Big deal IV

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*Lauren Pov*

Cuándo por fin parece que se ha calmado se separa de mí. Limpia rápidamente sus lágrimas con el puño de su camiseta y se coloca recto, como si no hubiera pasado nada. No puedo evitar sonreír. Se avergüenza de que lo vea llorar. Le miro tiernamente y deja un dulce beso en la punta de la nariz.

—Lo siento —dice sincero—. Espero de corazón que esto funcione. Voy a darme una oportunidad. Creo que tienes razón, debería haber pensado también en ti y no lo hice. Voy a intentarlo por los dos —el café de sus ojos se intensifica—. Pero, por favor, no permitas aue te dañe. Habrá momento en que ni siquiera sabré que lo estoy haciendo. Tendrás que ser tú, quién lleve el timón del barco en ese momento. ¿De acuerdo?

—Tranquilo —le digo—. Lo vamos a conseguir. Nos merecemos algo bueno. Por lo que cuentas, creó que ambos hemos pasado malos momentos. Pero las cosas podrán cambiar si nos lo proponemos —sonrío, pero él baja su mirada.

—Ojalá sea tan fácil como dices —responde.

Se recuesta en la cama conmigo y pasa un brazo por encima de mis hombros. Me acomodo encima de él, poniendo mi cabeza en su pecho.

—¿Tu padre vive en Francia? ¿o en el vecindario? —le pregunto sin maldad.

Se tensa al instante. Antes habló de él, y aunque se que le cuesta, me gustaría saber un poco más de su historia familiar. Quizás así pueda comprender mejor de dónde vienen esas crisis.

—Lauren —contesta algo nervioso—. Hay cosas de las que todavía no estoy preparado para hablar. Y esa es una de ellas.

—Esperaré, entonces —le digo. Vuelve a calmarse.

Por su respuesta, puedo imaginar que detrás hay algo más. Pero hasta que no me lo cuente no sacaré conjeturas. No quiero presionarle más.

Rodeo su gran cuerpo con uno de mis brazos. Lo echaba tanto de menos. Poco a poco voy notándome más relajada. Sin duda, esta era la medicina que necesitaba. Estoy a punto de quedarme dormida cuando me llama.

—Lauren —mueve mi hombro—. Eh, oye, no te duermas.

—¿Qué pasa? —le miro somnolienta.

—No vas a dormirte con el estómago vacío —se levanta de la cama llevándose con él la mejor de las almohadas.

—Trae ese pecho aquí de nuevo si no quieres que me enfade —le digo bromeando, aunque realmente es lo que quiero.

—No. Mejor mueve tú ese culo y siéntate para tomarte el zumo —ríe—. Voy abajo por algo más. Lo que traje antes ya no debe estar muy apetecible.

A regañadientes, hago lo que me pide. Tiene razón. Necesito meter algo en mi cuerpo. Tomo de nuevo el vaso de zumo y se lo muestro. Queda la mitad.

—¿Contento? —le pregunto mientras doy varios sorbos.

—Mucho —me guiña un ojo—. Ahora vengo —sale por la puerta.

Quince minutos después llega sonriente con otra bandeja. El olor que desprende es exquisito y mi boca se hace agua al instante. Hacía días que no sentía hambre.

—¿Qué es? —le pregunto mientras me coloco en la cama.

—Ensalada y verduras al vapor. Es lo que más me gustó de todo lo que vi en la cocina.

—Huele delicioso —le digo.

Cenamos juntos. Consigo comerme más de la mitad de mi parte y mi estómago queda hinchado. Zayn devora la suya y lo que resta de la mía.

—Estaba riquísima —dice mientras acaricia su barriga y retira la bandeja.

—Es cierto —le digo.

Nos acurrucamos de nuevo en la cama. Tengo mucho sueño. Esta vez no me molesta y me deja dormir. A la mañana siguiente nos despertamos temprano. Zayn tiene que ir a trabajar. Apenas he puesto los pies en el suelo que ya tengo náuseas. Consigo contenerme y por el momento no tengo que ir al baño.

Finalmente, y con algo de esfuerzo, me convence para que me instale en su habitación. Me asegura que solo será hasta que me sienta mejor. Pero no me importa demasiado ceder. Yo gané anoche la primera ronda. Cada día me siento más fuerte mentalmente.

Mientras subimos insiste en que así él estará más tranquilo y yo tendré más distracciones que en una simple habitación.

—Bueno, tengo que marcharme o llegaré tarde a una junta con tu amigo G eazy —dice mirándome—. Siéntete como en lo que siempre ha sido. Nuestra habitación. Puedes tomar un baño si te apetece.

—Gracias. Posiblemente lo haga —le digo sonriendo.

—Me alegra saberlo —dice de nuevo.

Me toma por la cintura y besa mis labios. Es la primera vez desde que nos separamos que lo hace. Mi cabeza da vueltas y mi corazón late fuertemente. Necesitaba tanto de él... cuándo se aparta, suspiro y sonríe.

—Echaba de menos esto —le digo sonrojada.

—Procuraré que no te vuelva a faltar —dice y vuelve a besarme.

El día transcurre lentamente. Mi estómago está algo resentido, pero la debilidad que tenía ayer va desapareciendo poco a poco. He perdido la cuenta de las veces que he ido al baño solo a revisar si mi menstruación había llegado. Cada vez estoy más preocupada y obsesionada. Hoy debería ser el día clave, ya que, con las píldoras, mi cuerpo es un reloj. Pero parece que por el momento no tiene intención de aparecer.

Imagino que ocurriría si estuviera en ese estado. Además de que sería prontísimo, de que no estoy preparada y de que sería una pésima madre que no sabe cuidar ni de ella misma, estarían añadidos los problemas que tendría con Zayn. No quiero imaginar lo que ocurriría después de lo que me dijo anoche. Estoy segura de que no querría ni hacerse cargo él. Aunque tengo el dinero suficiente para cuidar de él.

He de admitir que la curiosidad me puede, y me gustaría saber cómo sería nuestra mezcla. ¿Tendría sus ojos? ¿Sería niño o niña? ¿ Y si realmente es genético y tiene sus problemas? Empiezo a notar náuseas de nuevo. Trato de tranquilizarme. Es normal que si estoy  estresada se retrase. Cruzo los dedos. Espero que solo sea eso. Ahora que todo parece estar solucionado con Zayn, no quiero arriesgarme.

Falta poco para que llegue de la disquera y estoy algo nerviosa. Paseo por la sala, la última hora es la que más larga se me está haciendo. Saber que lo veré dentro de poco me agita y me ilusiona. Tengo tantas ganas de abrazarlo que podría gritar. Necesito entretenerme con algo.

Entro en una de las habitaciones que me enseño antes, recordando que había libros. Busco entré todos ellos alguno que pueda llamar mi atención. Pero aparentemente solo hay Harry Potter, libros médicos y enciclopedias médicas. En una de las estanterías uno llama especialmente mi atención. No se parece a ninguno de los que he visto antes. Tiro de él suavemente y lo saco. Se ve algo más estropeado que los demás. Abro la primera página y descubro que no es un libro, sino un álbum de fotos. 《Vaya. ¡Menudo descubrimiento!》, me digo.

Las fotos de la primera página son todas en blanco y negro. Y por su antigüedad, dudo que Zayn esté entre los que aparecen en ella. Paso a la siguiente, y parecen algo más actuales, aunque todavía demasiado viejas para él. Justo en ese momento oigo como la puerta se abre. Zayn está de regreso. Rápidamente coloco el álbum en su sitio. No quiero que sepa que lo he visto, temo que lo esconda, y mañana cuándo vuelva a la disquera quiero seguir investigando. Estoy segura de que descubriré algo interesante en él.

Don't Say You Love Me  |Terminada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora