.

-¿A ti te torturaban y tú lo sientes por mi? - digo mirándolo perpleja.

Él se ríe. - Ya te lo he dicho, gracias a eso soy fuerte, además tenían que prepararme, no soy un demonio cualquiera.

-Eres increíble. - digo riendome al ver que lo dice como si fuera los más normal del mundo.

-Lo sé. - contesta sonriendo de lado. - Me gusta cuando sonríes. - dice, y yo me sonrojo. Kail se me acerca lentamente y me besa despacio.

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