El informante

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*Zayn pov*

—Doctores —el agente llama de nuevo nuestra atención. Me paralizo—. ¿Podrían quedarse con ella hasta que vuelva? Tengo que salir unos minutos, necesito un café, y mi compañero tardará en llegar.

Jeremy yo nos miramos. La cosa no podría ponerse mejor.

—Tranquilo —dice Jeremy—. El paciente está en buenas manos. Tómese el tiempo que necesite —me guiña un ojo cuándo el agente no mira. Sé que ha pensado lo mismo que yo.

—Confío en ustedes —dice mientras se aleja.

Tomo aire y abro la puerta. La mano de Jeremy se posa en mi hombro.

—Con tranquilidad. ¿De acuerdo? Necesitamos información.

—No me pidas eso —susurro para que el policía no nos oiga. Todavía no está lejos.

La habitación está oscura. Hay varios monitores al lado de Camila. Está dormida. Lo único que me apetece ahora mismo es lanzarme sobre ella y acabar con su vida. La ira corre por mis venas.

—¡Eh, tú! —dice Jeremy fuertemente. Me sobresalto, no esperaba esa voz. Abre las persianas con violencia para hacer más ruido.

Cuando la luz entra descubro que por el tubo que sale de su garganta que está traqueomizada. Abre sus ojos con esfuerzo. Seguramente le están poniendo algún tipo de sedación. Cuando se da cuenta de quiénes somos sus ojos se agrandan, pero no se mueve. Hay pánico en su expresión.

—Hola, hija de puta. Veo que nos recuerdas  —digo con odio.

Miro las botellas de suero y compruebo que tiene calmantes y sedantes por goteo. Las cierro todas para que no le llegue el líquido.

—Vas a sufrir un poquito —le sonrío.

Pestañea muy rápido, y me extraña que siga sin moverse. Debería al menos intentar escapar. Jeremy solo mira. Sé cuánto hubiera deseado él poder tener una oportunidad así con el culpable de su desgracia. Me lo ha dicho tantas veces. Conociéndole, estoy seguro de que ha preparado todo esto para evitar que a mí también me quede esa espina clavada. Tomo los informes qué hay en la mesa y comienzo a revisarlos. A medida que leo mi ira se va disipando. Niego con la cabeza mientras sonrío.

—Increíble —digo.

Camila me mira atenta. Jeremy, confuso.

—¿Qué pone? —dice Jeremy curioso.

—Lo que nunca hubiéramos pensado —mi sonrisa se amplía—. Podemos irnos cuándo quieras. Aquí ya no hay nada que hacer —Jeremy frunce las cejas, y Camila sigue mirándome, esta vez, confusa. Por su expresión, sé que todavía no sabe nada. Mi corazón salta de gozo. Seré yo quien le dé la noticia, y no tendré delicadeza.

—Explícate —vuelve a decir Jeremy.

—Básicamente, que este trozo de mierda va a recibir el peor de los castigos —digo mirándole con desprecio—. La peor de las sentencias. Jamás hubiera imaginado una condena mejor para ti que esta —sus ojos están aún más abiertos que antes—. Tú, maldita cabrona, no podrás volver a mover ni un solo músculo en tu vida, y por lo que veo aquí, ni siquiera podrás protestar por ello, porque has perdido hasta el habla. Tu cártel será a partir de ahora tu asqueroso cuerpo.

—¡Joder! —dice Jeremy levantando sus cejas.

—Has hecho un buen trabajo, Jeremy —le miro ahora a él—. Bendita sea tu puntería —rio de nuevo—. Si le hubieras matado no hubiera poder gozar tanto como lo voy a hacer a partir de ahora. Por primera vez en mi vida veo una lesión de este tipo en alguien que realmente la merece. Tu disparo le ha deshecho parte de su columna vertical, provocándole una tetraplejía total e irreversible. Lo único que podrá hacer a partir de ahora será pestañear —puedo ver lágrimas en los ojos de Camila.

Don't Say You Love Me  |Terminada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora