✘Capitulo 6✘

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Salgo de la cocina con él siguiendome de cerca. Nos sentamos en el sofá dejando una distancia prudencial y cruzo las manos en mi regazo.

-Yo... - suspira. - No me creerás, no sé de que vale esto.

Dejo pasar unos segundos, es como si dentro de mi se librara una lucha. Creer a este chico al que apenas conozco, aunque sienta lo contrario, o salir corriendo de esta casa.

-Te creo. - lo digo más para mi misma que para él. Necesito escucharme decirlo porque siento como si la poca cordura que me queda se estuviera esfumando.

Me mira y frunce el ceño. - Soy... Yo no... Joder. - se pasa las manos por el pelo. Mi cuerpo reacciona a este gesto y me acerco a él, lo cojo de la mano. A la mierda la distancia prudencial.

- Soy un demonio. - se me acelera el pulso.

-Explícate. - es lo único que puedo decir.

-Joder, soy un puto demonio. Mi padre, es... Joder. Dana, te he puesto en peligro. - vuelve a pasarse las manos por el pelo.

Mi cabeza va a mil. No veo mentira en sus ojos y me preocupa la facilidad con la que puedo creerlo.

-Vale... Eres un demonio. - se me corta la voz cuando lo digo, pero me obligo a seguir. - ¿P-por qué... Por qué dices que me has puesto en peligro?

Cierra los ojos con fuerza y cuando los abre casi puedo ver la batalla que hay en su interior.

- Joder Kail, te estoy creyendo. Pero dime de una puta vez que pasa.

-Mi padre es alguien muy importante en el infierno. El es... Dana mi padre es el puto Lucifer. - lo dejo respirar, no sé que decir y sé que no ha terminado. - Me he dedicado a hacerle la vida imposible. No cumplo sus ordenes, me salto las normas, pero esto... Es demasiado, me he pasado. Me mandaron aquí a buscar los sellos del apocalipsis, romperlos y desencadenar el fin del mundo, soy el mejor guerrero que tienen. Pero te encontré y la cagué, deje de hacer mi trabajo solo por estar cerca de ti. Joder, si hasta me metí en el maldito instituto. Me dije a mi mismo que solo lo hacía para hacer enfadar a mi padre como siempre, pero... es más fuerte que yo, no puedo controlarlo. Mi padre ha mandado matarte, dice que tengo que estar concentrado en la guerra que se avecina y no en ti.- estoy en shock, no me muevo, no estoy segura ni de que esté respirando. Cuando ve que no puedo contestar sigue - Me alejaré de ti, estarás a salvo. Desapareceré, será como si nunca hubiera existido y estarás bien.

Clavo mis ojos en él. No. No se puede ir. Yo no quiero que se vaya... Tengo que asimilar todo lo que me acaba de decir, tengo que decidir si lo creo o no. Pero antes tengo que estar segura de que no se va a ir.

- No. - trago intentado aclarar mi garganta. -No quiero que te alejes. Solo... necesito tiempo para pensar en esto.

Se acerca y pone una mano sobre mi mejilla, cierro los ojos ante su contacto.

-No me voy a ir... - en su voz noto la sorpresa por lo que ha dicho.

No sé cuánto nos mantenemos así, cerca, con su mano en mi mejilla y nuestros ojos sin separarse. Hasta que más preguntas me sacan de mi estado de shock.

-¿Por eso has venido a mi casa? ¿Sabías que ella estaba aquí?

-Sabía que algo no iba bien

-¿Cómo lo sabías?

-Es... Yo solo lo sabía. - se encoje de hombros y de aparta un poco de mi.

-¿Quién es ella?

-La puta del infierno, se cree importante porque mi padre se la folla a veces. - habla con una rabia que me hace estremecerme. Parece darse cuenta porque suspira - Lo siento.

-¿Por qué...? ¿Por qué yo? ¿Por qué tirarlo todo a la mierda por mi?

Me coge de la mano y un suspiro cansado brota de sus labios.

- No lo sé. - frunce el ceño.

Tengo miles de preguntas más, pero ahora mismo necesito asimilar todo esto y analizarlo. Saber que todo esto es real.

-Prométeme que no te vas a ir. - cuando termino de decir esto sus ojos se oscurecen.

Si decido creerlo necesito que esté aquí para que me explique que está pasando y si es cierto todo lo que ha dicho y estoy en peligro necesito saber arreglar esto. Y necesito saber porque mi cuerpo reacciona como si lo conociera de antes.

-No me iré.

Kail me deja sola poco después, me da el espacio que necesito. Me paso todo el día en mi cuarto, mi madre me deja tranquila después de decirle que tengo migraña. Necesito estar sola y pensar en todo lo que ha pasado hoy.

InfernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora