Doy un sorbo al líquido caliente de la taza que Terrence ha puesto frente a mí y respiro profundamente, sintiendo cómo el té de jengibre se desliza por mi garganta, calmando un poco mis nervios. Tan solo un poco.
- ¿Adónde lo conociste? -Cuestiona, sentándose a mi lado en el amplio comedor de su casa.
-Nunca lo vi antes -respondo, sincera-. Nunca.
- ¿Y cómo logró llevarte a ese auto, Phoebe? Es que no me cabe en la cabeza, eres fuerte, ¿no pudiste golpearlo? -gruñe-. O... alguien. Pudiste pedir ayuda.
-Nadie nos dio atención. No sé cómo lo hizo, pero... me tenía atrapada, me agarro las manos y no podía ni moverme -mascullo, y siento como si nuevamente viviera la escena-. Y yo no podía... no podía... yo no podía... no podía... ni siquiera... no podía moverme.
-Respira -me pide, y su mano se coloca sobre la mía, gesto que hace que mis nervios se disparen, junto con los latidos de mi corazón-. Está bien, no te presiono. Dilo cuando lo creas necesario, pero sería bueno que me digas cuanto sabes, porque esto no puede quedar de esta manera, Phoebe. Él tiene que pagar por esto.
Le doy un trago al té nuevamente y miro mis manos, que tiemblan como si fueran un terremoto. Estoy agitada aún, se siente como si de nuevo lo tuviera encima, y agradezco muchísimo que no haya logrado llegar tan lejos... o que no haya logrado llegar demasiado lejos, porque lejos sí llegó.
- ¿Quieres que llame a tu madre? -Pregunta, y yo niego con la cabeza, sin pensármelo dos veces-. ¿Y Astor? ¿Alguien?
-No -sorbo mi nariz, y niego con la cabeza-. Está bien. Tomaré un taxi a casa. No tengo ganas de explicarle esto a nadie. Si Lorette se da cuenta de que casi me... bueno... esto, por Irene, y Gabrielle, lo más probable es que nunca más me deje acercarme a ellas. Ni a ustedes.
- ¿Ustedes? ¿Quiénes? -frunce el ceño.
-Ustedes -repito, y miro sus ojos oscuros. De verdad, de verdad tengo ganas de acariciar su cabello-. Tú, Bradley... y ustedes dos. A Dante no puedo seguir hablándole, y a Zack casi no le hablo.
-No seas absurda, gorda -me dice, pero el apodo ya no suena tan divertido, suena más bien, como si lo dijera únicamente para hacerme reír. Demasiado obligado-. Vamos, te iré a dejar a tu casa.
Se pone en pie, al igual que yo, y, tras ponerme una frazada encima, me guía con cautela por el pasillo hasta la salida. Subimos a su auto, y conduce con tranquilidad por las calles hasta llegar a mi casa. Astor, quien siempre se entera de mis llegadas gracias al comunicador del primer portón, me espera en la puerta de entrada, junto a mis guardas.
- ¿Es siempre así? -Exige saber Terrence, mirándolos desde el auto.
- ¿Hablas de Astor y mis guardas? -Cuestiono y él asiente con la cabeza-. Sí, siempre es así. Pero... ya no me molesta. Hacen que me sienta menos sola.
-Me molesta mucho que digas que eres sola -masculla, o más bien, gruñe-. ¿Qué hay de nosotros? Tienes a Irene, a Gabrielle, a Dante, Bradley, y a mí. También a tu madre, y a la preciosa Ginger.
- ¿Sabes la razón? -Sonrío, y abro la puerta para salir del auto-. Conozco a Irene desde que tengo seis años, y sucede que ella no está siempre a mi lado, tal vez lo esté como una buena amiga, no lo negaré. Gabrielle también. Y Bradley, y Dante, y tú. Y Lorette, y Ginger es una niña preciosa, lo sé, su compañía es brillante... pero...
- ¿Pero...? -insiste.
-Al final del día, cuando la noche cae, soy solo yo -expongo-. Solo esta enorme casa, con todos los lujos inimaginables, mi mayordomo, mis cuatro guardas, mis empleados, y... estoy sola. O dime, ¿quién almuerza conmigo cuando estoy en casa? ¿Quién cena conmigo todos los días? ¿Quién me acompaña en el desayuno? No hay una hermana ruidosa con la cual gritar y pelear, al menos para hacer ruido. Tengo veinte caballos, que son usados para carreras con otras personas. Tengo un campo de golf que solo uso porque Irene ama ese deporte. Tengo una laguna artificial, y ni siquiera la visito porque es estúpido ir sola. Tengo una piscina, y tampoco la uso. Tengo amigos, pero no familia.
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No te arrepientas [Libro I]
Romance"Es tonto extrañar pelear con alguien, pero resulta que cuando te acostumbras al ruido, el silencio en el que te escondías en el pasado resulta completamente difícil de aceptar". [2017]