✘Capitulo 37✘

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-Hermano, no des un paso más, lo digo en serio. - le advierte Eyden.

Kail retira su mirada de la mía y se centra en nuestro amigo.

-Eyden, ¿recuerdas lo que te dije de colgarte por los huevos? - pregunta alzando una ceja. -Pues no vuelvas a ponerte en medio de mi chica y yo, porque te lo haré y disfrutaré, creeme.

Pasa un segundo y todos siguen en silencio, entonces Eyden suelta una carcajada y se lanza a abrazar a Kail, quien sorprendentemente lo acepta riendo.

-¿Pero cómo es posible? - pregunto confundida.

-Nunca ha tenido problemas para controlarse, no dudo que le haya pasado, pero no era permanente. - me explica Amelie mirando a su hijo con orgullo. - Seguramente algo lo hizo perder los nervios y se descontroló. Las inseguridades no son buenas amigas de los demonios.

Adivino que lo que hizo que Kail perdiera los nervios fue nuestra pelea y me muerdo el labio, desviando la mirada a la pared.

El chico de las alas se aparta de Eyden, quién lo deja pasar, en cambio Lia no me suelta. Él mira el gesto protector de la chica y sonríe burlón.

-Cuidado Lia, no vayamos a pensar que al fin has encontrado a alguien que te cae bien. Tu prestigio como zorra sin corazón se iría a la mierda y sabemos cuanto te has esforzado para conseguirlo. - dice y aunque parecen palabras duras y estoy a punto de defender a Lia, ella sonríe radiante.

-Vaya hombre, no iba a dejar que mataras a la única que sabe como mantenerte tranquilito.- dice apartándose.

Kail la ignora y sus ojos se vuelven a encontrar los mios. ¿Debería asustarme su aspecto? Posiblemente si, pero no lo hace. Acorto la distancia que nos separa y levanto mi mano vacilante poniéndola sobre su pecho ahora desnudo. Ha cambiado, pero es él. Lo miro de arriba abajo mientras deslizo mi mano por su pecho hasta su cuello y luego las dejo sobre sus mejillas. Cuando miro hacia arriba me encuentro con su mirada gris...

-Eres... - empiezo a hablar.

-Perfecto. Lo sé, nena. - termina él sonriendo con arrogancia.

-Bien, un problema menos. - Lia está desesperada por salir de la casa y no se molesta en ocultarlo. Y no la culpo, yo también estoy agobiada con tanta tensión. -¿Cómo podemos ayudar a Dana a que sus poderes se muestren?

Ni Daeve ni Amelie parecen sorprendidos por la pregunta de la chica. Es casi como si la estuvieran esperando.

Kail me suelta, pero se mantiene a mi lado.

-Está bloqueada. - la mujer se acerca cogiéndome de las manos. Su hijo gruñe una advertencia, pero ella no le hace caso. -No te preocupes, se desbloquearán cuando estés lista.

-¿Tienes que tocarla? - pregunta Kail mirando mal a la mujer.

La mujer pone los ojos en blanco soltandome. Kail vuelve a la forma con la que estoy familiarizada con facilidad y posa su mano en la parte baja de mi espalda.

-Te sentirás abrumada al principio con tanto poder, pero no te resultará difícil usarlo, forma parte de ti. Será tan natural como respirar.- Daeve se levanta frunciendo el ceño. -Si me disculpáis.

Sale cerrando tras de si y no se me escapa la forma en la que se ha asegurado de cerrar bien antes de irse. Algo pasa, pero supongo que no será grabe si los tres demonios y el ángel de la estancia no se han inmutado.

-Creo que tengo curiosidad, ¿como es amar a Lucifer, el señor del infierno, del dolor y el odio y bla bla bla?

Kail se lanza hacia Lia y la estalla contra la pared, tirando un retrato de la madre de Alis. Me toma por sorpresa y no me da tiempo a reaccionar.

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