Big deal

573 26 1
                                    

*Lauren Pov*

Han pasado cinco días desde que fui a ver a Justin y a mis padres, y desde entonces mi cabeza no para de dar vueltas. Por una parte, está Zayn, que según Jeremy me necesita. No sé cómo podría ayudarle, si desde que se fue no he tenido noticias suyas. Vivo pegada a mi teléfono esperando un milagro. Pero sé que no va a pasar. Yo tampoco me atrevo a decirle nada, basta que fue él quién decidió terminar todo esto. Pero estoy realmente preocupada.

Por otra parte, está Camila. Jeremy cree que sabe demasiado. Por mi cabeza han pasado miles de ideas hasta ahora. Sospecho de todos y de ninguno, es un sinvivir. Pero siempre he pensado que es demasiada lista y que no necesita de nadie para conseguir lo que le dé la gana. Pero por si acaso, tomaré las precauciones que él me dio.

Vuelvo a sacar el móvil de mi bolso y lo reviso. Con está, seguro que son más de trescientas veces he repetido este gesto hoy .《No seas idiota Lauren, no va a llamar ni a escribir. No le importas》, me digo para tratar de autoconvencerme. Necesito creer eso. Pero gracias a la pista de Jeremy no soy capaz de ello. Tengo la impresión que es cierto lo que me dijo. A Zayn le pasa algo. Una persona no puede cambiar tanto de un día para otro. Vuelvo a presionar el botón y el móvil se enciende. Sigue sin llegarme ninguna notificación. Siento rabia. No puedo más, está espera me va a matar, y lo peor es que no sé que estoy esperando, si cuándo se marchó fue claro.

Me dejo caer sobre la cama, cierro los ojos y solo lo veo a él. Me vuelvo a sentar. 《Mierda》, me digo. Me levanto y me pongo a caminar por la habitación. Siento las piernas débiles, y un pequeño mareo me obliga a sentarme. Debo haberme levantado demasiado rápido. Pongo mis manos sobre la cabeza hasta que se me pasa. Llevo cinco días apenas sin probar bocado. Debido al manojo de nervios que tengo en el estómago todo lo que como vomito. Casi no duermo y mi cuerpo lo empieza a notar. Si no hago algo acabaré enfermando.

Tomo mi móvil otra vez. Cualquiera que pudiera verme pensaría que tengo algún tipo de problema mental. Aprieto el botón para que se encienda. Nada. Al igual que las otras cientos de veces. No puedo seguir así. Tengo que saber algo de él como sea. Seré yo quién le escriba. Me tragaré el poco orgullo que me queda y, si no contesta, al menos tomará más fuerza la idea de que no quiere saber nada de mí y podre mentalizarme antes. Necesito matar la esperanza que me dio Jeremy para llorarle de una vez e intentar seguir con mi vida como buenamente pueda. Abro la pantalla de mensajes y mis manos tiemblan. Me he puesto nerviosa.

Tras un largo rato, cambiando las palabras mil veces y pensando en qué ponerle, por fin me decido.

Necesito saber cómo estás. Estoy preocupada.

Creó que es el mejor de todas las posibilidades. No le pregunto nada para que no se sienta obligado a contestar. Le expongo mi necesidad para que sepa que quiero saber de él. Y además añado la palabra preocupada para que sepa que realmente lo estoy. Espero que tenga el efecto que deseo.  Nunca antes había sido tan difícil para mí escribir seis jodidas palabras.

Cuándo le voy a dar enviar, dudo. Mis manos vuelven a temblar. Dejo mi dedo colocado en el lugar adecuado, cierro fuertemente los ojos para no verlo y aprieto. Definitivamente me falta un tornillo.

Cuándo llega la notificación confirmando qie se ha enviado correctamente, mi corazón comienza a latir con fuerza. Tengo que poner mis manos sobre el pecho para que no se salga de mi caja torácica. Demasiada presión estos días. Vuelvo a ponerme en pie y camino por la habitación.

Tras más de cuatro horas en ese estado llega la decepción. Y con ella, mi bajada de ánimo. No hay mensaje de vuelta. Apoyo mi cabeza en la almohada y pierdo la cuenta del tiempo que paso así. Estoy tan agotada que por fin, después de varios días, consigo quedarme dormida.

Oigo a lo lejos el tono de mi teléfono. Me despierto sobresaltada y corro hasta él. La habitación casi está oscura, pero me guío por la luz de la pantalla. Rápidamente descubro el nombre del remitente: ZAYN. 《¡Oh Dios mio!》, digo fuertemente poniendo una de mis manos en mi boca. Cuánto más de prisa quiero abrirlo para leer qué pone más me equivoco de teclas. Tras intentarlo varias veces, lo consigo.

CENA.

—¿Cómo? —digo decepcionada. No entiendo este mensaje.

—Eso mismo... que comas —grito fuertemente al oír a alguien hablar dentro de la habitación.

La luz de la mesita de noche se enciende y puedo ver que Zayn está sentado en uno de los sofá que hay en la habitación, con una bandeja de comida encima de sus piernas. No puedo creer lo que veo, debo estar soñando todavía. Intento enfocar mejor, pero estoy deslumbrada por la bombilla. Es él. Mi corazón lo reconoce y late desbocado. Aunque seguramente se deba  a que acabo de llevarme el mayor susto de mi vida.

—¡Estás loco! —le grito—. ¡Ha estado a punto de darme algo!

—Echaba de menos esos recibimientos  —dice sonriendo, pero la sonrisa no llega a sus ojos.

Me fijo más en él. Parece estar físicamente agotado y bastante más delgado. Ahora sí noto su pérdida de peso. Tiene círculos negros debajo de sus ojos y la barba más poblada.

—¿Cuándo has llegado? —le pregunto confusa y todavía tratando de reponerme.

No sé cómo reaccionar ante él. Si por mi fuera, me lanzaría a sus brazos. Es lo que más deseo en este momento. Pero tengo que sujetarme, estoy demasiado dolida y no quiero incomodarle.

—Hace apenas media hora —dice—. He llamado varias veces a tu puerta, y al ver que no abrías me he preocupado y he decidido entrar. Como es mi casa no necesito permiso —me guiña un ojo.

Sé que se refiere a mis palabras del otro día. Cuándo le dije que no tenía que pedir permiso para entrar a mi habitación porque era su casa/hotel. 《¿Intenta hacerme creer que está bien?》, me digo. Estoy segura que es para que no me preocupe. He leído el mensaje.

—No esperaba que llegaras hasta dentro de dos días —le digo sincera—. Estaba tan profundamente dormida que por eso seguramente no te oí  llamar.

—He acabado antes de lo que creía. Ahora solo tengo que esperar —dice mirando al suelo—. Seguramente en unas semanas tenga que volver, pero no es necesario que me quede allí, por el momento.

—Ehm... —digo. Estoy totalmente en blanco. No sé que significa nada de lo que está pasando.

—¿Tú cómo estás? —noto que me observa—. ¿Por qué no has comido en estos días?

—¿Cómo lo sabes? —le pregunto interesada.

—Me ha dicho Brad que las bandejas han estado bajando prácticamente llenas, y que no has salido de la habitación.

—No debería importarte —las palabras salen de mi boca casi sin que pueda evitarlo. Veo un gesto molesto en su cara.

—Pues por desgracia lo hace —se levanta del sofá y pone la bandeja en la mesita—. Cena esto, si esperas más se enfriará  —me mira—. Y ahora que ya se que estás bien me voy a mi habitación, necesito relajarme un rato.

—Zayn —no quiero que se vaya todavía. No sé qué decirle, pero no quiero que se vaya.

—Dime.

—No me tengas así, por favor —digo finalmente—. Creo que deberíamos hablar sobre lo que tenemos pendiente de una vez. Quiero saber a que atenerme y por qué has tomado está decisión.

—Hoy no tengo ganas de nada —me mira serio—. Tendremos que dejarlo para otro día —abre la puerta y sale de la habitación. Camina deprisa.

Salgo detrás de él. Siento de nuevo esa sensación de mareo, pero no puedo perder el tiempo en reponerme o se marchará. Quiero hacerle entender que necesito esa conversación.

—Zayn —se gira cuando le llamo, casi ha llegado al ascensor—. No te... no —algo está pasando en mi cuerpo. Mis rodillas comienzan a fallar y no me sostienen. Zayn frunce el ceño y puedo ver preocupación en su cara—. No... te... —lo vuelvo a intentar, pero no puedo hablar.

Todos los ruidos se alejan y mi visión se oscurece. Pongo una de mis manos sobre mi cabeza, pero mi brazo pesa demasiado. Trato de enfocar, y con dificultad logro ver a Zayn corriendo hacia mí. Pero antes de que llegue todo se vuelve oscuro.

Don't Say You Love Me  |Terminada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora