Don't Say You Love Me |Terminada|

Mi vida eres tú

*Zayn pov*

Luego de mi aventura con Lauren por California, tras arribar a Miami había decidido solidificar la hermosa relación que llevamos, es por eso que en conjunto con Dinah, Justin, Ally y Hailey, planeamos una cena, una en dónde cambiaría el rumbo de nuestras vidas, dónde todo esto podría ser todo o nada en absoluto, es por eso que este día tendría que mantener a Lauren ocupada y sabía como resolver eso.

—Buenos días, preciosa.—veo a Lauren venir hacía mi lado y me besa en los labios.

—Buenos días amor.—Me dice y me abraza—¿que tal has dormido?-le suelto

—Bastante bien la verdad, la cama es muy cómoda y la gente que trabaja en tu edificio muy amable y agradable—se acaricia la barriga—. La cocinera me ha obligado a probar varias tartas que ha hecho—Río a carcajadas, conozco a Martha, era la antigua cocinera de mi madre, y se la obsesión que tiene de que sus inquilinos queden saciados.

—No te preocupes mi amor, que con la caminata que daremos podrás rebajar el empacho.

La mañana pasó volando, visitamos algunas tiendas en el centro comercial, visitamos más lugares de los que teníamos previstos, Lauren se muestra entusiasmada con todo lo que ve, compra en una tienda, luego en otra, definitivamente era la mujer de mi vida, era tan ella, no aparentaba ser alguien más, me gustaba todo de mi ojiverde.

Al caer la noche, le había comentado a Lauren que tendríamos una salida nocturna para conocer de un hotel que quería adquirir, ella simplemente asintió y corrió a cambiarse de vestimenta,  una vez que bajó todo estaba listo para retirarnos, llegamos a un privilegiado mirador, que tenía una vista de casi todo el sur de Miami, bajamos del auto y estábamos en la entrada del lugar

—Vamos—. Tome su mano

—¿Vamos a ir por aquí?—Me dice, pero no se niega y camina conmigo.

—Casi hemos llegado—le digo—.¿Puedes sujetar la linterna y apuntar justo ahí?—le señalo la zona que quiero que ilumine y hace lo que le digo.

Saco una manta de una mochila que Justin y Dinah habían dejado en mi maletero del auto, y la extiendo en el suelo. Me siento sobre ella y doy palmaditas a mi lado para que se siente conmigo. Lo hace.

—¿Dónde está el hotel que querías conocer? —me pregunta mientras termina de acomodarse.

—Estás en él—le digo. Apagó la linterna y le señalo el cielo—. Bienvenido a mi lujoso hotel de miles de estrellas, Ojiverde.

Mira dónde le señalo y su boca cae abierta. Me mira y vuelve a mirar al cielo.

—¡Esto es muy hermoso!—dice con los ojos muy abiertos—.¡Se ven millones de estrellas!

—En Inglaterra es imposible disfrutar de esto debido a la contaminación—le digo y la apego a mi regazo.

—¿Eso de ahí es la Vía Láctea? —me pregunta.

—Exacto —Le digo mientras observo su cara de niña entusiasmada.

—Solo la había visto en libros y documentales—en su mirada hay sinceridad

—Pues sigue mirando que ahora viene lo mejor...

—¿Hay algo mejor? —dice tiernamente.

—Sí, lo hay —le sonrio—. Te traje aquí por esa razón. Hoy es noche de lluvia de estrellas...

—¿Enserio? ¡Siempre he querido poder ver una! —Levanta la cabeza mirando al cielo y veo cómo su mano toca su cuello. Un pequeño gesto me indica que algo no va bien.