✘Capitulo 38✘

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Me dejo caer con pesadez en la silla acolchada y un suspiro cansado brota de mis labios.

-Debería ir a asegurarme de que esos dos no se maten ahí fuera.- dice Lia interrumpiendo el silencio tenso en el que llevamos desde que Kail y Eyden salieron de la casa.

No espera a que nadie le responda y haciendo un gesto con la mano se marcha. Tras unos minutos me levanto y me paso las manos por el pelo. Yo tampoco quiero estar ni un segundo más aquí, necesito ir a casa y darme una ducha para relajar los músculos, noto la rigidez en todo el cuerpo.

-Yo también debería irme ya. - me muerdo el labio y fuerzo una sonrisa, la sonrisa más falsa que he puesto en mi vida.

-Puedo llevarte. - James suena avergonzado por la propuesta. Lo miro boquiabierta, no me puedo creer que si quiera piense que me iría con él. Suelto una carcajada escandalosa, ganandome miradas preocupadas.

-Lo que menos me apetece en este momento es compartir un minuto más a tu lado, James, por lo que no. No me subiré a un maldito coche contigo. - agito las manos como loca mientras hablo. Estoy perdiendo los nervios y ni siquiera sé por qué.

-Siento que Kail se haya ido molesto.- dice Amelie, deteniéndome cuando estoy a punto de abrir la puerta.

Sin darme la vuelta asiento y me apresuro a salir de la casa. No tenía nada que decirle, no es como si pudiera decir nada que la reconfortara. Necesita un acercamiento con su hijo y Kail no parece estar muy dispuesto.

Llego hasta el coche de Kail y encuentro las llaves encima del capó, genial. Cojo el teléfono y marco su número. Nada. No contesta. Repito la operación con los otros dos demonios, pero obtengo el mismo resultado.

¿Me han dejado tirada? Bueno a ver, tengo el coche y me han dejado las llaves, pero ¿se han ido sin mi? Algo no va bien.

-Dana. - me giro cuando James me llama. -Eyden ha llamado, entra.

Cojo las llaves del coche y obedezco, no es momento para hacerme la digna. En los minutos que estuve ahí dentro algo ha pasado y mis amigos podrían estar en peligro. Es raro, pero lo sé.

En cuanto entro en la casa, veo a Amelie caminando de un lado a otro. Daeve está con el teléfono en la mano y James me mira esperando mi reacción.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde están? - pregunto, no pudiendo aguantar más el maldito silencio.

-Al parecer cuando salieron se encontraron con impuros y están alejandolos lo más que pueden de aquí. - explica Daeve.

-Tranquila, estarán bien. - no es que el tono de voz que utiliza Amelie me tranquilice.

Estoy a punto de contestar cuando la puerta suena y todos nos miramos.

-Mierda. - maldice James.

Salgo corriendo y abro la puerta bruscamente. Me quedo de piedra en cuanto veo a la persona ante mi. Ella me mira levantando las cejas y llevandose una mano al corazón.

-Alis. - susurro.

-Joder, casi me da un puto infarto.

Abro la boca, pero la vuelvo a cerrar sin saber que decir. Ella parece confundida por verme aquí y no se me ocurre ninguna excusa creíble, tengo la cabeza con los tres demonios desparecidos.

-¿Tú no deberías estar de compras monstruito? - pregunta James llegando en mi ayuda.

-Emmm Alma se ha ido temprano, había quedado con Paul. - pasa por nosotros mientras habla y le tira las bolsas que ni siquiera había notado a su hermano. - Pero el caso es, ¿que hace Dana en casa cuando se supone que no podía quedar hoy porque estaba con su novio? - se da la vuelta encarandonos.

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