Son las seis de la mañana y ya estoy en el descampado que hay más cercano a mi casa.
-¡Vamos Dana, flexiones hasta que no puedas más! - me grita el demonio.
-Te odio, que lo sepas. Eres un monstruo. - le digo mirándolo mal. El solo se ríe, lo divierte mucho todo esto.
Hago casi diez flexiones y digo casi porque en la diez me caí de boca contra la tierra. Me siento débil y me duele todo el cuerpo del ejercicio de ayer. Corro quince minutos que se dice rápido pero dios mio corred vosotros a las seis de la mañana. Cuando termino estoy empapada en sudor y respirando con dificultad. Me tiro en el suelo intentando recuperar el aire.
-Levanta, voy a darte algunas instrucciones para pelear.
-Tù... - trago, cojo aire y lo suelto para poder seguir hablando. - te lo estás pasando en grande, ¿verdad?
-No te lo niego, pero esto es necesario Dana. No siempre Kail va a llegar a tiempo a salvarte. Tienes que empezar a defenderte sola, tienes que empezar a luchar, Hunter.
Tiene razón. Saco fuerzas y me levanto del suelo. Esta también es mi lucha, él está luchando por mi, tengo que salvarme el culo yo sola.
Eyden sonríe satisfecho y empieza su discurso. -Bien. No estás luchando contra humanos, son demonios. Fuertes, rápidos, letales... - para hacer la demostración corre tan rápido que levanta tierra, joder cuando Kail me dijo que era rápido, si corre como Eyden ahora lo entiendo. -Son listos, muy listos, saben tocar donde te duele para que bajes la guardia. Nunca los escuches, solo ve a por ellos. Matarlos antes de que te maten. Y nunca se te ocurra bajar la guardia.
No sé como voy a luchar contra seres fuertes y letales cuando yo soy... yo.
-Es imposible que pueda hacer algo contra ellos. Solo piensalo, por Dios, mírame, soy débil mires por donde lo mires. - digo agitando los brazos estresada.
-No eres débil, solo no sabemos cuales son tus cualidades como llave.
-Tal vez no hay cualidades, tal vez solo sirva para abrir la puerta. Sé que tú y Kail lo pensáis, pero ¿y si solo soy la llave y no puedo hacer nada más? ¿Qué haréis entonces?
-Dana, llevamos escuchando hablar de la llave...de ti -se corrige - desde que eramos unos niños, nos criamos escuchando lo poderosa que eras. Lo poderosa que eres.
-Solo eran historias y si no soy tan poderosa como pensáis entonces no sé que...
-Deja de quejarte y lucha. - me interrumpe él. -Eres poderosa Dana Hunter, lo creas o no y ahora a entrenar, basta de tonterías.
Yo me muerdo el labio y le hago caso, no gano nada negándome. Eyden me enseña los puntos débiles de los demonios, que no son muchos: son fuertes, pero fáciles de distraer y son repetitivos en sus ataques si consigo analizar su manera de luchar lo tendré controlado.
Después de esto me permite sentarme bajo un árbol y me tira una botella de agua. -Te la has ganado. - dice mientras se sienta a mi lado. Nos quedamos en silencio un buen rato, yo no dejo de darle vueltas en la cabeza a una pregunta y al final decido que es Eyden y que ha sido mi amigo desde hace tiempo, pregunte lo que le pregunte no se enfadará, él no.
-Si eres un demonio, ¿por qué me ayudas? - le digo mirándolo a los ojos con cautela.
Él se ríe y me sorprende. -Ya estabas tardando en hacer preguntas, me estabas preocupando. -dice y me hace sonreír. - No solo soy un demonio, soy tu amigo ¿no?
-Pero no lo entiendo. Es tu gente, te criaste con ellos. A mi solo me conoces desde hace dos años.
-Dos años dan para mucho. - dice sonriendo. -Además esto es una locura, mi raza quiere el paraíso y para conseguirlo destruirán a los ángeles. Sin bien, no puede haber mal. Acabaran destruyéndose a ellos también. - prosigue y cuando se queda en silencio yo medito sobre lo que a dicho.
-¿Cómo acabaste en la Tierra? - me atrevo a preguntar.
-Los demonios somos libres de ir y venir cuando queramos. Solo los que tienen un puesto importante no pueden salir durante un periodo largo, ya sabes, no pueden desocupar sus tareas. -dice en respuesta pero no me quedo satisfecha.
-Me refería a cómo acabaste en un instituto. Eres un demonio, no creo que estudiar sea para vosotros algo importante. -un recuerdo de Kail con un libro de biología cruza mi mente. -Espera. - digo. -No solo te he visto a ti estudiando, Kail también. - frunzo el ceño.
-Tienes razón no es algo importante para nosotros, pero la curiosidad nos mata. Queremos entenderlo todo. - dice divertido.
-¿Conoces a Kail desde hace mucho? - pregunto pensando en la amistad que se traen estos dos.
-Todos conocen a Kail ahí abajo, pero si a lo que te refieres es a si había tenido trato con él, no. Tan solo sabía de él lo que todos decían, que debe llevar a nuestra raza a la victoria. - se queda pensando y se ríe. - Bueno, eso se supone, aunque nunca ha hecho nada de lo que se espera de él. Hace lo que quiere cuando quiere y porque quiere.
-No sois tan malos como creía que serían los demonios. - digo más para mi misma que para él.
-Ni lo malo es tan malo ni lo bueno es tan bueno. Los ángeles dejan mucho que desear; son calculadores y fríos. A veces dudo que amen algo que no sea a ellos mismos.
-¿Y vosotros si amáis? - digo mirándolo a los ojos.
-¿Lo dices por Kail? - levanta las cejas y yo me sonrojo. -Sí, podemos sentir y amar. Además no todos son iguales, claro que hay demonios que no pueden sentir porque están demasiado centrados en el odio y por supuesto que hay ángeles que aman.
-Pero se supone que los ángeles son seres de amor, y vosotros sois odio.
-Dana, nada de lo que crees saber es así. Los demonios son malos porque así tienen que ser, como te dije antes: Sin bien no puede haber mal, pero sin mal tampoco puede haber bien.
-Creo que no lo entiendo. -digo mordiéndome una uña.
-A ver, a ti te contaron que Lucifer fue expulsado del cielo por rebelarse. - yo asiento. - pues es un poco más complicado que eso.
-¿Qué quieres decir?
-Dios echó a su hijo porque se dio cuenta que el cielo no era su lugar. Él era soñador, quería ser libre, no valía como ángel. Lucifer quería pensar no solo obedecer ordenes, quería sentir y como te he dicho antes los ángeles son todo lo contrario. El Creador expulsó a Lucifer para que fuera libre. Y no creas que Dios es bueno por hacer eso por su hijo, si los ángeles son calculadores él lo es más. La caída de Lucifer proporcionó a la balanza el mal, equilibró las cosas. Digamos que Lucifer le salvó el culo a Dios. -relata Eyden.
-Vaya... - es lo único que soy capaz de decir.
-Bueno, espero haber resuelto tu pregunta más importante. - sonríe.
-¿A qué te refieres?
-Dana, te preocupaba que Kail no pudiera sentir nada por ti.
-Yo... No creo que lo que me has dicho cambie nada. - le digo porque es lo que pienso. Que me haya dicho que los demonios pueden sentir me ha quitado un peso de encima, pero no soy tan tonta, ¿por qué iba Kail a sentir nada por mi?
-Estas más ciega de lo que pensaba y no solo en el tema de ángeles y demonios, también con respecto a Kail. - dice muy serio. -Dana, no solo es obsesión lo que siente por ti, he visto como te mira como si fueras lo único que lo mantiene.
-Eso no es verdad.
-Sí, lo es. Y también es verdad que estás enamorada de él, estás enamorada de un demonio Dana Hunter. Del mismísimo anticristo. -dice sonriendo como si acabara de descubrir el mayor secreto del mundo. Yo me remuevo incómoda y me quedo mirando la botella de agua entre mis manos.
-Eso no cambia nada. Cuando todo esto acabe, el se cansará y se irá. Lo veo en sus ojos... Las ganas de vivir, de libertad... No se va a quedar atado a mi. - digo en alto lo que tantas veces he pensado y lo que tanto temor me da.
-Di lo que quieras, pero no está arriesgando todo, traicionado a su raza solo para salvar el mundo. Antes de saber lo que eras le daba igual como acabara la humanidad. Solo piénsalo.
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Inferno
Teen FictionTodo era aburrido, demasiado normal, hasta que llegó él. El caos. Está aquí para cambiarlo todo, para enseñarme a vivir y hacerme sentir morir, para hacerme sentir un amor que es más que amor. Trilogía Inferno. #1 Inferno. #2 Abismo. #3 Perdición.